Sociedad
FAMILIA REAL

Por qué la matrícula del coche de los Reyes es roja y no tiene números

Tanto los Reyes como su hija Leonor tienen carnet de conducir

Sus coches no tienen matrícula por una cuestión de seguridad

El protocolo recomienda que Felipe VI no viaje con la princesa Leonor

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Uno de esos detalles que suele pasar desapercibido cuando se habla de la Familia Real tiene que ver con los vehículos oficiales que utilizan en sus desplazamientos, ya que, aunque a simple vista puedan parecer coches como los que usa cualquier institución del Estado, basta observar con detenimiento la parte frontal o trasera para detectar que no exhiben la matrícula convencional que identifica al resto de los automóviles.

Dicha peculiaridad, que para muchos ciudadanos sólo se hace evidente cuando alguien la menciona por primera vez, responde a una serie de normas muy estrictas vinculadas tanto al protocolo como a la seguridad de la Casa Real, dos ámbitos que trabajan de forma coordinada para asegurar que cada movimiento del monarca y su familia se produzca con el mayor nivel de protección posible. De hecho, una vez que el detalle se descubre, resulta difícil volver a mirar esos vehículos sin fijarse en la ausencia de la matrícula habitual, ya que revela una estructura pensada para evitar que terceros puedan seguir sus recorridos.

La matrícula de los Reyes de España

El motivo por el que los coches del Rey Felipe VI y de la Reina Letizia llevan la matrícula oculta tiene que ver con la necesidad de impedir que se rastree su ubicación o sus itinerarios con facilidad, tal y como han explicado medios especializados que siguen habitualmente la actividad institucional.

Felipe VI en un acto. (EP)

Cuando la identificación numérica no es visible, el vehículo se vuelve prácticamente anónimo para cualquier persona que intente seguirlo desde la distancia, lo que dificulta enormemente que se pueda establecer una relación entre el coche y un lugar concreto. Esta medida, que a ojos del público puede parecer exagerada, se convierte en un mecanismo esencial para los equipos que trabajan en la seguridad de los monarcas, ya que su labor exige anticiparse a cualquier amenaza, evaluar los riesgos asociados a cada desplazamiento y reducir al mínimo la posibilidad de que su posición pueda ser conocida por alguien no autorizado.

Los coches de la Familia Real

En algunas ocasiones se ha podido ver a los Reyes y a la princesa Leonor conduciendo sus propios coches privados con la matrícula perfectamente visible, como lo haría cualquier persona en su vida cotidiana. Esas imágenes suelen tomarse en momentos de carácter familiar o personal, y ponen de manifiesto que la supresión de la matrícula no es un privilegio permanente, sino una medida específica para los vehículos oficiales destinados a actividades institucionales. En estos coches, una pequeña placa sustituye la matrícula tradicional, ocupando el espacio donde normalmente aparecerían los números y letras que identifican al vehículo, y convirtiéndose en un elemento simbólico que además cumple una función muy concreta.

La placa incorporada sobre la matrícula, cuya presencia ya resulta llamativa por sí misma, posee un código cromático que permite identificar de forma inmediata a la persona que viaja en su interior, algo que resulta especialmente útil para los agentes encargados de acompañar y vigilar los desplazamientos reales. Cuando el coche lleva una placa de color granate, significa que el rey Felipe VI se encuentra dentro, un tono que no es casual y que está directamente relacionado con el escudo de armas del monarca, lo que le otorga un valor representativo adicional.

Por el contrario, cuando la matrícula es de color azul, se trata de un vehículo que transporta a la princesa Leonor, una elección vinculada al Principado de Asturias, título que ostenta la heredera. Gracias a este sistema, los equipos de seguridad pueden reaccionar con mayor rapidez ante cualquier imprevisto, ya que el color les indica inmediatamente a quién deben proteger.

Un consejo importante

A las medidas que hemos explicado, se suma una norma que rara vez se menciona, pero que constituye uno de los pilares fundamentales de los protocolos de seguridad: la recomendación de que los miembros más relevantes de la Familia Real, especialmente el rey y la heredera, no viajen juntos en el mismo transporte. Esta decisión, que también adoptan otras casas reales europeas, tiene como objetivo minimizar los riesgos en caso de accidente o de cualquier incidente que pudiera comprometer la continuidad institucional, garantizando así que nunca se exponga a dos figuras esenciales a una misma situación de vulnerabilidad.

En su conjunto, el uso de placas especiales, la ocultación de matrículas, la diferenciación por colores y la separación de rutas entre los diferentes miembros de la familia conforman un sistema de protección altamente detallado que se ajusta constantemente a las amenazas y necesidades del momento. Gracias a estas normas, resulta mucho más difícil rastrear en tiempo real los vehículos en los que se desplazan, lo que reduce de manera significativa cualquier intento de seguimiento o identificación no autorizada. Para la Casa Real, como para muchas otras monarquías europeas, la seguridad es una prioridad absoluta, y por esa razón se actualizan de manera permanente sus protocolos.