Andalucía
Entrevista

¿Un tsunami en España este siglo? Habla un experto: «Es muy probable, falta saber su magnitud»

Jorge Macías, profesor e investigador de la Universidad de Málaga, advierte: "Tenemos que estar preparados"

En 1755, un terremoto en el Atlántico provocó un tsunami de 15 metros que dejó 2.000 muertos en Cádiz y 70.000 en Lisboa. De aquello han pasado ya tres siglos, pero la probabilidad y el tiempo juegan en contra. «Allí donde hubo un tsunami, volverá a ocurrir. Y donde no lo hubo, a lo mejor lo hay», resume Jorge Macías, experto en tsunamis y profesor de Matemática Aplicada de la Universidad de Málaga (UMA).

Asumiendo que habrá uno tarde o temprano, queda por despejar otra incógnita: cómo de grave será. La ola más grande jamás registrada, en Canadá, se elevó 210 metros, algo menos que la Torre Cristal de Madrid. La historia reciente ha dejado catástrofes naturales en el Índico (230.000 muertos) y Japón (casi 20.000), ambas en este siglo. Macías no cae en el alarmismo, pero advierte: Cádiz y Huelva son zonas de alto riesgo, y un tsunami en el Mediterráneo llegaría a sus costas en 15 minutos.

Dado que su naturaleza es impredecible, la herramienta más útil es la prevención. Chipiona (Cádiz) se ha adelantado a todos y es el primer municipio de España con sello de garantía antitsunamis, otorgado por la Unesco. Cádiz también está implantando planes de actuación y realizará un simulacro a final de año.

En 2022, la Universidad de Málaga celebró la reunión AGITHAR, un congreso que juntó a investigadores y expertos mundiales en tsunamis. «El del Índico fue un gran fracaso para la humanidad y para la ciencia», lamenta Macías, que en conversación con OKDIARIO Andalucía explica por qué se produce este fenómeno y cómo hay que estar preparados. Y, ya de paso, desmonta algunos mitos.

PREGUNTA.- ¿Cómo se convierte uno experto en tsunamis?

RESPUESTA.- Fue un poco por casualidad. Nosotros [el grupo de investigación EDANYA] somos especialistas en simulaciones de fluidos geofísicos, es decir, del comportamiento del agua en la naturaleza: la rotura de una presa, las corrientes marinas, el movimiento de un vertido contaminante… Hay muchas aplicaciones. En 2013 presentamos un trabajo en un congreso de geofísica donde abordaban los tsunamis provocados por deslizamientos de tierra. Mostramos una simulación de la ola más grande de la que se tiene constancia, la del megatsunami de la bahía de Lituya, en Alaska, que alcanzó los 210 metros y llegó a elevarse hasta los 524. Era la primera vez que se simulaba en 3D.

Tras la presentación se acercaron unos colegas italianos que trabajaban en sistemas de alerta: ‘¿Esto que hacéis para deslizamientos de tierra, podríais hacerlo para tsunamis provocados por terremotos?’. Dijimos que sí, que es más rápido de calcular. Y ahí empieza nuestra historia con los tsunamis. Luego nos hemos involucrado en proyectos europeos, hemos colaborado con Chile, hemos recibido financiación de EEUU, de Italia… Pero fue por pura casualidad.

P.- ¿Una ola de más de 200 metros?

R.- Sí, la ola en sí fueron 210 metros, pero luego escaló 524 metros sobre tierra. Hubo un terremoto en la bahía de Lituya y desencadenó un deslizamiento masivo de terreno, cayó al agua y levantó una ola gigantesca que escaló por una montañita que había enfrente. Fue muy localizado, no hubo víctimas. Se sabe que el agua alcanzó esa altura porque dejó una línea de árboles afeitados. Este evento está en el libro Guinness de los Récords.

Bahía de Lituya, semanas después del tsunami de 1958. (DJ Miller/United States Geological Survey)

P.- ¿Qué condiciones se tienen que dar para que haya un tsunami?

R.- Se producen principalmente por terremotos bajo el mar, como el del Índico o el de Japón, pero también pueden ocurrir por deslizamientos, como el de la bahía de Lituya. Estos son los más difíciles de prever y los más peligrosos. Pueden producirse también por deslizamientos submarinos. Se cree que en el de Japón, además del terremoto, hubo varios de estos deslizamientos. Y también pueden originarse por erupciones volcánicas submarinas o por el colapso de una isla volcánica, lo que podría pasar en La Palma o en Estrómboli (Italia).

Isla de Estrómboli, en Italia. (Carsten Steger/Wikimedia)

P.- ¿Cuánto tiempo pasa entre un terremoto submarino y un tsunami?

R.- Es instantáneo. ¿Cuánto tarda en llegar a la costa? Depende de a qué distancia estemos. En Japón y en Chile las fallas están muy cerca de la costa y la ola llega muy rápido. En el Atlántico, el tsunami de 1755 tardó una hora en llegar a las costas de Cádiz y Huelva. Es el mayor desastre natural de la historia de Europa. En el Mediterráneo es verdad que las fuentes (sísmicas) no son capaces de generar grandes tsunamis, pero tienes menos tiempo. Hablamos de 10 minutos, 25 máximo. En el tsunami del Índico hubo varias horas de margen para evacuar, pero no existía ningún sistema de alerta y no se hizo.

P.- ¿El de 1755 es el último tsunami que ha sufrido España?

R.- No es el último, pero es el megatsunami. A Baleares llegó uno en 2003 que se originó en Argelia. Hubo daños en puertos y bahías. El de 1755 es el segundo de la historia en número de víctimas. Se estima que murieron unas 2.000 personas en Andalucía, y eso que la costa no estaba tan poblada como ahora. Sólo había pueblos de pescadores. Pero en Lisboa, la gran urbe del momento en la zona, murieron entre 60.000 y 70.000 personas. En Cádiz, que es prácticamente una isla, hoy día el impacto sería brutal.

Recreación del tsunami de 1755. (TEDx Talks)

P.- ¿Y el del Índico de 2004? ¿Cuántas víctimas dejó?

R.- Se habla de 220.000-250.000. Con una alerta adecuada, había tiempo suficiente para evacuar. Es un gran fracaso para la humanidad y para la ciencia. En el de Japón, que fue mucho más rápido y más difícil de gestionar, hubo 12.000.

P.- ¿Qué altura alcanzaron las olas del Índico?

R.- Unos 12-14 metros. Hubo víctimas en muchos países, incluso en África, y eso que la ola llegó 10 horas después.

P.- ¿Qué avances hay en los sistemas de predicción temprana de tsunamis? ¿Cómo se monitorea el peligro en tiempo real?

R.- Todos los países tienen un sistema de detección de tsunamis. En España se encarga de ello el IGN (Instituto Geográfico Nacional). Si detecta un terremoto lo suficientemente grande como para generar un tsunami –que se sabe a los pocos segundos–, recopila una serie de datos y lanza una simulación que recrea el avance de la ola y su impacto. También usa boyas virtuales para calcular su altura. En tres minutos tienes una simulación. Luego emite una alerta y manda la información a los ayuntamientos y Protección Civil. Para eso necesita 5-10 minutos.

En el tsunami del Índico las ollas llegaron a África 10 horas después, y aún así hubo muertos

Lo suyo es que haya planes de actuación ensayados y que funcionen, porque hay poco tiempo. Debe estar todo preparado. Si estás en la playa, habrá altavoces que te avisen. También está el S-Alert. Lo importante es que la gente sepa qué tiene que hacer. De poco sirve hacer cálculos en supercomputadores si no hay planes de actuación para evacuar a la población. La gran incógnita es si todo esto funcionará cuando llegue el momento. Ya hemos visto lo que pasó en la DANA de Valencia. No hay que pensar ni esperar a que alguien tome una decisión. Hay que actuar. Todo tiene que estar protocolizado y estandarizado. El problema es que para un evento tan poco frecuente cuesta más justificar una inversión.

P.- A finales de año está previsto un simulacro de tsunami en Cádiz. ¿Cómo se hace?

R.- Depende de cuánta carne quieran poner en el asador. Pueden ser teóricos y simplemente testear las comunicaciones. Ven que llegan bien y ya está. También puedes subir el nivel, evacuar un par de institutos. O hacer un simulacro a gran escala, involucrando a la UME y las fuerzas de seguridad. A Chipiona se le pidió realizar ejercicios de evacuación para ser reconocida como ciudad Tsunami Ready. Sus vecinos ya saben las rutas a lugares seguros en caso de inundación.

Chipiona es, desde 2004, ciudad ‘Tsunami Ready’, sello que otorga la Unesco. (Ayto. Chipiona)

P.- La pregunta del millón: siendo realistas, ¿qué posibilidades hay de que haya un tsunami en España este siglo?

R.- Entramos en la parte complicada: el concepto de los periodos de retorno. ¿Cada cuánto toca el siguiente? Hay fallas que tienen periodos de retorno de 1.000 años, otras de 10.000 años. Aquí en España tenemos muchas fallas, así que la probabilidad de terremoto es elevada. Ahora, ¿que se genere un tsunami? Ahí la probabilidad es menor. En 1969 hubo un terremoto de magnitud 7,8 en el golfo de Cádiz y apenas tuvo repercusión en la costa. Se unen muchas cosas, no es tan fácil. Si tú me dices: ¿de aquí a 100 años habrá algún tsunami que afecte a las costas españolas? Es muy probable. ¿De qué magnitud? Bueno, a lo mejor es un tsunami provocado por un terremoto de 7,5 y la inundación sólo llega al paseo marítimo.

Bocinas de alerta de tsunami en la playa de Chipiona. (Ayto. de Chipiona)

¿Un terremoto de gran intensidad en el golfo de Cádiz? No lo sabemos. Puede ocurrir mañana, dentro de 100 años o dentro de 500. Los sismólogos y los geólogos tienen una máxima: allí donde hubo un terremoto, y por tanto un tsunami, volverá a ocurrir. Y a veces apostillan: y donde no lo hubo, a lo mejor lo hay. Tenemos la certeza de que estos tsunamis en el Mediterráneo y del Atlántico volverán a ocurrir. El gran problema es que no sabemos cuándo.

P.- ¿Qué zonas de riesgo hay en España?

R.- Las zonas rojas, más calientes, serían Huelva y Cádiz. Toda la costa andaluza estaría en naranja por los terremotos del mar de Alborán. Murcia y las Baleares también, por las fuentes sísmicas de Argelia. Y luego está Canarias, con actividad volcánica, y que además se expone a tsunamis generados en el Atlántico.

P.- Si vemos que el mar empieza a retroceder, hay que subirse al punto más alto, ¿no? No queda otra.

R.- Sí, evacuación horizontal: alejarte del mar, o evacuación vertical: buscar un sitio elevado, un monte o un edificio. En general, subir a una primera planta es suficiente. O a una segunda, en el peor de los casos. Si la falla esté muy cerca de la costa, la ola llegará rápido. No hay tiempo de lanzar una alerta, pero tenemos una alerta propia, y es que vamos a notar el temblor. Si sientes un terremoto muy fuerte y estás cerca de la costa, no esperes a que nadie te avise: vete a un lugar alto.

Volveremos a sufrir un tsunami, es una certeza; el gran problema es que no sabemos cuándo

P.- Pongamos que hay un tsunami en Cádiz con una ola de 10 metros. ¿Cuánto avanzaría tierra adentro?

R.- Depende mucho de dónde estemos, de la topografía de la zona. En Chipiona, por ejemplo, la penetración es brutal porque es muy llano. Hemos hecho simulaciones y se inundaría prácticamente todo el pueblo. En Cádiz hay muros en la costa que frenarían la ola. Y Málaga tiene montes cerca del mar. La penetración sería menor, pero entraría arrasando, porque el agua necesita distancia para disiparse poco a poco.

P.- ¿Está satisfecho a día de hoy con los planes de emergencia que hay en España? ¿Estamos educando a la población? ¿Somos realmente conscientes?

R.- Desde que empezamos a trabajar en esto hemos avanzado muchísimo. Por aquel entonces no se podía hablar de tsunamis porque eras catastrofista y te cargabas la industria del turismo. Este tema estaba directamente vetado.  Aún estamos lejos de lograr lo que tú me preguntas, pero hemos avanzado: en 2014 no existía el Sistema Nacional de Alerta Temprana de Tsunamis. Ahora estamos donde tenemos que estar, con tecnologías más sofisticadas y simulaciones en tiempo real.

Señalización en las calles de Chipiona en caso de tsunami. (X: @Mr_Abraham_)

Respecto a los planes de actuación, todavía hay mucho por hacer. La directriz básica nacional, que se aprobó en 2015, incluye mapas de riesgo y recomendaciones, pero a nivel autonómico sólo Andalucía tiene un plan. Ni Canarias ni Murcia ni Baleares ni la Comunidad Valenciana. Y a nivel local estamos aún más atrasados. Sólo Chipiona ha desarrollado planes de manera extensiva y ha obtenido el reconocimiento de ciudad Tsunami Ready que concede la Unesco. Es la única en España a día de hoy. Hay otras ciudades, como Cádiz, que están trabajando en ello, pero Andalucía tiene 1.000 kilómetros de costa y todos los municipios deberían estar preparados.

P.- Mencionaba antes que el tema tsunami ha dejado de ser tabú. ¿Qué opina de la labor de la prensa al respecto? ¿Somos demasiado alarmistas?

R.- Bueno, siempre se busca la fecha de ese gran tsunami que nos inundará a todos. Pongo siempre el ejemplo del avión y la demostración de las mascarillas de oxígeno en caso de emergencia. ¿Este avión se va a estrellar? Porque yo quiero un avión que no se estrelle. No quiero mascarillas, no quiero cinturones, denme un avión que no se estrelle porque yo de éste me bajo. Ante un tsunami es lo mismo: si pasa, que haya un airbag y nos pille con el cinturón de seguridad. No hay que ser alarmista, pero es algo que puede ocurrir. Es muy improbable, de acuerdo, pero si pasa debemos estar preparados porque hay vidas en juego. Hay que formar a la población en la cultura ante la emergencia, ya sea un tsunami, una DANA, un incendio o una presa que colapsa. Que sepamos actuar cuando nos llegue una alerta al móvil.

Hace 10 años no se podía hablar de tsunamis porque eras catastrofista y te cargabas el turismo

P.- ¿Hay algún mito sobre tsunamis que quiera desmentir?

R.- Sí. Comentabas que antes de venir un tsunami vemos retroceder el mar. Esto es común, pero no siempre ocurre. En los tsunamis de origen sísmico, al moverse el fondo marino se genera una onda positiva y una negativa, es decir, una parte que se eleva y otra que se hunde. Y depende de qué onda llegue primero a la costa: si es la negativa, el mar se retira muchísimo y entra la positiva después, que es la que provoca la inundación. Pero también puede llegar primero la positiva. Así que es cierto, pero no en todos los casos.

P.- ¿Y qué hay de mito en que la isla de La Palma se puede partir en dos y provocar un megatsunami en Estados Unidos?

R.- Las islas volcánicas pueden colapsar. Para la comunidad científica el evento reciente más importante es el de Hunga Tonga [Polinesia, 2022], donde hubo de todo y todo a la vez: un movimiento sísmico y una explosión volcánica que perturbó la presión de la atmósfera y generó un meteotsunami. La onda atmosférica dio la vuelta al mundo tres veces. ¿Es altísimamente improbable? Sí, pero lo acabamos de vivir. Para la comunidad científica ha sido un evento paradigmático. Que colapse la isla de La Palma y provoque un megatsunami en Estados Unidos es una hipótesis que lanzaron los norteamericanos hace unos años, pero es un escenario catastrófico altísimamente improbable y que raya la ciencia ficción. Han hecho una miniserie en Netflix sobre ello [La Palma], pero su visión es cinematográfica y poco realista.

Cartel de ‘La Palma’ en Netflix.

También está los famosos meteoritos que causaron la extinción de los dinosaurios. Igualmente, que caiga uno y traiga un armagedón es altamente improbable. Hablamos de un tiempo de recurrencia de millones de años. Puede caer un meteorito, sí, pero lo normal es que se desintegre en la atmósfera o llegue ya muy pequeño como para provocar un tsunami.

P.- Si quiero evitar un tsunami, ¿a dónde no tengo que ir de vacaciones?

R.- Esa pregunta se la podríamos hacer a María Belón y a su familia [protagonistas de Lo Imposible]: vivían en Japón, donde la probabilidad de tsunami es muy alta. Allí vivieron terremotos, pero ningún tsunami. Se van unas Navidades a Indonesia, un lugar de probabilidad media, como puede ser Cádiz y Huelva, y un 24 de diciembre sucede un tsunami brutal, el mayor de la historia en número de víctimas. Por goleada además. Les pilla en su hotel, a pie de mar. Pero milagro: lo imposible ocurre y se salvan.

Entonces, ¿a dónde te vas de vacaciones? Hay mucha incertidumbre con los tsunamis. Si vas a Chile al menos tienes la certeza de que saben lo que hacen, te van a evacuar. Si vas a un sitio donde la probabilidad es pequeñísima, quizá pase y no estén preparados. Ve a Santander, a la playa, que allí no hay zonas sísmicas de impacto directo y te puedo asegurar que es muy complicado (risas).

P.- Eran cinco, ¿no? Matrimonio y tres hijos.

R.- Sí. Sobrevivieron todos. María estuvo a punto de morir en un hospital de Tailandia. La última vez que la vi llevaba ya 14 operaciones en la pierna. En la película se ve cómo se la atraviesa una rama. Hubo familias de hasta 20 miembros en las que murieron todos. Ellos estaban en primera línea de costa y se salvaron los cinco. De ahí el nombre de la película. Cuando le preguntas a María si la película es realista, dice que es precisa en lo que ocurrió, pero no realista, porque la verdadera magnitud de la muerte y la destrucción no se puede mostrar en una pantalla. Si no fuera porque es una historia real diríamos que es puro Hollywood: final feliz, todo bien, qué bonito. Pero lo impactante es que lo que cuenta ocurrió de verdad.