La Unidad de Insuficiencia Cardíaca de Juaneda logra una reducción del 75% de las rehospitalizaciones
La UIC, dirigida por la enfermera Yolanda Guijarro, ofrece cuidados, monitorización y respuestas a los pacientes
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La Unidad de Insuficiencia Cardíaca (UIC) de Juaneda Hospitales, en el Hospital Juaneda Miramar, con la enfermera Yolanda Guijarro como responsable, cumple medio año con un balance que incluye la mejora de la calidad de vida de sus pacientes, expresada en datos como que el porcentaje de reingresos ha pasado de un 100% a un 25%, una caída del 75%.
La mayoría de los pacientes con Insuficiencia Cardíaca (IC) han llegado a esa condición tras sufrir un infarto de miocardio. Ello genera un gran impacto emocional, en el enfermo y en la familia, y en salud «que desde la UIC estamos logrando paliar, ofreciéndoles información y cuidados que les ayudan a saber que pueden tener una calidad de vida muy alta».
«Los controles del peso, la hipertensión arterial, las retenciones de agua o las constantes coronarias», así como «toda la información que necesitan estos pacientes y que al conocerla a través de nosotros, además de los cuidados y los controles, está teniendo por efecto esta reducción de un 75% de los reingresos hospitalarios».
Yolanda Guijarro, responsable de la UIC de Juaneda Hospitales, es realista: «No podemos decir que se puede curar la insuficiencia cardíaca, pero sí que con los cuidados adecuados se pueden paliar muchos síntomas». Y añade: «Si no fuera por esta UIC y su equipo multidisciplinar, muchos de estos pacientes estarían como antes, con crisis y reingresos».
La UIC de Juaneda Hospitales está integrada por un equipo encabezado por la enfermera, con el cardiólogo Hugo del Castillo, el nefrólogo (por las complicaciones renales) Raúl García y Nuria Ribas, jefa de Medicina Interna de Juaneda Miramar, que realiza muchos de los diagnósticos de IC en Urgencias.
«Antes de la puesta en marcha de la UIC —señala Yolanda Guijarro— muchos pacientes reingresaban reiteradamente y tenían, fuera del hospital, una mala calidad de vida». Ahora tienen «el acceso directo a la enfermera, ya sea para una consulta de una medicación o para tramitar alguna gestión, además de la consulta mensual, les da una gran tranquilidad».
Sin esa información y cercanía, «muchos enfermos tenían miedo a hacer según qué tipo de actividades; ahora, al consultarnos, esos miedos desaparecen, las dudas quedan resueltas y se dan cuenta de que tener una IC no es sinónimo de muerte, sino de una situación a la que se han de adaptar, con una vida prácticamente normal, con cierta cautela».
El éxito de esta Unidad deriva en gran medida de que «cuando un paciente con IC viene a la consulta, yo no lo veo solamente como un cardiópata, sino de forma holística, global, vigilando sus constantes y derivando al especialista que sea necesario, cosa que agradecen mucho, pero también ocupándome de muchas otras necesidades humanas», concluye Guijarro.
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