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La siniestra frase de Daniel Sancho antes de su defensa: «Aunque mis acciones puedan ser un pecado…»

El joven cocinero ha sido condenado por el asesinato de Edwin Arrieta

Está cumpliendo condena en Tailandia, donde sucedió el crimen

Cuenta con el apoyo de sus padres, Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo

El caso de Daniel Sancho ha llamado la atención del público tanto por su complejidad como por el perfil del condenado. Su reciente condena a cadena perpetua en Tailandia ha vuelto a resurgir en la opinión pública después de que el investigador español José Ruz publicara un libro que expone nuevas revelaciones sobre este controvertido caso. En el texto, titulado ‘Daniel Sancho: toda la verdad y nada más que la verdad’, se exploran detalles inéditos del proceso judicial y se destaca una inquietante declaración de Sancho antes de dar su versión de los hechos, palabras que algunos han interpretado como frías y carentes de arrepentimiento.

La frase exacta pronunciada por Sancho ha despertado muchas reacciones: «No profeso ninguna religión. Aunque mis acciones puedan ser consideradas un pecado o mis palabras no sean verdaderas, no temo a Dios. Pero tengo amor y compasión por mis semejantes». Su mensaje, lanzado en la corte tailandesa antes de dar su testimonio, marca un tono sombrío, con matices de autodefensa y distanciamiento religioso que suscitan nuevas interrogantes sobre sus motivaciones y su personalidad.

Los delitos por los que ha sido condenado

Daniel Sancho fue declarado culpable de tres delitos graves: el asesinato premeditado del cirujano colombiano Edwin Arrieta, el descuartizamiento del cadáver y el robo del pasaporte de la víctima. Estos crímenes tuvieron lugar en Koh Phangan, una pequeña isla en Tailandia, el 2 de agosto de 2023. La condena a cadena perpetua fue el resultado de un juicio complejo y minucioso que concluyó con la máxima pena permitida por la ley tailandesa para estos delitos.

Durante el proceso se presentaron pruebas incriminatorias y testimonios que detallaron el macabro suceso y las acciones de Sancho, quien inicialmente confesó su responsabilidad en los hechos. La fiscalía argumentó que el acto fue premeditado, señalando que el cocinero había planificado el crimen con anterioridad y que su conducta posterior demostró una frialdad escalofriante. La defensa, por su parte, intentó sin éxito reducir la pena alegando posibles alteraciones emocionales y factores externos.

Una frase que ha dado un giro de 180º al caso

El comentario «no temo a Dios» ha sido interpretada como una muestra de indiferencia y autoconfianza que ha dividido a la opinión pública y a los expertos en criminología. Algunos lo ven como una declaración fría y calculada, mientras que otros argumentan que podría reflejar una filosofía personal en la que el temor a la justicia divina no juega un papel relevante.

Para muchos, la declaración de Daniel Sancho refleja una aparente falta de arrepentimiento, lo que podría interpretarse como un intento de desafiar las normas morales tradicionales y desmarcarse de cualquier juicio ético o religioso. En un entorno judicial en el que se espera humildad y un reconocimiento del daño causado, sus palabras han sido vistas como una especie de declaración de independencia emocional, que contrasta con el arrepentimiento o la búsqueda de perdón que suelen acompañar a quienes enfrentan situaciones similares.

Un libro que da respuesta a muchas preguntas

La publicación del libro de José Ruz ha añadido una nueva dimensión al caso, ofreciendo al público detalles no revelados durante el juicio. Ruz afirma haber dedicado más de un año a investigar y recopilar documentos oficiales que, según él, desmienten algunas versiones que circularon en la prensa. En su análisis, aborda temas como la presunta falta de derechos de Sancho al momento de su arresto, cuestión que fue ampliamente discutida.

Además, el autor sostiene que la representación mediática de Sancho fue suavizada en ciertas ocasiones, creando una imagen menos cruda de los hechos. Este «blanqueamiento» mediático, según el escritor, fue una de las razones que lo impulsaron a publicar el libro. A través de su investigación, expone una versión menos compasiva y más imparcial de los hechos, animando a los lectores a cuestionar las versiones anteriores y a considerar las evidencias judiciales con mayor objetividad.

El juicio y la condena de Daniel Sancho no solo han captado la atención de los medios, sino que también han generado un debate sobre temas como la moralidad, la justicia y el tratamiento mediático de los casos de alto perfil. Algunos críticos han señalado que la cobertura del caso ha sido sensacionalista, mientras que otros consideran que ha servido para visibilizar el proceso judicial en Tailandia y cómo la justicia tailandesa trata a los ciudadanos extranjeros.

¿Qué siente Daniel Sancho?

El caso de Sancho también ha reavivado el debate sobre la influencia de la religión y la moral en los procesos judiciales. En algunas culturas, las declaraciones que reflejan la falta de temor a Dios o la negación de principios éticos fundamentales son percibidas como signos de peligrosidad y falta de empatía, elementos que podrían influir en la percepción del acusado y en la interpretación de su conducta.

A medida que surgen nuevos detalles sobre el caso y que la opinión pública continúa especulando sobre la verdadera personalidad y motivaciones de Sancho, la frase «no temo a Dios» cobra un significado profundo. Su declaración parece ir más allá de un simple comentario. Es un reflejo de su postura frente a las normas y valores convencionales que regulan la conducta humana. ¿Qué siente Daniel Sancho? Esa es la gran pregunta, pero de momento sigue sin respuesta.