Sucesos
PROSTITUCIÓN Y TRATA DE MUJERES

Alquila su piso y los inquilinos le montan un prostíbulo: «Un ‘tinglao’ estilo americano»

Un vecino de Zaragoza alquila su piso y descubre que se había convertido en un prostíbulo y grababan vídeos porno

Ivan, su piso se convirtió en un prostíbulo: "En mi piso explotaron a más de 200 chicas, las iban rotando"

«Una experiencia única», así se anunciaba en redes uno de los prostíbulos más conocidos de Zaragoza. Un céntrico piso en el que las prostitutas recibían a los clientes, se grababan vídeos porno y las mujeres, desnudas, atendían videollamadas de cobro en las que realizaban «las fantasías» de los clientes.

El asunto es que Iván, el dueño del piso, no sabía que sus inquilinos habían convertido la vivienda en un lupanar de lujo. Su «experiencia única» comenzó cuando los vecinos del inmueble amenazaron a Iván con denunciarle por los ruidos y el trasiego de clientes del prostíbulo encubierto. Ahí comenzó a saber lo que ocurría. El propietario del piso acabó de descubrir en las redes que sus inquilinos habían convertido su céntrica vivienda de 4 dormitorios en un prostíbulo abierto las 24 horas del día.

El caso arrancó en mayo del año 2024. Entonces Iván se había trasladado temporalmente a Cádiz y le alquiló su piso de Zaragoza a una pareja que decía trabajar como inversores inmobiliarios.

Los inquilinos le pagaban la renta y todo transcurría con normalidad hasta que los vecinos del edificio le anunciaron a Iván que le iban a denunciar por los ruidos y el escándalo que generaba el prostíbulo encubierto. «Me quedé de piedra, comencé a buscarlo en redes y ahí estaba, un ‘tinglao’ estilo americano», exclama Iván.

Indignado, Iván navegaba por los chats del prostíbulo en las redes viendo cientos de vídeos porno grabados en su piso de Zaragoza. «Ése es mi despacho», dice Iván, mientras en el vídeo se observa a una mujer semidesnuda anunciando sus servicios sexuales. «¡Ésa es mi habitación, ése es mi cabecero de la cama!», exclama al ver otro de los muchos vídeos grabados por la red de proxenetas e inquilinos.

Iván indica que la Policía le dijo que no podía hacer gran cosa porque la prostitución es alegal en España. «Entonces fui a verles en persona, el proxeneta, un tal Gorka, era un ex jugador de baloncesto de dos metros de alto, ella era brasileña», relata Iván. «Llévame a juicio y ya me echará el juez», le contestaron.

Este verano consiguió que los proxenetas abandonaran su piso. Después de pegar carteles por todo el barrio denunciando la situación, Iván les amenazó con encadenarse a la puerta y llamar a todas las televisiones.

El dueño recupera su piso

Iván necesitaba su piso para vivir, había vuelto de Cádiz, pero al entrar en la casa se asombró aún más. Los proxenetas habían dejado el prostíbulo clandestino, su piso, tal y cual lo tenían.

Las puertas de las habitaciones estaban numeradas y tenían carteles para los clientes con la frase «cuando estés listo, llama a la puerta». En la cocina, convertida en almacén del prostíbulo, se alinean bandejas con preservativos, lubricantes y juguetes sexuales. «Convirtieron una librería en un expositor de toallitas para que los clientes se limpiaran antes de irse, tengo toallitas húmedas para dentro de tres años», exclama Iván.

Le destrozaron el piso

Anécdotas aparte, los proxenetas le han destrozado el piso. Cuando montaron el prostíbulo se deshicieron de los muebles de Iván. «Calculo que entre el robo y el destrozo de muebles, son 10.000 euros en pérdidas, más otros 25.000 euros en restaurar el piso, con las paredes agujereadas para instalar cámaras para las sesiones de sexo en línea». Iván les ha denunciado y el proxeneta responde amenazándole.

Los proxenetas han desaparecido. Ya tienen, según Iván, otra vivienda alquilada que van a convertir en su nuevo lupanar. «Tienen una red de pisos, van alquilando sin conocimiento de los propietarios, como es mi caso, o comprando otros y así blanquean los tremendos beneficios del negocio de explotar mujeres, yo he calculado que por el mío pasaron 200 mujeres en sólo un año, las iban rotando cada semana».