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Real Mallorca: de más a menos en una temporada que no pasará a la historia

El Mallorca cuajó una gran primer parte de Liga, pero la desperdició en una pésima segunda vuelta

La falta de gol ha vuelto a ser el principal problema de un equipo con muchas carencias

Arrasate ha sufrido el mismo proceso: arrancó muy bien, pero se va dejando muchas dudas

De más a menos en una temporada que no pasará a la historia. El Real Mallorca cerró ayer la Liga 24-25 con un empate en Vallecas ante el Rayo, aunque el resultado era lo de menos porque pasara lo que pasara no podía moverse de la décima plaza. A priori es una buena clasificación, pero lo cierto es que el equipo deja un regusto muy amargo porque sólo fue capaz de sumar 17 puntos en la segunda vuelta, lo que contrasta con los 30 con los que acabó el primer acto. Muchos jugadores han dado señales de que su etapa en la isla ha llegado a su fin y también Jagoba Arrasate ha experimentado una involución peligrosa: el técnico vasco arrancó muy bien, pero se va de vacaciones dejando muchas dudas, aunque su futuro está blindado por los dos años que le quedan de contrato.

De agosto a diciembre el rendimiento del Mallorca superó las expectativas. El equipo arrancó con un empate ante el Real Madrid en Son Moix y luego mostró una eficacia absoluta en lo que el año pasado fue uno de sus principales talones de Aquiles, los partidos ante los equipos de la zona baja. Ganó en Valladolid, Las Palmas y Leganés, los campos de los descendidos a Segunda, y además dio la gran sorpresa en el Benito Villamarín ante el Betis. En el último encuentro del año su victoria en Getafe abrió al mallorquinismo el sueño de la vuelta a competiciones europeas.

El arranque de 2025, sin embargo, ya delató lo que iba a ser la segunda parte de la temporada. El Mallorca lo estrenó con una inesperada goleada en Pontevedra, ante un rival de Segunda RFEF que le dejó al borde mismo de la humillación, y luego no estuvo a la altura ante el Real Madrid en la Supercopa de Arabia, en un encuentro que dejó mucho poso por lo sucedido al final con los aficionados y los familiares de los jugadores en la grada. Muchos futbolistas creyeron que la respuesta del club no había estado a la altura y eso abrió una herida que nunca llegó a cerrarse.

La fractura provocó una crisis inesperada agudizada por las derrotas ante Villarreal, Betis y Atlético y el empate ante Osasuna en Son Moix. Las Palmas ejerció de antibiótico con un triunfo terapéutico que permitió al equipo ahuyentar fantasmas no deseados y mantenerse en la lucha por Europa, más con el corazón que con la cabeza, porque lo cierto es que antes de que el Celta pulverizara todos los sueños sólo se había ganado uno de los cinco últimos partidos, y fue ante el Espanyol en la inolvidable tarde de los penaltis.

Una victoria inesperada en Donosti volvió a abrir la caja de Pandora, pero fue una ilusión porque en las tres siguientes jornadas el equipo no marcó un solo gol y sumó apenas un punto ante Leganés, Barcelona y Girona. Un triunfo ante el Valladolid sirvió como balón de oxígeno, pero Real Madrid y Getafe devolvieron al Mallorca a la realidad y dejaron el partido de ayer en Vallecas como un simple trámite.

La próxima será la temporada 33 del Mallorca en Primera, las cinco últimas de manera consecutiva, pero más allá de los datos el equipo se va de vacaciones dejando la sensación de que es necesaria e imprescindible una renovación profunda en la plantilla. A Ortells le espera un verano complicado porque hay muchos jugadores con contrato en vigor cuya situación es bastante complicada, pero esa será una historia que comenzará a escribirse desde mañana. Hoy, por lo que pronto, toca echar el telón a una temporada que no pasará a la historia.