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El cambio físico de la actriz más odiada de ‘Física o química’: ahora se vuelca en una ONG

'Física o química' es una de las series más famosas de la televisión

Sandra Blázquez causó revuelo cuando se incoporó en 'Física o química'

La artista está centrada en sus proyectos humanitarios

Durante años, el rostro de Sandra Blázquez estuvo ligado a uno de los personajes más temidos del instituto Zurbarán en la icónica serie Física o química. Entre las tramas adolescentes, los conflictos emocionales y los romances complicados que caracterizaron aquella producción de Antena 3, su interpretación de Alma Núñez marcó un antes y un después en la ficción. Pero mientras muchos de sus compañeros de reparto optaron por seguir creciendo en el mundo del espectáculo, Sandra tomó una senda muy distinta. En estos momentos su vida está completamente volcada en un proyecto humanitario y en OKDIARIO conocemos todos los detalles.

Cuando Sandra Blázquez se incorporó a Física o química en su tercera temporada, pocos esperaban el impacto que su personaje tendría en el desarrollo de la serie. Alma Núñez llegó con la actitud desafiante, las miradas frías y una personalidad manipuladora que pronto la convirtieron en la antagonista por excelencia del instituto Zurbarán. Su figura dividía al público entre quienes la detestaban y quienes no podían dejar de seguir sus movimientos. Alma era imprevisible, incisiva, emocionalmente compleja. Todo un reto interpretativo que Sandra asumió con determinación durante cinco temporadas.

Con el paso del tiempo, el personaje consiguió ganarse incluso un lugar en el cariño de los fans, gracias a los matices que la actriz supo imprimirle. La evolución narrativa de Alma le permitió explorar registros más sensibles, mostrando vulnerabilidades que enriquecieron su historia. Años después, su regreso puntual en el especial Física o química: el reencuentro sirvió como homenaje a una generación televisiva que marcó a miles de jóvenes. Sin embargo, aquella aparición fue más un cierre simbólico que un paso hacia la continuidad en la interpretación.

La nueva vida de Sandra Blázquez

Lejos de las cámaras, Sandra ha construido una nueva identidad, impulsada por inquietudes personales y sociales que iban más allá del mundo artístico. Fue en 2014 cuando tomó una decisión que sorprendió a muchos de sus seguidores: fundar una ONG centrada en la protección infantil en África. Junto a María Fábregas, otra activista comprometida con el cambio, crearon Idea Libre, una organización que trabaja en contextos de extrema vulnerabilidad para ofrecer oportunidades educativas, sanitarias y humanas a niños de comunidades olvidadas.

Sandra Blázquez posando en un evento. (Foto: Gtres)

Su labor se ha centrado especialmente en zonas rurales de Kenia, donde Sandra ha vivido de forma prolongada en diversas ocasiones. Allí ha desarrollado proyectos escolares, de alimentación, acceso al agua y apoyo psicológico. No se ha limitado a coordinar a distancia, sino que ha estado presente sobre el terreno, involucrándose en la vida diaria de los pequeños y sus familias.

Aunque se alejó de los platós, Sandra no abandonó del todo su faceta comunicativa. Transformó su voz en otra herramienta para visibilizar las realidades que había comenzado a conocer. A través de la escritura, ha compartido su experiencia vital y el proceso que la llevó a dejar el mundo del entretenimiento para dedicarse a la acción solidaria. Dos libros dan testimonio de ello: Me dije hazlo y lo hice y Vivir, con miedo o sin él. Ambas publicaciones recogen reflexiones, vivencias y aprendizajes sobre el compromiso social, la empatía y el coraje personal.

En esos textos se aleja de cualquier tipo de dramatización superficial. Su tono es directo, honesto y profundamente humano. Esos relatos han sido bien recibidos por lectores que valoran el testimonio en primera persona de alguien que ha roto con el guion habitual del éxito mediático. La artista comparte lo que ha significado enfrentarse a desigualdades estructurales, acompañar procesos educativos en condiciones muy duras y sobre todo descubrir una vocación que va mucho más allá de los focos.

Sandra Blázquez ha dado un gran cambio

La evolución de Sandra Blázquez también ha sido visible en el plano físico. Aunque no ha buscado ningún tipo de exhibicionismo, su transformación ha sido objeto de atención mediática. A sus 38 años, luce una imagen muy distinta a la que ofrecía cuando interpretaba a Alma. No ha participado en campañas de imagen ni ha utilizado las redes sociales par ser influencer. Su presencia pública se mantiene discreta, pero coherente con su mensaje, por eso tiene tantos apoyos.

En un mundo en el que muchos actores luchan por mantenerse vigentes en la industria del espectáculo, Sandra Blázquez ha demostrado que existe vida más allá de las cámaras. Su paso por Física o química le otorgó notoriedad y popularidad, pero no se convirtió en un fin en sí mismo. Supo aprovechar ese reconocimiento para dar visibilidad a causas que requieren compromiso y continuidad. Desde la fundación de Idea Libre, ha redefinido lo que significa ser una figura pública.

No ha sido un viaje exento de dificultades. El trabajo en entornos desfavorecidos plantea retos constantes, tanto emocionales como logísticos. Sin embargo, la actriz ha sostenido su implicación con perseverancia y ha conseguido que muchos de sus seguidores iniciales se interesen también por la labor humanitaria que ahora ocupa su tiempo.