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¿Qué santos se celebran hoy, lunes 18 de marzo de 2024?

San Cirilo de Jerusalén y San Braulio de Zaragoza entre los santos que se celebran en este 18 de marzo

¿Qué santos se celebran hoy, lunes 18 de marzo de 2024?. La conmemoración de los santos es una tradición arraigada en la fe cristiana, un momento para recordar y honrar la vida y obra de aquellos que, con su ejemplo, han guiado a generaciones en el camino de la espiritualidad y la virtud. El 18 de marzo, la Iglesia celebra a varios santos cuyas historias resuenan con fuerza a través del tiempo, inspirando a los fieles a vivir con mayor compromiso y amor por sus creencias.

En este día, nos encontramos con figuras que han marcado la historia de la Iglesia con su sabiduría, su coraje y su inquebrantable fe. Desde obispos y doctores de la Iglesia hasta reyes y mártires, cada uno de ellos ha dejado una huella imborrable que merece ser recordada y venerada. A continuación, nos adentraremos en la vida de algunos de estos santos, explorando su legado y la relevancia de su santidad en nuestros días y os enumeramos el resto de santos que se celebran en este día.

San Cirilo de Jerusalén

Cirilo de Jerusalén, nació en el año 314. Después de haber aprendido los primeros rudimentos de las letras y de las ciencias profanas, estudió la Sagrada Escritura con tal ardor y provecho que se convirtió en un intrépido defensor de la fe. Ya de adulto, San Máximo, obispo de Jerusalén, lo consagró sacerdote.

San Cirilo se dedicó especialmente a la predicación. Escribió también las catequesis, en las que se expone con admirable claridad la doctrina cristiana y los dogmas de la fe sólidamente defendidos de los ataques de los arrianos.

Una vez muerto el santo obispo Máximo, se eligió San Cirilo como su sucesor. Su episcopado fue muy afortunado pero estuvo también lleno de peligros. Tuvo que soportar persecuciones, insultos y acusaciones por parte de los arios. Para escapar de la violencia de sus enemigos, que en un concilio lo habían declarado privado de su sede, tuvo que refugiarse en Tarso de Cilicia, con el obispo de esa ciudad. Una vez muerto el emperador Constancio, Juliano el Apóstata, su sucesor, permitió que todos los exiliados fueran repatriados. San Cirilo regresó rápidamente a su rebaño, donde con celo apostólico se dedicó a refutar errores, corregir vicios, suprimir abusos y reintroducir el verdadero culto cristiano.

Dios pidió un segundo sacrificio a este fiel servidor suyo, cuando una vez más tuvo que regresar al camino del exilio. Regresó bajo el emperador Teodosio el Grande.

Dos grandes acontecimientos ilustraron el episcopado de San Cirilo. Julián el Apóstata quiso negar la profecía de Jesucristo sobre la destrucción de Jerusalén. Y como esta infeliz ciudad ya había sentido el peso de la espada de Roma en toda su severidad, Juliano se dispuso a reconstruirla. San Cirilo intentó disuadir al impío emperador de tal plan y le lanzó severos reproches. Pero su palabra no penetró en el corazón del Apóstata.

Sabemos lo que pasó: terremotos, rayos y llamas destruyeron las murallas reconstruidas, infundiendo un miedo indescriptible entre los partidarios del emperador y provocando una gran confusión.

El segundo acontecimiento es la aparición de una cruz, que se extendía desde el Calvario hasta el Monte de los Olivos, tan brillante que sobrepasaba la luz del sol.

Ya anciano, San Cirilo intervino en el Concilio Ecuménico de Constantinopla, donde fueron condenadas la herejía de Macedonio y nuevamente la arriana. Falleció en el año 386.

San Braulio de Zaragoza

Braulio, oriundo de una familia noble hispano-romana, fue instruido por su hermano Juan, obispo de Zaragoza. Completó su educación en Sevilla, en la escuela de San Isidoro, quien se convirtió en su amigo y mentor. Tras la muerte de Juan, Braulio fue nombrado obispo, cargo desde el cual combatió la herejía arriana con fervor y elocuencia.

Durante su episcopado, participó en los Concilios de Toledo, donde su influencia fue notable tanto en asuntos eclesiásticos como estatales.

Braulio era conocido por su estilo de vida austero y su desprecio por el lujo. Se vestía con ropas sencillas y comía alimentos no procesados, llevando una vida de simplicidad y devoción. Sin embargo, su generosidad hacia los pobres era inmensa. Rechazaba la adulación y buscaba ser reconocido por sus verdaderas virtudes, no por las percepciones erróneas de los demás. Sus cartas de condolencia muestran a un hombre de corazón cálido y fe profunda, que, aunque compartía el dolor de los afligidos, siempre enfatizaba la esperanza y la alegría del paraíso prometido a los fieles difuntos. Sus escritos, que incluyen correspondencia y tratados teológicos, evidencian su profunda fe y su amor por la enseñanza de Cristo.

Otros santos que se celebran el 18 de marzo

Además de estos tres santos, el 18 de marzo también se celebra a: