Cómo ayudar a tu hijo con una amistad tóxica

Las amistades son vínculos clave en la vida humana y son especialmente importantes para los niños. Ayudan al crecimiento, la capacidad de socializar e interactuar. Dicho esto, pueden ser fuente de alegría, pero también de gran sufrimiento. Muy a menudo se establecen vínculos tóxicos, definitivamente insalubres, que pueden entorpecer la serenidad de los más pequeños. Pero, ¿qué pueden hacer los padres? Conozcamos algunas pautas para poder ayudar a los niños en el caso de desarrollar una amistad tóxica.

Cómo ayudar a tu hijo con una amistad tóxica

Si notas cambios en como se comporta tu hijo o de repente ves que se entrega demasiado a un amigo o amiga pero no recibe un trato de igual a igual puede que se esté estableciendo cierta relación tóxica que dependiendo de la edad del niño puede llegar a ser algo bastante problemático.

Enumeremos algunas pautas que seguir y que pueden servirte para ayudar a tu hijo o hija con esa amistad.

Cambio en el estado de comportamiento

Observar cambios repentinos en su estado de ánimo, hábitos o comportamiento pueden ser señales de que esa amistad que tiene tu hijo o hija no es del todo sana. Si pierde interés en algo que amaba, o incluso deja de hacer las cosas cotidianas que solía hacer de forma natural, como jugar con su perro o pedirte el móvil para que le dejes jugar, es una señal de que tal vez algo está sucediendo en su mundo.

El comportamiento del amigo tóxico no pasa la prueba del espejo

Como padre, tu trabajo es recordarles a sus hijos su buen corazón. Díle: «Nunca le harías a nadie lo que tu amigo te está haciendo». Los amigos tóxicos crean y prosperan con la confusión y la distorsión. A menudo, el niño más empático no se da cuenta de quién tiene la culpa. Puede estar preocupado por haber hecho algo mal.

Escucha, no aconsejes

Es natural querer decirle a tu hijo que simplemente termine la amistad. Pero lo mejor es la empatía. Cuando tu hijo expresa preocupación por la amistad, el padre debe intervenir haciéndolo sentir apoyo, empoderando al niño y reconfortándolo.

Pídele a la escuela (o al entorno) que controle sus interacciones

Si la amistad se origina y pertenece al ámbito escolar puede ser bueno acercarse al director o profesor y pedir cooperación. Pero prepárate para que tal vez te digan que la amistad que se produce entre tu hijo y el otro niño es de lo más normal porque el niño «tóxico» no se muestra como tal con los demás y a menudo van a tener una impresión de un niño que puede no ser exacta. Esta aprobación pública alimenta el ego del niño tóxico.

Concéntrate en la vida interior de tu hijo

Haz todo lo posible para asegurarte de que tus hijos coman de manera saludable, hagan ejercicio, se mantengan al día con sus tareas y tengan buenas calificaciones. Pero hay otra parte de la paternidad, que coincide con estar en sintonía con el mundo interior de un niño. Solo porque sacan buenas notas o soy una estrella de rock en el campo de fútbol no significa que todo esté bien por dentro. Procura ser accesible al niño y a lo que pueda sentir. Que vea tus emociones y te mostrará las tuyas. Todos somos vulnerables y de vez en cuando tenemos que expresar nuestros sentimientos y también los niños tienen esa necesidad.