Andalucía

Piden 20 años de prisión para un inmigrante ilegal por matar a una mujer en Almería tras robar en su casa

La Fiscalía de Almería solicita 20 años de prisión para un inmigrante ilegal, natural de Gambia, por matar a una mujer en su vivienda de Roquetas de Mar (Almería) tras robar el dinero que guardaba en una caja en su dormitorio. Cuando la mujer sorprendió al delincuente, con antecedentes por agresión sexual, éste la ahogó cogiéndola del cuello hasta acabar con su vida.

El inmigrante ilegal, que se enfrentará a un juicio con jurado popular en la Audiencia Provincia de Almería, está acusado de un delito de homicidio, por el que le reclaman 15 años de prisión, y otro de robo con violencia en casa habitada, por el que se solicitan otros cinco años de cárcel. Los hechos sucedieron el 31 de marzo de 2018.

Además, según consta en el escrito provisional de la fiscal, consultado por Europa Press, el Ministerio Público pide que se le prohíba vivir o acudir a Roquetas de Mar durante un periodo de 20 años así como el alejamiento de los hermanos de la víctima, para los que interesa una indemnización de 120.000 euros.

Según se desprende de la investigación, los hechos habrían tenido lugar entre las 4:30 y 10:00 horas después de que el hombre contactara con la víctima en la vía pública y fueran a casa de esta, donde habrían mantenido relaciones sexuales.

Así, en un «momento de descuido», el acusado se habría dirigido hacia el armario de la mujer donde encontró una caja de caudales metálica en cuyo interior encontró el dinero que guardaba la víctima, quien lo sorprendió. Fue entonces cuando, conforme al relato de la fiscal, el acusado «agarró fuertemente del cuello» a la mujer hasta que acabó con su vida.

El hombre, que antes de irse de la vivienda cubrió el cuerpo de la mujer, se habría llevado además el teléfono móvil de la víctima antes de haber registrado toda la vivienda.

Detenido en Granada

La detención del sospechoso se produjo el 15 de septiembre de 2018 en un cortijo de Alcútar (Granada) tras una «ardua, intensa y fértil» investigación realizada por la Guardia Civil en el marco de la operación ‘Breña’, que tenía por objetivo esclarecer la muerte de la mujer, quien se encontraba en «situación de exclusión y vulnerabilidad física, económica y social» ya que ejercía la prostitución.

Según trasladó en su momento la Guardia Civil, la ausencia de testigos, testimonios, imágenes u otras pruebas y evidencias y la «dificultad añadida» derivada de la «multitud de restos biológicos» hallados en el lugar del crimen convirtieron el caso en una de las «investigaciones más complejas desarrolladas en los últimos años».

Los agentes tuvieron, así, que aislar, cotejar e identificar el ADN del autor de los hechos frente al ADN del resto de personas que frecuentaban el domicilio de la víctima de manera habitual o esporádica, «resultando la mayoría de ellos anónimos para los investigadores o, negando incluso haber mantenido relaciones sexuales extramatrimoniales con la fallecida a pesar de haber sido identificados».

La inspección técnico ocular en el lugar de los hechos por parte de personal del Laboratorio de Criminalística de la Comandancia de Almería tuvo que alargarse por varias jornadas para «aislar» el ADN del posible autor del resto para después verificar si este podía ser atribuido a una persona identificable.

Paralelamente, los investigadores identificaron a la totalidad de las personas que acudían a dicho lugar, algunos de ellos no residentes ya en Almería, para tomarles declaración además de obtener muestras de ADN para su cotejo. De este modo se reconstruyó de forma inversa los últimos momentos de la vida de la mujer, por lo que los agentes llegaron a la conclusión de que el homicidio se habría producido, al menos, unas 15 horas antes del hallazgo del cadáver.

Antecedentes

La Guardia Civil analizó el perfil criminal de miles de personas consideradas de especial interés policial en busca del sospechoso «idóneo» que pudiera ser el responsable de los hechos, consiguiendo reducir el círculo de personas que cumplían los requisitos establecidos en el perfil del posible autor, procediéndose a la toma de manifestación de multitud de personas.

Finalmente, los agentes «aislaron» a una persona en la que convergían todos los rasgos y conductas criminales que los investigadores buscaban. El sospechoso, no obstante, se encontraba desaparecido sin motivo aparente desde la fecha de ocurrencia de los hechos, por lo que se activaron todas las actuaciones técnicas, operativas y judiciales necesarias para obtener la mayor información posible del mismo.

Ello provocó en los investigadores la necesidad de forzar un cotejo directo del ADN del sospechoso, al que le constan antecedentes por una agresión sexual anterior. De este modo se obtuvo una coincidencia en el ADN de esta persona y sus mezclas de los hallados en el cuerpo de la víctima.

El sospechoso, «indocumentado y en situación irregular en España», se encontraba totalmente desaparecido, «sin ningún tipo de arraigo social, solitario y carente de amigos, y con domicilio desconocido».

Se inició por parte de los agentes de la Guardia Civil entonces una nueva fase en la investigación tendente a su localización, que permitió en los primeros días de septiembre, obtener información acerca del paradero del sospechoso en un paraje sin definir de la provincia de Granada. En el momento de su detención, el hombre fue encontrado cuando se hallaba oculto en el interior del garaje anexo a un cortijo.