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Una pareja de jubilados cambia el geriátrico por hacer 51 cruceros seguidos: «Es más barato»

Una pareja de jubilados ha sacado la calculadora y ha decidido hacer 51 cruceros seguidos por el mundo

  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Una pareja de jubilados ha sacado la calculadora y ha decidido hacer 51 cruceros seguidos por el mundo. Llegar a jubilarse ya es todo un logro hoy en día, pero también lo es hacerlo en plenas facultades después de una vida de mucho trabajo y esfuerzo.

La vejez es una edad que parece que se ha convertido en un tabú, la soledad no tiene por qué formar parte de esta etapa, sino todo lo contrario. Una pareja de jubilados ha decidido denunciar en forma de viaje por el mundo una situación realmente vergonzosa para cualquier sociedad.

Cambian el geriátrico por hacer 51 cruceros seguidos

El geriátrico es un lujo para muchos jubilados, aquellos que lo necesitan deben pagarlo de su bolsillo o esperar años y años en casa y en malas condiciones hasta que obtengan una plaza. Son muchas las personas mayores que están totalmente desprotegidas por unos servicios sociales inexistentes para un sector que depende de ellos.

Después de toda una vida trabajando parece que la sociedad los olvida por completo. Además de pensiones cada vez más bajas, tienen que hacer frente a los costes que supone tener una edad y estar solo y alguno de ellos determinadas enfermedades degenerativas o incurables.

Los geriátricos son un negocio. Se gana millones y se vacían por completo los ahorros de una vida o se obliga a la familia a pedir un crédito para que los suyos pueden estar atendidos las 24 horas. Algo que sucede en España, pero no es así en países como Japón, donde la esperanza de vida es más elevada y los geriátricos son organizaciones sin ánimo de lucro. Es decir, no pueden generar beneficios, todo lo que ganan se invierte en los abuelos y se les da los servicios que se merecen.

No les falta de nada, hay personal que cobra un sueldo adecuado al trabajo que hacen y unos servicios que hacen que vivan como los reyes y reinas que deben ser después de todo el esfuerzo que han realizado. Por desgracia, no todos los países tienen la misma concepción de la vejez.

Para algunos este negocio es una forma de vivir, los más débiles sufren las consecuencias de este sistema que tiene en los servicios sociales su razón de ser. Cómplices de unas ayudas mínimas y de unas residencias que nunca visitan para comprobar si se cumplen las ratios de pacientes y cuidadores que deberían ser fijas.

Es más barato hacer 51 cruceros seguidos que pagar el geriátrico

Australia es el país en el que viven Martin y Jess y en el que denuncian unos servicios totalmente insuficientes. Esta pareja de jubilados se ha convertido en viral en las redes sociales ante una realidad que sorprende a más de uno y que ha dejado a medio mundo en shock.

Les sale más barato viajar en crucero que pagarse una residencia para que les cuiden. En esencia estamos ante una situación que debería ser una anomalía ya que se trata de un servicio que muchos necesitan y que deberían estar entre las prioridades de toda sociedad.

Para estos jubilados salir de crucero les supone un gasto mayor que si tuvieran que pagarse una residencia. Calculadora en mano si nos fijamos en el precio de una residencia, por ejemplo, en España, ronda de media unos 2.500 euros, es decir, por los dos, ya que son un matrimonio y debería permanecer unido, pagarían unos 5.000 euros. Lo que supone un gasto de 60.000 euros, inasumible para la mayoría de las familias.

Lo que han pasado estos jubilados es que ahorran un poco y además viajan, si ponemos también sobre la mesa que en el barco hay médico y enfermera, algo que, en algunas residencias, por ejemplo, en Cataluña no sucede. En esta comunidad se ha cambiado la normativa y ahora son los mismos médicos del CAP los que van a las residencias.

Por lo que Jess y Martin en alta mar, tienen a un médico más cerca que algunos de los que viven en los geriátricos. Una situación que no debería producirse, dentro de esta anomalía que hace que la tercera edad sea una etapa de soledad y de dolor, cuando debería ser de alegría y de despedidas.

Estos jubilados ponen sobre la mesa un problema que se agrava con el tiempo. El aumento de la esperanza de vida, pero también la llegada de determinadas enfermedades puede hacer que viajar sea imposible, por lo que quizás acaben necesitando ese geriátrico que de momento les sale demasiado caro.

Un giro radical que ha acabado siendo un problema para muchos que han estado pendientes de esto que sucedía en Australia, aunque quizás no sea tan extraño si lo comparamos con otros países del mundo no tan lejanos.