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Antich le guarda la silla a Armengol para que repita de candidata del PSOE en 2027 y no haya alternativa

El ex presidente retomó su agenda política después de que la presidenta del Congreso se fuese a Madrid

Su regreso refuerza la imagen de unidad del partido con Armegol tras la debacle electoral de 2023

En septiembre los socialistas le rendirán homenaje como presidente del primer tripartito balear

  • Indalecio Ribelles
  • Redactor OKDIARIO en Baleares, información local de Palma, social y política en general. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

El ex presidente balear, Francesc Antich, le guarda la silla a su discípula y ahora presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, para que vuelva a ser candidata socialista al Govern en 2027 por cuarta vez consecutiva, y no haya alternativa alguna, dentro de los socialistas de Baleares a la actual secretaria general.

Si hace dos años, en noviembre de 2022, el padrino político de Armengol dimitía por motivos de salud de la presidencia de una Autoridad Portuaria de Baleares (APB) inmersa en diferentes casos de corrupción, y parecía poner fin a su dilatada trayectoria política, fue colocar Sánchez a Armengol al frente del Congreso, y que Antich retomara su agenda y actividad política en Baleares.

Lo hizo en octubre pasado, recién nombrada Armengol presidenta de la Cámara Baja en unas jornadas sobre los cuarenta años del Estatuto de Autonomía, organizadas por la Fundación socialista Gabriel Alomar, donde Antich manifestó el orgullo de que el PSOE «haya confiado el cargo de presidenta del Congreso a nuestra secretaria general».

A sus 66 años que cumplirá en noviembre y tras llevar en política desde los 30 años, Antich fue presidente del Govern balear en dos legislaturas entre los años 1999 y 2003 y de 2007 a 2011.

Tras la derrota electoral de ese año fue designado por el Parlament balear senador autonómico y tras su breve paso por la APB, retomó su presencia en primera línea en el PSIB-PSOE, tras la marcha el verano pasado de Armengol a Madrid.

Pero no lo ha hecho en un plano secundario, sino acaparando protagonismo y hasta sosteniendo la pancarta.

Por ejemplo, lo hizo así en la concentración contra el español celebrada en mayo pasado, animando a la izquierda a apoyar la protesta de los independentistas de la Obra Cultural Balear (OCB) a favor de la imposición del catalán.

Y repitió el pasado mes de junio en una concentración a las puertas del Parlament contra el presidente de la Cámara balear de Vox, Gabriel Le Senne, tras rasgar éste accidentalmente la fotografía de la comunista Aurora Picornell, fusilada en la Guerra Civil.

Y en el arranque del próximo curso político este mes de septiembre, Antich será protagonista estelar en el PSIB-PSOE, que celebrará el 25 aniversario del primer Pacte de Progrés en el Govern (1999-2003) que presidía el político de Algaida.

Fue la primera coalición del PSOE balear con comunistas y separatistas del Partido Socialista de Mallorca (ahora Més per Mallorca) para hacerse con el poder en las Islas.

Una fórmula que después copiaría en Cataluña el PSC de Pasqual Maragall en 2003, que Antich volvió a reeditar entre 2007 y 2011, y que Armengol ha tenido siempre de referencia como alumna aventajada.

Unos gobiernos de concentración de todas las fuerzas políticas contra el PP, que han tenido consecuencias nefastas para los ciudadanos de Baleares que, sin ir más lejos, ya llevan pagados más de 400 millones de euros en sentencias judiciales por decisiones descabelladas adoptadas por esos gobiernos, como la política de desclasificación de suelos urbanizables para su protección, contraviniendo el marco legal.

Dos gobiernos autonómicos funestos los de Antich, apuntalado el segundo de ellos por la Unió Mallorquina de la condenada por corrupción Maria Antònia Munar.  Una fórmula a tres bandas que Armengol imitó durante las dos pasadas legislaturas (2015 y 2023) impulsando las mismas políticas.

Desde la imposición del catalán en la enseñanza y la paralela erradicación del español; desclasificación de suelos urbanizables que además de suculentas indemnizaciones posteriores han disparado el precio de la vivienda; subida generalizada de impuestos (con ecotasa incluida) y alianzas y pactos con los independentistas y golpistas catalanes.

Unas alianzas con entidades y partidos defensores de los fantasmales Països Catalans que fueron claves para que Armengol hace un año se convirtiera con el apoyo de ERC y Junts en presidenta del Congreso ,y en la política mejor pagada de España (215.000 euros anuales).

Consciente de que su sillón en el Congreso depende de la permanencia de Sánchez en el poder, Armengol quiere seguir viviendo de la política (donde lleva toda su vida desde hace un cuarto de siglo) más allá de lo que el futuro le depare al hoy presidente del Gobierno.

Para que no haya opción alguna de recambio al frente del PSIB-PSOE, pese a su debacle electoral de mayo de 2023, Armengol ha mantenido a su núcleo duro al frente del partido con Cosme Bonet, Iago Negueruela, Mercedes Garrido o Marc Pons.

Unos dirigentes que sabe que no le van a hacer sombra, y a ellos ha sumado la figura de Antich para mantener a raya a la vieja guardia del partido y acallar cualquier crítica al sanchismo, convertido ya en religión para los socialistas de Baleares.

Si después de cada derrota electoral, el avispero socialista se agitaba y surgía alguna alternativa, corriente crítica o dirigente contestatario a la deriva nacionalista catalana de Antich y Armengol, en este caso no ha sido así, porque ya se ha encargado Armengol de laminar cualquier intento de oposición interna durante sus dos legislaturas al frente del Govern.

El último intento de enfrentarse al ya sempiterno aparato del PSOE balear tuvo lugar hace una década, y llevó la firma de la ex delegada del Gobierno, Aina Calvo, hoy, secretaria de Estado de Igualdad y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, que logró plantarle cara a Armengol, pero que fue derrotada en unas ajustadas primarias a la secretaría general, por apenas 1.000 votos.

Hoy en día Armengol y la cúpula del partido socialista en las Islas, no tienen recambio posible y la casta política de la calle Miracle de Palma, sede socialista, parece tenerlo todo controlado para perpetuarse en el escaño, y seguir viviendo de la política, ya sea gobernando o en la oposición como ahora sucede, sin que nadie alce la voz.