Audiencia Provincial de Almería

Declaran culpable a la mujer que encargó a un sicario el asesinato de su marido: «Quería darle un susto»

Agresión matrimonio
Sede de la Audiencia Provincial de Almería (EUROPA PRESS).

B.N.A.A., la mujer que en agosto de 2021 encargó a un sicario el asesinato de su marido en Huércal-Overa (Almería), ha sido declarada culpable por un tribunal de jurado de inducir el crimen, ejecutado por D.V.G, amigo de la familia que recibió 1.000 euros a cambio. La acusada, que según el informe forense padece una «discapacidad grave», alegó en el juicio que sólo quería dar un «susto» a su esposo para que no se casara con su hijastra. Tanto la mujer como el sicario son de nacionalidad colombiana. La víctima, un albañil de 65 años, murió tras sufrir una treintena de puñaladas.

Así lo ha trasladado el tribunal por unanimidad durante la lectura de su veredicto en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería, donde la Fiscalía ha mantenido su petición de 22 años de prisión para cada uno de ellos por un delito de asesinato, mientras que las defensas han solicitado que se imponga la pena mínima en cada caso.

El jurado ha tenido en cuenta la declaración que la acusada prestó durante la fase de instrucción ante la Guardia Civil el 3 de septiembre de 2021, cuando confesó parcialmente los hechos y aseguró que habría entregado 1.000 euros al sicario «supuestamente para gasolina» el 13 de agosto de 2021, esto es, horas antes del crimen.

El tribunal ha estimado que la cantidad de dinero ofrecida por la mujer, que alegó en el juicio que su intención era dar un «susto» a la víctima ante sus sospechas de que ésta quisiera divorciarse de ella para casarse con su hijastra, iba más allá, de modo que el pago de los 1.000 euros tenía como intención «producir la muerte» de su marido y no dar un «susto o escarmiento como ha dicho».

Del mismo modo, han advertido que el cruce de llamadas que se produjo entre ambos ese día, para lo que la mujer llegó a emplear teléfonos diferentes -uno de los cuales ocultó a los investigadores-, sirvió a la acusada para avisar a D.V.G. del momento en que su marido se había quedado solo en el cortijo de Huércal-Overa, ya que previamente había recibido una llamada suya.

En este sentido, el jurado ha atendido también las pruebas reveladas por las cámaras de tráfico que mostraron cómo el sicario se dirigió al cortijo minutos después de la llamada de aviso, pasadas las 13:00 horas, y cómo volvía del mismo en dirección a Huércal-Overa posteriormente, sobre las 15:15 horas, tramo en el que además los forenses encuadraron la hora de la muerte de la víctima.

El tráfico de llamadas revelado por los teléfonos y las cámaras de tráfico han servido además al jurado para determinar que el acusado se encontraba en el cortijo en el momento del fallecimiento, el cual se produjo tras recibir hasta 30 puñaladas, dos de ellas desde atrás y dos de ellas mortales de necesidad efectuadas con un cuchillo de 19 centímetros de hoja y dos de ancho que produjeron en la víctima un shock hipovolémico por pérdida de sangre que lo llevó a la muerte.

Los miembros del jurado, que ha estado presidido por la magistrado-presidenta Soledad Jiménez de Cisneros, han señalado además los restos biológicos encontrado en el coche del sicario correspondientes a la víctima, en concreto, el que dio positivo al reactivo empleado por los investigadores junto a la caja de cambios del vehículo en el lado del copiloto.

El jurado, que se ha mostrado conforme a derecho en relación a una posible suspensión de la pena, ha desechado los posibles beneficios por confesión de la mujer al entender que la Guardia Civil tenía abiertas varias vías de investigación, de modo que ella acudió a declarar voluntariamente 19 días después del asesinato porque «se vio acorralada» ya que las pesquisas «se centraban en su entorno».

Además, han atendido al informe de la médico forense para determinar que la mujer no padece una alteración «fisiopatológica» más allá de que tenga una «inteligencia límite condicionada a su nivel sociocultural» que pudiera alterar sus facultades volitivas. El jurado ha descartado así que actuara bajo un «acto impulsivo» o por un «estímulo inmediato con obcecación», sino que incluso fue capaz de trazar un plan para acabar con la vida de su marido.

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