Sociedad

Aplausos y lágrimas en la despedida a los guardias civiles asesinados en Teruel

Con aplausos han sido recibidos y con aplausos han sido despedidos los féretros de Víctor Romero Pérez y Víctor Jesús Caballero de la iglesia de Santa María de Alcañiz (Teruel), donde se ha celebrado el funeral por estos dos guardias civiles muertos por los disparos del asesino al que perseguían.

La familia, amigos, vecinos de Alcañiz y decenas de compañeros guardias civiles desplazados a la ciudad bajoaragonesa han despedido este sábado a los dos jóvenes agentes, fallecidos a última hora del pasado jueves por los disparos del serbio Norbert Feher, a quien perseguían cuando acababa de matar también a tiros en una masía cercana a José Luis Iranzo, un vecino de Andorra (Teruel).

La plaza de España, en la que está el Ayuntamiento donde este sábado a última hora se instaló la capilla ardiente, no ha dejado de registrar trasiego durante toda la noche, de vecinos y guardias civiles que querían mostrar sus condolencias a las familias.

Pero desde una hora antes del comienzo del funeral ya se congregaban en la antigua colegiata de Santa María de Alcañiz numerosos compañeros, visiblemente emocionados. Familiares y compañeros de los agentes han portado a hombros los féretros, recorriendo los escasos metros que separan el Ayuntamiento del templo en el que se ha celebrado la ceremonia.

En medio de un silencio sepulcral, era posible oír con nitidez los lamentos de los familiares, como el del primero que ha entrado en la iglesia, abuelo de uno de los fallecidos, que lo ha hecho en silla de ruedas y visiblemente emocionado, mientras recordaba a su nieto y su juventud.

A su llegada a las puertas de la iglesia, la Banda de Música de la Guardia Civil ha interpretado la marcha fúnebre y el himno de España, y a la salida han despedido a los agentes interpretando el himno de la Guardia Civil y la obra «La muerte nunca es el final».

Víctor Romero, nacido en Teruel, de 30 años, estaba casado y había sido padre hace unos meses; Víctor Jesús Caballero, natural de Cádiz, nació en 1979. Iranzo, de 40 años, también estaba casado y tenía un hijo.