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La DGT advierte de por qué deberías abrochar los cinturones traseros aunque no viaje nadie

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El uso del cinturón es obligatorio en España desde 1975 para los asientos delanteros y desde 1992 para los traseros. Es el elemento de seguridad pasiva más importante, ya que en caso de impacto es el único freno del cuerpo. Tal y como detalla la Dirección General de Tráfico (DGT), reduce en un 77% el riesgo de fallecimiento. Sin el cinturón de seguridad, en un choque a 80 kilómetros por hora contra un objeto rígido, los ocupantes del vehículo se verían lanzados hacia delante con una fuerza 80 veces superior a su propio peso.

La importancia del cinturón de seguridad

El organismo dirigido por Pere Navarro recuerda constantemente la necesidad de usar el cinturón de seguridad. El verano es la época en la que más desplazamientos por carretera se producen de todo el año, razón por la cual ahora ha lanzado otra advertencia: utilizar el cinturón de seguridad también en los asientos traseros aunque no viaje nadie en ellos.

El motivo es muy simple: el mayor número de bultos y equipajes con los que solemos viajar en verano a nuestro destino de vacaciones. Y es que es tan importante que los ocupantes del coche viajen con el cinturón de seguridad correctamente abrochado como que la carga también esté bien sujeta para que no se desplace durante el trayecto y, sobre todo, no salga disparada como si fuera un proyectil en caso de impacto.

Por lo tanto, si llevamos bultos grandes en los asientos traseros, tenemos que abrocharles el cinturón de seguridad para que no se desplacen. Si ponemos toda la carga en el maletero, tampoco está de más que abrochemos los cinturones de las plazas traseras aunque no haya nadie en ellas. Con este gesto, aumentamos la resistencia del respaldo a desplazarse si se produce una colisión brusca.

Efecto elefante

«Cuando un pasajero que viaja en el asiento trasero no se abrocha el cinturón de seguridad y se produce un frenazo, este golpea a quien marcha en el asiento delantero con una fuerza que equivale, en función de su peso y velocidad del vehículo, al peso de un paquidermo. A esto se le llama el efecto elefante, tomando la frase de una antigua campaña publicitaria francesa que rezaba ‘no viaje con un elefante en el asiento trasero’», explica la DGT.

Si, por ejemplo, llevamos un ordenador portátil suelto en el coche y chocamos bruscamente 50 kilómetros por hora, estaríamos hablando de un golpe equivalente a un jabalí de 85 kilos de peso.