Así es por dentro el impresionante piso de Francisco Rivera en Sevilla: con vistas a un sitio histórico
Francisco Rivera ya ha dado la bienvenida a Nicolás, su hijo pequeño
El emblemático torero lleva una vida discreta y alejada de los conflictos
Francisco Rivera y Lourdes Montes disfrutan de un matrimonio perfecto
Francisco Rivera y Lourdes Montes están atravesando uno de los momentos más felices de sus vidas. La llegada de su tercer hijo en común, Nicolás, ha llenado de ternura y emoción su hogar sevillano, un lugar que la pareja ha ido moldeando con mimo a lo largo de los años. Este nuevo miembro se une a Carmen y Curro, sus otros dos hijos y también a Cayetana, la hija mayor del torero fruto de su anterior matrimonio con Eugenia Martínez de Irujo.
La vivienda es un refugio lleno de historia, con una decoración que combina tradición, modernidad, calidez y personalidad. Ubicada en una de las zonas más exclusivas de la capital andaluza, cuenta con elementos que la convierten en un espacio único, donde cada rincón habla de las vivencias, el legado y los gustos de sus propietarios.
El piso de Francisco y Lourdes se encuentra en San Fernando, una de las vías más valoradas de Sevilla. Esta calle, conocida por su elegancia y por la arquitectura señorial de sus edificios, ofrece una conexión directa con algunos de los rincones más bellos y representativos de la ciudad. En pocos pasos se puede llegar a joyas arquitectónicas como el Palacio de San Telmo, la Universidad de Sevilla, el Archivo General de Indias y, por supuesto, el Real Alcázar.
Unas vistas inmejorables
La vivienda disfruta de unas vistas privilegiadas. Desde sus terrazas es posible contemplar directamente la muralla del Alcázar y parte de sus jardines. Este tipo de vistas no solo es difícil de encontrar en plena ciudad, sino que aporta al piso un valor incalculable. Además, en la fachada opuesta, el balcón principal da a la antigua Fábrica de Tabacos, actual sede del Rectorado de la Universidad, otro edificio cargado de historia y belleza arquitectónica.
Este entorno monumental se refleja también en el valor del inmueble. La cotización por metro cuadrado en esta zona puede alcanzar cifras entre los 2.400 y los 6.000 euros, lo que da una idea del nivel de exclusividad del lugar que han elegido para vivir y criar a sus hijos.
Lejos de las viviendas impersonales y frías que a veces caracterizan a los hogares de personajes públicos, la casa de Francisco y Lourdes rebosa personalidad y calidez. Cada estancia está diseñada para ser vivida, no solo admirada. La decoración, obra casi íntegra de Lourdes Montes, revela su pasión por el diseño, su gusto por los detalles y su capacidad para crear espacios donde se mezclan arte, recuerdos personales y funcionalidad.
El interior de la casa de Francisco Rivera
Uno de los elementos más destacados del piso es la variedad de objetos que pueblan sus estanterías, paredes y mesas. Hay retratos familiares, fotografías en blanco y negro, cuadros de artistas contemporáneos, ilustraciones hechas por sus hijos y, como no podía faltar, objetos relacionados con la tauromaquia. Todo está dispuesto con cuidado, pero sin excesos, logrando una atmósfera equilibrada donde se percibe tanto el pasado ilustre de Francisco como la creatividad cotidiana de la vida familiar.
La diseñadora ha optado por una combinación de estilos que, en lugar de resultar ecléctica o caótica, transmite armonía. Hay muebles clásicos restaurados, piezas contemporáneas, textiles en tonos neutros, alfombras con toques de color, y muchas plantas y flores naturales que aportan frescura a todas las estancias.
El salón es, sin duda, el corazón de la vivienda. Es una estancia amplia, luminosa y acogedora donde convergen muchas de las pasiones y recuerdos de la familia. Allí se respira una mezcla de tradición andaluza, confort moderno y calidez hogareña. Uno de los elementos más llamativos es un traje de luces enmarcado de Francisco Rivera, que cuelga con orgullo en una de las paredes principales, junto a retratos suyos y fotografías con sus hijos. Es un homenaje silencioso a su trayectoria profesional y a su identidad como torero.
Una decoración perfecta y elegante
Los muebles del salón han sido seleccionados con esmero. Destacan un sofá azul de generosas proporciones, un diván estilo vintage con tapizado en tonos suaves y varias mesas de mármol que aportan elegancia al conjunto. Todo está dispuesto de forma que se fomente la conversación y el descanso, algo fundamental para la pareja, que disfruta de los momentos de reunión en familia.
Las flores frescas, que Lourdes renueva constantemente, están presentes tanto en jarrones de cristal como en pequeños arreglos sobre las mesas auxiliares. A esto se suma una cuidada iluminación natural gracias a un gran ventanal que recorre toda una de las paredes y da acceso a una de las terrazas, creando una continuidad visual entre el interior y el exterior.
El blanco es el color dominante en las paredes, cortinas y parte del mobiliario, lo que permite que la luz se refleje y multiplique. Esta elección cromática, lejos de resultar fría, se equilibra con tonos tierra, verdes suaves y azules profundos en los textiles y elementos decorativos. El resultado es una estética muy cuidada pero nada ostentosa, donde todo invita al bienestar.
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