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EL CUADERNO DE PEDRO PAN

La glosa asalta los ambientes capitalinos

El Auditórium de Palma acogió el pasado 2 de abril la primera edición de 'Glosa Fest'

El momento cumbre fueron los duelos entre Maribel Servera y Luis Paz Esquivel o Tomasita Quiala y Mateu Matas Xurí

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De acuerdo. Es una interpretación desde el punto de vista de un urbanita y aun así me apetece hacerla. Tiene que ver con la primera edición de Glosa Fest en el Auditórium de Palma el pasado domingo 2 de abril. La idea nos devuelve al confinamiento debido a la pandemia. Joan Bauçà, miembro de Diabéticas Aceleradas en los momentos fundacionales, decidió encerrarse en Villafranca de Bonany, su villa natal. Es allí donde se reencontrará con la glosa mallorquina o, dicho de otra manera, la poesía oral improvisada que se practica en la Part Forana, documentada desde el siglo XIX y que entronca con la expresión popular presente en otras culturas.

Básicamente hablamos de un divertimento de taberna, en el que un máximo de cuatro oponentes o glosadors combaten defendiendo posturas opuestas o representando papeles antagónicos. No hay acompañamiento musical, de manera que las tonadas se suceden A Capela. Pasado un tiempo, Joan Bauçà se incorporará al equipo de producción del Auditórium de Palma, elevando a la dirección su propuesta que es de inmediato asumida colectivamente.

No olvidemos que el patriarca fundador del Auditórium, Marcos Ferragut (1901-1981), nació y vivió muchos años en la Inca preturística, sólo a un paso de la Mallorca profunda, tanto como decir que la glosa estaba presente en la memoria de sus herederos. Nada tiene de extraño entonces la buena acogida al proyecto de crear un encuentro internacional de glosadores con vocación de continuidad. Lo ocurrido el 2 de abril sólo era el inicio de una aventura que aguarda futuros y enriquecedores encuentros.

Llegamos así al domingo 2 de abril con la platea de la sala magna a rebosar o sea de gom a gom. Nos disponemos a vivir el encuentro singular que no se producía los últimos trece años, tomando como referencia la invitación a la repentista cubana Tomasita Quiala a visitar Mallorca el año 2010.

Para focalizar conceptos conviene recordar que el repentismo cubano data del siglo XVIII y consiste en improvisar una letra con o sin música, aunque por lo general se acompaña del tono de la guajira. De su encarnación en la cultura popular da cuenta que desde el 2000 existe en la Universidad de La Habana la Cátedra de Improvisación en Cuba. Todo dispuesto, pues, para el encuentro de glosadors de Mallorca con los repentistas cubanos Tomasita Quiala y Luis Paz Esquivel. Así que, este urbanita se planta en la platea de la sala magna del Auditórium de Palma, bien dispuesto a observar cómo se van a suceder los acontecimientos. Lo primero que llama la atención es que ayuntamientos de la isla, un total de diecisiete, fleten autobuses para ayudar al desplazamiento de sus vecinos que lo deseen a vivir este encuentro.

Una vez ya en el interior de la sala, unos y otros se reconocen y se saludan, en un ejercicio de congregación sorprendente, por cuanto la sala llena suele precisar de la asistencia de muchos foráneos residentes para ir a completar el aforo. Aquella tarde del abril la presencia oriunda era omnipresente. Colarse como urbanita en tal acontecimiento es cuando menos reconocerte, sentir vivas tus raíces, aunque tu elección haya sido el ruido metropolitano. Un gozo en definitiva, pero también emergiendo múltiples interrogantes.

Los primeros glosadores en intervenir hicieron referencia al respeto que les procuraba aquella sala tan llena, solo la platea, aunque convencidos de ver en un futuro igualmente lleno el anfiteatro. Una mezcla de sorpresa y cómo no de grave admiración, porque la costumbre de taberna trascendía límites en la esperanza de alcanzar una mayor proyección. No pude menos que ir a reflexionar sobre cuánto le aguardaba a este Auditórium Glosas Fest.

La reacción entusiasta del público, jaleando encendidamente algunos de los momentos que se sucedían, era prueba evidente del presente en añoranza y me pregunté entonces en realidad cuál era su futuro. Hasta que lo entendí al llegar el momento cumbre de la velada: los duelos entre Maribel Servera y Luis Paz Esquivel o Tomasita Quiala y Mateu Matas Xurí.

Creo que era el presidente de la asociación Glosadors de Mallorca quien les susurraba al oído -de Quiala y Paz Esquivel- las traducciones de sucesivos enfrentamientos con Servera y Xurí en el ejemplar ejercicio de improvisada poesía popular. Imperativa y ejemplar cuestión de ejercicio de bilingüismo, en el que no dejaba de ser irónico apelar de continuo a «somos hermanos», en este encuentro bilingüe que sin embargo se nos niega a los oriundos.

La despedida de Xurí, rayando el mitin, explicaba a las bravas por qué la separatista Obra Cultural Balear (OCB) también había fletado autobuses: no interesa el entendimiento entre hermanos, si éste pone en entredicho la empresa de forzar la existencia de unos países catalanes donde el castellano nada tiene que hacer, sólo dejar de existir. Mi alma urbanita, y bilingüe, se levantó del asiento apesadumbrada y camino de la senda metropolitana que seguía estando ahí, deslumbrante y cosmopolita. Sabiendo, además, que el futuro de Glosa Fest se presiente necesitado de nuevos duelos de culturas hermanas, tal que cualquiera de tradición hablada en América Latina.

Va a ser que el bilingüismo quede relegado a una suerte de zoológico o no. Lo que no me impide reconocer en el Auditórium de Palma su grandeza de miras, en momentos que reclaman concordia y verdadero hermanamiento.