Sociedad

El vapeo cumple 20 años y se erige como un método y una alternativa eficaz para dejar de fumar

Dos décadas. Se cumplen 20 años desde que Hon Lik diseñara el primer vaporizador moderno, el padre de los dispositivos de nueva generación que se empeñó en desarrollar una alternativa eficaz para abandonar el tabaquismo de una vez por todas. «Sabía que iba a convertirse en un producto revolucionario», aseguraba años después en una entrevista concedida a The Spectator.

Sin embargo, parece poco probable que este ex farmacéutico de origen chino fuera consciente del impacto que su invento tendría años más tarde tanto en gobiernos como en instituciones académicas de todo el mundo. En este momento, expertos y autoridades sanitarias de países como Francia, Reino Unido o Nueva Zelanda defienden científicamente su utilidad como método eficaz para dejar de fumar.

La evidencia científica avala su uso

Quizá uno de los más importantes estudios realizados a nivel internacional ha sido el publicado recientemente por el Grupo Cochrane de Adicción al Tabaco. Este equipo, formado por investigadores y profesionales sanitarios de más de 130 países distintos, ha situado al cigarrillo electrónico con nicotina como el método más efectivo para dejar de fumar frente a las alternativas de parches y chicles con el mismo compuesto.

«El consenso científico sostiene que los cigarrillos electrónicos son considerablemente menos dañinos que los cigarrillos tradicionales», explicaba Jamie Hartmann-Boyce, gerente de la institución y una de las responsables del estudio.

No serían los únicos, ya que la evidencia científica dio un golpe en la mesa al término del 2020 en el E-cigarette Summit, la mayor cumbre internacional en torno al vapeo que reúne anualmente a científicos, profesionales y responsables políticos de todo el mundo para abordar en profundidad el papel de estos dispositivos en su lucha frente al tabaco.

En ese mismo foro, el profesor emérito de Toxicología del Imperial College de Londres, Alan Boobis, redundó en cómo «los cigarrillos electrónicos presentan un riesgo sustancialmente menor que el del tabaco» y como son ya considerados «un medio real para reducir o frenar por completo el consumo de cigarrillos convencionales».

En el caso concreto de Europa, el último Eurobarómetro, publicado hace escasas semanas, avala esta teoría con cifras reales de consumo entre los europeos: un 57% han utilizado el cigarrillo electrónico para reducir o dejar definitivamente el tabaco.

Francia, el modelo más cercano para España

El país vecino suele ser fuente de estudios e iniciativas que respaldan al vapeo como método para dejar de fumar. El último en sumarse a esa creciente lista ha sido el publicado este pasado mes de enero por Constances, una organización dedicada a la investigación epidemiológica que colabora con el Ministerio de Sanidad galo.

En su informe, asociaron el uso del cigarrillo electrónico con una disminución en el consumo de tabaco y una mayor probabilidad de intentos para dejar de fumar entre los usuarios que han echado mano de estos productos durante el último año. También a principios de este año se publicaba una encuesta que ponía de manifiesto la prevalencia del vapeo usado como método para dejar de fumar en Francia.

El estudio, impulsado por el Servicio de Sanidad Público francés en asociación con el instituto Ipsos, subrayaba que un 14,8 % de exfumadores se inclinaron de manera exclusiva por el cigarrillo electrónico sin la necesidad de recurrir a un tratamiento de sustitución de nicotina, mientras que un 11,7 % afirmaron adoptar estos tratamientos como único método para librarse de los malos humos.

El organismo enmarcaba esta encuesta, realizada a 25.319 franceses, dentro de su «Mes Sin Tabaco», una iniciativa con carácter anual que cada noviembre pretende afrontar como «desafío colectivo» el abandono del tabaquismo durante 30 días. Con más de 780.000 usuarios registrados desde su creación en 2016, la última edición daba protagonismo al cigarrillo electrónico en su página web para animar a los ciudadanos galos a abandonar de una vez por todas el tabaco.

La apuesta por el vapeo que realizan las entidades públicas en Francia viene avalada por numerosas de investigaciones científicas: «El cigarrillo electrónico se considera menos perjudicial que el tabaco debido a la ausencia de productos de combustión y monóxido de carbono que provocan o favorecen la aparición del cáncer. Es por ello que, cuando vapeas, el riesgo de desarrollar enfermedades graves disminuye», aclaran en su web.

Reino Unido es la referencia internacional

Expertos de todo el mundo respaldan la estrategia del Reino Unido en torno a la política de reducción de daños por tabaquismo. El país anglosajón mantiene firme su apuesta por el cigarrillo electrónico y son sus propias entidades de salud pública, apoyadas en la evidencia científica que a menudo publican, quienes se encargan de animar a los fumadores a elegir «la vía del vapeo» para cesar en su hábito.

Como punto de partida, el King’s College de Londres elaboró una minuciosa encuesta sobre la efectividad del vapeo para dejar de fumar en comparación con otros métodos de cesación tabáquica, como los parches y chicles con nicotina o el bupropión y la vareniclina, estos últimos medicamentos bajo prescripción médica.

Los resultados recabados entre 2012 y 2017 a través de cinco oleadas concluyeron que el empleo del cigarrillo electrónico, cuando es usado a diario, facilita la abstinencia de fumar en comparación con no usar ayuda de ningún tipo y, además, presenta un mayor beneficio sobre el resto de las citadas alternativas.

Por su parte, el Public Health England (PHE), servicio público de Salud de Inglaterra, sostuvo en su último informe que el uso del cigarrillo electrónico como herramienta para dejar de fumar obtuvo las tasas más altas de éxito en 2019 y 2020, con un 59,7% y un 74% respectivamente, mostrándose como la mejor terapia de reemplazo de la nicotina.

Unos 3,2 millones de vapeadores en Reino Unido

Estas cifras coinciden con las publicadas por la organización Action on Smoking and Health, quien señaló además cómo los usuarios «duales», aquellos que combinan tabaco y cigarrillo electrónico, se han visto reducidos hasta el 38,3% durante el pasado año. Los ingleses recurrieron por tanto al vapeo como su primera alternativa frente al tabaco (27,2%) por delante de otras como los parches y chicle con nicotina (18,2%) o los medicamentos bajo receta, como la vareniclina (4,4%).

En total existen unos 3,2 millones de vapeadores en Reino Unido, la mayoría fumadores (1,2 millones) y exfumadores actuales (casi 2 millones). Sin embargo, llama la atención que únicamente el 0,3% de los encuestados no haya fumado nunca, lo que refuta la hipótesis sobre el uso de estos dispositivos como puerta de entrada al tabaco.

Sin embargo, aún queda trabajo por hacer. El PHE ha mostrado muy recientemente su preocupación ante la creciente percepción, a su juicio errónea, que mantienen los ingleses sobre el riesgo asociado por los productos de nueva generación en comparación con el tabaco. En 2020, un 38% de los fumadores consideraba que vapear es tan dañino como fumar, mientras que el 15% creía que vapear es incluso más dañino.

A este respecto, la institución ha estimado oportuno recordar que esa percepción no está refrendada por las investigaciones que realizan conjuntamente expertos del Reino Unido y Estados Unidos, quienes han concluido en varios informes que el uso del cigarrillo electrónico es mucho menos dañino que fumar.

Nueva Zelanda impulsa un nuevo marco normativo

Considerado uno de los pioneros en acoger a los nuevos dispositivos como alternativa eficaz frente al tabaco, Nueva Zelanda ha dado un paso más en su apuesta a favor del cigarrillo electrónico con la inclusión de éstos en un marco normativo que regula su uso y consumo.

La anterior Ley de Ambientes Libres de Humo de 1990 se ha revisado para articular una estrategia dual que ha permitido, por un lado, abordar la puesta a disposición de cigarrillos electrónicos entre aquellas personas que quieran dejar de fumar y, por otro lado, prohibir su venta dirigida a los no fumadores, especialmente a los jóvenes.

Por su parte, el Departamento de Salud Pública de la Universidad de Otago, en Wellington, aseguró en una investigación publicada a principios de año que, entre 2016 y 2018, el uso de los cigarrillos electrónicos había aumentado entre las personas que dejaron de fumar. Concretamente, un 78% de los usuarios emplearon el cigarrillo electrónico para cesar en su adicción al tabaco.

Los participantes de este estudio, seleccionados a partir de la Encuesta de Salud de Nueva Zelanda, son un muestreo representativo a nivel nacional que sirvió para conocer de primera mano su comportamiento ligado al vapeo, la percepción que mantienen sobre el mismo y cuáles son los motivos de su uso.  Como parte del proyecto de Evaluación Internacional de Políticas de Control del Tabaco (ITC), la encuesta señaló que los principales consumidores del cigarrillo electrónicos son principalmente jóvenes, de 18 a 24 años, que han dejado de fumar recientemente.

El propio Ministerio de Salud neozelandés, junto a la Agencia para la Promoción de la Salud (HPA), pusieron en marcha Vaping Facts, un portal que detalla a golpe de evidencia científica cómo el cigarrillo electrónico contribuye a la reducción del daño por tabaquismo.