¿Qué santos se celebran hoy, jueves 5 de junio de 2025?
San Bonifacio, obispo y mártir, es uno de los santos que se celebran en este día
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¿Qué santos se celebran hoy, jueves 5 de junio de 2025? En este día, como en todos los del año, el calendario de la Iglesia católica, nos invita hoy a recordar a figuras clave en la historia de la fe cristiana. En concreto, recordamos a tres santos, San Bonifacio, San Doroteo de Gaza y San Pedro Spano, quienes encarnan los valores de entrega, espiritualidad y misión que la Iglesia ha reconocido y venerado a lo largo de los siglos.
Aunque sus biografías se enmarcan en épocas y geografías muy diferentes, desde la Inglaterra anglosajona hasta la Palestina bizantina o la Calabria medieval, todos comparten un profundo compromiso con su fe. Por ello en este 5 de junio, la Iglesia no sólo conmemora sus nombres: recuerda también sus obras, sus luchas interiores, sus aciertos y su humanidad. Y las conocemos ahora no como figuras idealizadas, sino como personas reales que vivieron con intensidad, y como decimos con mucha fe y entrega hacia los demás. A continuación, repasamos quiénes fueron estos tres santos y por qué siguen siendo tan significativos.
San Bonifacio
La figura de San Bonifacio destaca como una de las más influyentes en la cristianización de Europa. Nacido como Wynfrith (o Winfrid) hacia el año 672 en Crediton, Inglaterra, desde muy joven mostró un deseo profundo de abrazar la vida monástica, a pesar de la oposición de su familia. Su vocación le llevó a formarse en los monasterios de Exeter y Nutcell, donde fue ordenado sacerdote a los treinta años. Sin embargo, su inquietud por llevar el mensaje cristiano más allá de su tierra natal le impulsó a cruzar el canal para evangelizar a los pueblos germánicos, especialmente en Frisia, Hesse y Turingia.
Bonifacio fue un incansable organizador y predicador. En el año 718, tras visitar Roma, recibió del Papa Gregorio II la misión de estructurar la Iglesia en tierras germanas. Durante más de tres décadas, fundó obispados, organizó sínodos, construyó monasterios (como la célebre abadía de Fulda) y bautizó a miles de personas. Su actividad no solo fue espiritual, también política: mantuvo una delicada diplomacia con los poderes francos y carolingios, logrando un equilibrio entre la autoridad papal y los intereses locales. Coronó al rey Pipino el Breve y envió cartas de advertencia a reyes anglosajones, como la célebre reprimenda al rey Ethelbaldo de Mercia, por su conducta escandalosa.
A pesar de sus logros y de la edad avanzada, Bonifacio no dejó nunca de misionar. A los 70 años volvió a Frisia, donde fue asesinado junto a unos cincuenta compañeros el 5 de junio de 754, en un ataque violento cerca de Dunkerque. Sus últimas palabras fueron “Ánimo en Cristo”, un testimonio de la firmeza de su fe. Es venerado como mártir y santo por católicos y luteranos, y es patrono de los cerveceros, sastres y petroleros. A él se le atribuye incluso la invención del árbol de Navidad, pues, según la tradición, reemplazó un roble pagano por un abeto cristianizado. Su legado espiritual sigue vivo especialmente en Alemania, donde se le recuerda como uno de los grandes forjadores de la identidad cristiana europea.
San Doroteo de Gaza
Menos conocido, pero profundamente influyente en la tradición espiritual oriental, San Doroteo de Gaza, también llamado Abba Dorotheus, vivió entre los siglos V y VI en la región de Palestina. Nació en torno al año 505 y se formó bajo la guía de figuras notables como Barsanufio y Juan el Profeta, en el monasterio de Abba Serid, cerca de Gaza. Su vida estuvo marcada por la búsqueda de la sabiduría espiritual, la humildad y la obediencia, características esenciales de la vida monástica primitiva.
Doroteo es recordado por su claridad al hablar del alma y del crecimiento espiritual. Escribió diversas obras, entre ellas sermones, cartas y reglas monásticas, que han sido leídas y comentadas durante siglos. Su estilo es sencillo, pero profundo, y su enfoque práctico de la vida cristiana lo convierte en uno de los autores más accesibles para quienes buscan una espiritualidad viva y transformadora. No hablaba desde una teoría abstracta, sino desde su experiencia de lucha interior, enfermedad, servicio y contemplación.
Fue también maestro de Dositeo, un joven monje que llegó al monasterio enfermo y sin rumbo, y que gracias a la orientación de Doroteo se convirtió en modelo de obediencia y conversión. La relación entre ambos es una de las historias espirituales más bellas del monacato oriental. Doroteo murió alrededor del año 565 (aunque algunas fuentes sitúan su muerte más tarde, en torno al 620) en su propia comunidad monástica. Su fiesta se celebra el 5 de junio tanto en la Iglesia católica como en la ortodoxa, y sus enseñanzas siguen siendo fuente de inspiración para aquellos que desean crecer en humildad, libertad interior y compasión.
San Pedro Spano
En el sur de Italia, entre las montañas y los valles de la región de Calabria, floreció la figura de San Pedro Spano, un monje asceta del siglo XII. Su lugar de nacimiento no está del todo claro (se mencionan varias localidades como Arena, Ciano o incluso Torre Spatola), pero lo que sí sabemos con certeza es que fue un fiel representante del monaquismo italo-griego, profundamente influido por la espiritualidad de los padres orientales. Su vida estuvo marcada por la soledad, la pobreza radical, el ayuno estricto y la oración constante.
Pedro Spano vivió como ermitaño y luego como fundador del monasterio de Ciano, que surgió gracias a una serie de concesiones obtenidas tras la curación milagrosa del conde Juan Conclubet, señor de Arena. El monasterio que llevó su nombre se convirtió en centro de vida espiritual para muchos discípulos y fieles que buscaban guía en su camino de fe. Aunque la fecha exacta de su muerte sigue siendo incierta (el Menologio basiliano menciona el 15 de enero de 1105, pero parece tratarse de un error cronológico), su festividad se celebra tradicionalmente el 5 de junio.