ASESINATO EN MOCEJÓN (TOLEDO)

El asesino de Mocejón iba a por uno de los compañeros de Mateo: «Se ríe de mí y lo voy a matar»

El asesino de Mocejón ya advirtió de sus intenciones ante algunos vecinos

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Ángel Moya

Mateo, de 11 años, no era el objetivo del asesino del niño de Mocejón (Toledo). Fuentes muy próximas a la familia confirman los problemas mentales que sufría el homicida y que en una ocasión manifestó que iba a agredir a uno de los amigos de Mateo porque se burlaba de él. «Se ríe de mí y le voy a matar», dijo, pero nadie se lo tuvo en cuenta. Semanas después, el pasado domingo, el presunto asesino intentó matar al chico y acabó asesinando a otro de los presentes. Algo que, ahora, tras la detención del homicida, investiga la Guardia Civil.

Efectivamente, el pasado domingo, siempre según los testigos directos del crimen, el asesino de Mocejón se acercó andando al polideportivo con el arma en la mano. Entró y se fijó en un grupo de adolescentes, pero allí no estaba su objetivo. En unos segundos lo localizó entre el grupo de tres niños, entre ellos Mateo, que estaba jugando al fútbol. Francisco Pérez, primo del padre del presunto homicida, confirma que Juan Pérez se tapó la cara y se dirigió con el cuchillo hacia el grupo de Mateo, todos salieron corriendo en direcciones diferentes, pero Mateo, que se recuperaba de una fractura en la pierna, se cayó al suelo y el asesino le atrapó a él. Alertados por los testigos, los servicios de emergencias no pudieron hacer nada por la vida del pequeño.

Entre tanto, Juan salió por el agujero de la valla del polideportivo que sólo conocía la gente del pueblo y daba al camino en el que su padre tantas veces le sacó a pasear. En su camino pasó por la vivienda de un vecino y una nave dotadas con cámaras de seguridad que, como ya adelantó OKDIARIO, grabaron al asesino de Mocejón. Juan Perez iba caminando tranquilamente, con la camiseta puesta, en dirección a casa de su abuela donde se dio una ducha y se cambió de ropa, ajeno a que la Guardia Civil había montado la Operación Jaula ante el aviso de varios testigos que habían visto un coche sospechoso en el pueblo.

A la vez, la investigación miraba hacia el interior del pueblo. Los guardias estaban convencidos de que el asesino se encontraba cerca, que era conocedor de la zona a la perfección y se había tapado la cara con la camiseta para que no le reconocieran. Los familiares del presunto asesino confirman que su padre no dio muestra de conocer nada de lo que estuviera pasando, tenía a su hijo en el pueblo durante las vacaciones. El presunto asesino pasaba el resto del año en Madrid con su madre Victoria.

«Mi otro yo mató al niño»

Las imágenes de las cámaras de seguridad terminaron descubriendo al homicida. Juan estaba entre el grupo de jóvenes que los guardias llamaron a declarar y estaban seguros de que se trataba de él. Le soltaron y vigilaron durante unas horas de forma discreta para examinar sus movimientos y al ver que no terminaba de descubrirse por sí mismo, le arrestaron y avisaron a su padre. En la familia nadie pensaba que Juan podría haber cometido un crimen tan horrendo a pesar de su extraño carácter.

Juan, el asesino de Mocejón, confesó parcialmente el crimen ante los guardias. «No he sido yo, mi otro yo mató al niño», dijo, además de otras frases inconexas. Su padre explicó a los guardias que el homicida padece un 70% de discapacidad intelectual. Hasta el momento se desconoce si ha presentado su historial clínico a los investigadores, el caso sigue bajo secreto de sumario y en unos días, más pronto que tarde, Juan pasará a disposición judicial del Juzgado de Instrucción número 3 de Toledo.

Los guardias no tienen pruebas de lo que dicen los testigos sobre las intenciones del homicida de matar a uno de los amigos de Mateo y de momento mantienen abierta la hipótesis de que Juan eligió a su víctima al azar, en realidad, aunque el homicida intentara matar a un compañero de Mateo, finalmente apuñaló a su víctima simplemente porque estaba allí.

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