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«Mi madre sigue viva»: el ruego del hijo de Natalia Nagovitsyna, la alpinista rusa desaparecida en Kirguistán

¿Hasta cuándo mantener una operación con probabilidad de supervivencia decreciente y riesgo mortal para rescatadores?

A 7.150 metros, donde el aire duele y la nieve corta, el tiempo se mide en grados bajo cero y en baterías de dron. Allí quedó atrapada la alpinista rusa Natalia Nagovitsyna, con una pierna rota en la arista del Pico Pobeda (7.439 m, cordillera del Tian Shan, Kirguistán). Dos semanas después del accidente, su hijo Mijaíl rompe el silencio con una súplica: que se reanuden las operaciones de búsqueda. Dice que su madre sigue con vida. Y aporta pruebas: imágenes aéreas en las que ella parece hacer señales días después de perderse el contacto por radio.

Así, teniendo en cuenta la secuencia del drama, los datos arrancan el día 12 de agosto. Descenso tras cumbre: Nagovitsyna sufre una fractura de pierna alrededor de los 7.150 m. Se activa una carrera contra el mal tiempo para subir material y organizar un rescate técnico en terreno de hielo, viento y temperaturas de hasta –30 °C.

15–16 de agosto: el alpinista italiano Luca Sinigaglia (49), que había subido varias veces con tienda, gas y comida, muere por edema e hipotermia durante un nuevo intento de asistencia. Su fallecimiento marca un antes y un después en el operativo.

19 de agosto: un dron localiza a Natalia con vida y gesticulando. El viento revienta la tienda. Las ventanas de buen tiempo son mínimas, la isoterma cae y las ráfagas superan los límites de seguridad para helicópteros y equipos en altura.

22–25 de agosto: se suspende el rescate: viento, nieve y nubosidad cerrada impiden progresión y vuelos. Los equipos descienden; se considera inviable continuar sin riesgo extremo para más vidas.

27 de agosto: las autoridades declaran desaparecida a la alpinista. Paralelamente, su hijo lanza un llamamiento público para retomar los vuelos de dron y reactivar la operación si hubiera una confirmación.

¿Por qué es tan difícil rescatar en el Pobeda?

El Pico Pobeda es una montaña de meteorología brutal y objetivamente peligrosa: largas aristas expuestas, fortísimas rachas, temperaturas extremas y tramos técnicos a gran altitud que exigen logística milimétrica. Con nubes bajas se cierran los pasillos para helicópteros; con viento y spindrift, el riesgo para rescatadores se dispara. En altura, además, cada kilo (cuerda, piolet, hornillo, botiquín) y cada minuto cuentan: subir es lento; bajar con un herido, muchísimo más.

El dilema ético y operativo

El caso ha abierto un debate de máxima tensión en la comunidad alpina: ¿hasta cuándo mantener una operación con probabilidad de supervivencia decreciente y riesgo mortal para rescatadores? La muerte de Sinigaglia pesa en cada decisión, pero la petición del hijo mantiene viva la presión para agotar opciones remotas: nuevas ventanas de buen tiempo, reconocimiento con drones de mayor alcance, o depósitos de material precolocados si se lograra un acceso escalonado.

Lo que pide la familia

Mijaíl solicita reanudar los vuelos de dron para verificar si su madre aún se mueve o responde. Argumenta que, sin esa confirmación, se estaría cerrando la puerta a una posibilidad real, por mínima que sea. En paralelo, pide coordinación entre equipos locales e internacionales para que, si aparece una ventana de 12–24 horas, haya un plan listo (cuerda fija, vivacs intermedios, rotación de guías de altura y posibilidad de helicóptero si la nubosidad abre).

Estado actual de la operación

Operativo oficial: suspendido por meteorología adversa y riesgo crítico.

Situación de Natalia: desaparecida administrativamente; última evidencia sólida, vídeo del 19 de agosto.

Movimiento familiar y social: campaña para reanudar reconocimiento aéreo y mantener dispositivo de oportunidad si el tiempo mejora.