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Crítica de «Polizón», la última película estrella de Netflix

La cinta de supervivencia espacial de Anna Kendrick lleva una semana en el número 1 de películas más vistas en el canal de streaming.

  • Francisco-Eme
  • Soy un graduado en Comunicación Audiovisual y Publicidad, que escribe desde su pasión por y para el cine, donde también intento hacerme un hueco como guionista. "Todo lo que puede ser imaginado es real", Pablo Picasso.

Polizón es la última película producida por Netflix que ha supuesto todo un éxito de público internacional. La cinta espacial se ha pasado la semana como la primera opción del top 10 de contenidos de la plataforma en España, y va camino de mantenerse en esa lista lo que queda de mes.

La segunda película de Joe Penna trata de la estancia de tres astronautas que van a pasarse dos años en una estación espacial, investigando las posibilidades de cultivo y de futura vida en Marte. Pronto todo comenzará a empeorar para el equipo cuando descubran al polizón, Michael Adams en uno de los compartimentos de la nave. Adams es un ingeniero que trabajaba en el interior del transporte, pero un accidente le hizo quedarse inconsciente dentro del aparato, con lo que el nuevo pasajero viaja para sorpresa de todos y de sí mismo a la estación espacial. En el propio imprevisto se estropeará el mecanismo que elimina el dióxido de carbono de la nave, provocando que sean demasiados para la supervivencia de un viaje tan largo.

Una propuesta diferente con un resultado decepcionante

Pocas sorpresas hay normalmente en un subgénero tan explotado como puede ser la supervivencia espacial. En cambio, Polizón sí que parte de una premisa interesante que no cae en ningún momento en la transición hacia el thriller o el survival horror que otras películas del espacio sí que han seguido. No obstante, no errar en una dirección no implica por norma tomar el camino idóneo. 

El núcleo del argumento radica en un debate ético sobre lo justo o injusto que es sacrificar una vida por la supervivencia de otras tres. Este dilema del tranvía en el espacio podría haber supuesto un ejercicio de discusión interesante como en 12 Hombres sin piedad de Lumet y desgraciadamente, cae en la simpleza más previsible.

Polizón no asume nunca ningún riesgo, bloqueando a golpe de guion, cualquier salida o dirección conflictiva que puedan llegar a tomar sus personajes. Una suerte de viaje por la supervivencia en el que el espectador sabe exactamente lo que va a pasar a cada paso. Escenas que se suceden entre roles planos e ingenuos que podrían ser perfectamente el mismo, sino fuera porque los interpretan cuatro actores diferentes (Anna Kendrick, Toni Collette, Daniel Dae Kim y Shamier Anderson). Una lástima que un planteamiento y punto de partida tan incitante se transforme en un ejercicio simplista y aburrido.