Sociedad

La tumba de Aristóteles podría haber sido descubierta

  • Iñigo Artola
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Al parecer, según anuncian un equipo de arqueólogos griegos, el filósofo clásico Aristóteles encontró el descanso eterno en el pueblo que le vio nacer: Estagira, al norte de la ciudad griega que hoy en día lleva el mismo nombre.

A pesar de que no hay pruebas que demuestren este descubrimiento, el director de las excavaciones, Konstandinos Sismanidis, ha asegurado que existen «indicios muy fuertes que rozan la certeza» en el congreso internacional ‘Aristóteles – 2.400 años’ que se celebró el pasado jueves en la Universidad de Salónica.

Tras analizar dos manuscritos en los que se hacía alusión al traslado de las cenizas del pensador a su ciudad natal, el equipo de Sismanidis llegó a la conclusión de que un edificio descubierto hace 20 años en las excavaciones de la antigua Estagira solo podía ser una cosa: el mausoleo de Aristóteles.

Los hallazgos en el interior de las ruinas del edificio, monedas de Alejandro Magno y de sus sucesores, sitúan su construcción al comienzo del periodo helenístico. Y un dato que sorprendió a los arqueólogos fue que en medio de una fortificación bizantina hubiera restos de una edificación que no pertenecía a la misma época ni a épocas posteriores.

Los restos del techo encontrados en este yacimiento arqueológico demostraron que se había fabricado con tejas de la fábrica real, lo que demuestra que se trataba de un edificio público. Situado entre una galería del siglo V a.C. y un templo de Zeus del siglo VI a.C., dentro de la antigua ciudad, cerca de su ágora, y con vistas panorámicas. En el suelo del edificio hay un rectángulo de 1,30 por 1,70 metros, lo que corresponde a un altar.

Todas estas evidencias y el hecho de que la planta del edificio no permitía atribuirle otro uso que el de una tumba, hicieron sospechar a los arqueólogos que se trataba de un mausoleo.

Finalmente, llegaron a la conclusión de que probablemente la persona a la que estaba dedicado el mausoleo era Aristóteles con la ayuda de dos documentos antiguos: una traducción en árabe del siglo XI d.C. de una biografía del filósofo griego y el manuscrito No. 257 de la Biblioteca Marciana de Venecia.

Ambos documentos precisan que cuando Aristóteles murió en 322 a.C. en la ciudad de Calcís (actual Calcidia) los habitantes de Estagira trasladaron sus cenizas a una urna de cobre, la pusieron en un mausoleo y a al lado de ellas construyeron un altar