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EL CUADERNO DE PEDRO PAN

‘Tanatologia’, de Xavier Uriz, una metáfora estremecedora con una puesta en escena deslumbrante

Es una de las mejores producciones que ha ofrecido el Teatre Principal de Palma desde que se inició la pandemia

Lo que subyace en el fondo es una profunda reflexión sobre la muerte deseada, enfrentando contradicciones y sentimientos

Un perfecto engranaje de la acción dramática y los flashes inesperados se conjuga sobre el escenario para articular con exquisita solvencia un relato que no deja de ser perturbador, pero al mismo tiempo también revelador de hacia dónde camina la sociedad contemporánea, tan sumida en la atonía. 

Tanatologia es una de las mejores producciones, si no la mejor, que nos ha ofrecido el Teatre Principal de Palma desde que se inició la pandemia, siendo la referencia exclusivamente temporal –los últimos 22 meses- y en absoluto atendiendo a su contenido centrado en la muerte asistida mediante el suicidio. ¿En realidad, no va de eso la eutanasia? 

La trama de Tanatologia la escribió Xavier Uriz el verano de 2018, de tal manera que no estaba en condiciones de imaginar que poco tiempo después el suicidio iba a ser una cuestión de máxima actualidad. Dicen de Uriz que domina a la perfección los juegos de escenario, que nada tiene de particular tratándose de un guionista de renombre si se me permite la expresión. Pero lo que de verdad me interesa, es conectar su maestría artesanal con el hecho de ser profesor de Filosofía, porque entonces ya tenemos la clave del éxito de su dramaturgia. En el fondo, lo que subyace, es una profunda reflexión sobre la muerte deseada, enfrentando contradicciones y sentimientos. Algo que el público capta de inmediato, moviéndole a la introspección.  

En teoría, la acción está ambientada en la sociedad de un futuro próximo en el que se vive una situación de “estado de bienestar ultradesarrollado”, en palabras del propio Uriz. Pero basta con rascar un poquito y comprobamos que en realidad hablamos del rabioso presente. En el que la soledad campa a sus anchas, o como dice el autor: “Vivimos en un mundo estresante falto de lazos comunitarios”. En definitiva, el panorama que se abre ante nuestros ojos es el de un mundo deshumanizado, alienado, ausente de emociones y, en este sentido, es una obra profundamente pesimista, siendo el eje central de la tesis del autor, de nuevo según cita textual, “por qué determinadas personas que tienen una situación magnífica para tener una buena vida deciden ponerle fin”. La dramaturgia y la escenografía se funden en una sola voz alumbrando un melodrama cargado de ironía y sentido del humor.   

Tratándose de una pieza que consume 120 minutos sin interrupción, lo que llama la atención es la abrumadora agilidad del relato, tapando cuadros en exceso dilatados con apuntes puntuales, a modo de gags, que rompen la monotonía por su calidad, sorpresa e inspiración. Si a ello sumamos estar ante un cuadro de intérpretes, absolutamente brillante, no cabe otra que dejarse llevar ante una puesta en escena deslumbrante, incluso picante. No hay aportaciones novedosas en los recursos utilizados, aunque sí voluntad provocadora en la manera de implantarlos en el desarrollo de la acción. 

La moraleja no tiene cabida aquí, pero sí la metáfora estremecedora que se concreta en el brumoso cuadro final, donde la tendencia al suicidio queda asociada a la condición humana, como parece simbolizarlo ese encuentro tan bien logrado artísticamente del futuro encarnado por la heroína azul y el inicio de los tiempos del homo sapiens. Brutal y fantasmagórico final.

En estos tiempos difíciles para las artes escénicas, que han sido puestas en jaque por el covid-19, al menos esta obra coral, que en definitiva es lo que es, pone en gran valor la necesidad de la empresa pública como el soporte necesario, incluso imprescindible, llegado el momento de afrontar trabajos cargados de ambición creadora. Y eb este sentido Tanatologia, además, es   una obra necesariamente exportable para reivindicar el arte dramático que  en su mejor versión también somos capaces de catapultar desde Baleares.