La localización de los móviles y los WhatsApp mandan al banquillo al novio de Dana Leonte por homicidio

Dana Leonte
Dana Leonte en la sucursal bancaria, en la última foto que hay de ella.

«Estoy muy tranquilo, soy inocente» así se ha presentado este viernes Sergio Ruiz, en libertad provisional acusado del homicidio de su novia Dana Leonte, en la vistilla que se ha celebrado en el juzgado número cuatro de Vélez-Málaga para concretar los hechos y las imputaciones sobre el investigado.

La sesión daba comienzo entre un mar de dudas sobre el caso, planteadas por la defensa del acusado y por el fracaso de algunas de las pruebas más relevantes. Sin embargo, la vistilla ha terminado con la certeza de que Sergio será juzgado al menos por el homicidio de Dana Leonte. Ésa ha sido la petición de la Fiscalía y de la acusación popular que ejerce la Junta de Andalucía. La familia de Dana ha pedido que se le juzgue por asesinato al apreciar prevalimiento y alevosía en el presunto crimen. La defensa de Sergio Ruiz ha vuelto a solicitar el sobreseimiento del caso.

Será la juez quien decida cuando se conozca el resultado de las nuevas pruebas que se han solicitado sobre las dos «columnas» que todavía sustentan la acusación: los mensajes que supuestamente se autoenvió el sospechoso desde el móvil de la víctima cuando ya estaba muerta, o las geolocalizaciones del teléfono de Dana que exculparían al encartado.

Dana Leonte, de 31 años, desapareció el 12 de junio de 2019 tras mantener una fuerte discusión con su novio Sergio Ruiz en la casa que ambos compartían en la localidad de Arenas. Tres meses después, se encontraron varios huesos de la desaparecida en un abrupto paraje cerca de su casa. En concreto un fémur, al que se unieron otra serie de restos que se hallaron en el verano de 2020.

La Guardia Civil detuvo a su novio nada más tener la certeza de que la joven había fallecido. Sergio Ruiz siempre ha mantenido que Dana sufría amenazas y se había marchado de forma voluntaria, abandonándole a él y a la hija de siete meses que tenían en común.

Los investigadores, por el contrario, creen que Sergio mató a Dana cuando le comunicó que rompía su relación con él. Se apoyan en las declaraciones de los familiares del propio Sergio, que le describen como alguien con problemas de agresividad con sus parejas. Algo que se suma a la denuncia por malos tratos que Dana había interpuesto contra Sergio meses antes de su desaparición. Los posicionamientos de los móviles de ambos, Sergio y Dana, revelan que estaban juntos a la hora en que supuestamente se produjo el crimen y en la posterior desaparición del cadáver de Dana.

Según el relato de las acusaciones, esa tarde del 12 de junio Sergio golpeó fuertemente a Dana en la parte posterior de la cabeza con un palo dentro del domicilio de ambos, dejando restos de sangre y un pelo de la víctima en el arma, y manchas de sangre por toda la casa. Luego, Sergio supuestamente agarró el móvil de Dana y se autoenvió una serie de mensajes para fingir que estaba viva, amenazada por otras personas y huía sin revelar su destino. Ya de madrugada, según las acusaciones, Sergio se deshizo del cadáver de Dana en el monte, momento en que su móvil posiciona en esa zona.

Sin embargo, el paso del tiempo y los análisis forenses han acabado con algunos de los indicios más relevantes. En el palo no se halló sangre de Dana, sólo restos biológicos. En la casa tampoco se pudo determinar si había sangre de Dana pese a que las manchas dieron positivo a las primeras pruebas, y la única sangre que se halló en una almohada era de Sergio.  Según la Guardia Civil, no se ha podido determinar que los restos son sangre de la víctima porque el autor limpió con lejía y otros productos el escenario del crimen. El abogado de la defensa, asegura que los expertos mantienen que es imposible destruir los restos de sangre hasta el punto de no poder reconocerlos y ha pedido un informe pericial que apoye sus argumentos.

No se ha hallado el cráneo de la víctima, por lo que es difícil determinar si su fallecimiento es de etiología homicida o accidental. Y para colmo, la Guardia Civil geolocalizó el teléfono de Dana en Manilva y Marbella un día después de que presuntamente fuera asesinada. Los guardias lo atribuyen a un error de geolocalización, pero Juan José Moreno, letrado de la defensa, ha pedido que se realice un informe más en profundidad de esos datos con la intención de poner en tela de juicio los posicionamientos del día del crimen. «O valen todos, o no vale ninguno…», insistió el abogado que recuerda que la Justicia debe basarse en certezas para ser justa y no en errores o elucubraciones.

Antonia Barba, la letrada de la acusación particular, ha pedido un segundo informe para reforzar las conclusiones del primero en el que los peritos imparciales concluyeron que los mensajes que supuestamente envió Dana, los escribió Sergio después de matarla. Este es el principal indicio que apunta directamente a una autoría del sospechoso en el homicidio de su novia.

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