La viroterapia y su papel en la lucha contra el cáncer
En los últimos 10 años se han desarrollado un amplio abanico de terapias basadas en la creación de virus modificados genéticamente para combatir el cáncer.
En los últimos 10 años se han desarrollado un amplio abanico de terapias basadas en la creación de virus modificados genéticamente para combatir el cáncer. En este caso, hablamos de la viroterapia, una técnica que promete desarrollar diversos métodos para eliminar las células cancerígenas de forma eficiente sin afectar a los tejidos circundantes. De este modo, se limitan de forma notable los efectos secundarios adversos a los que dan lugar la gran mayoría de tratamientos actuales.
El principal problema que se plantea en la actualidad es que, cuanto más potentes son los virus, su toxicidad también es mayor. Así, para hacer frente a los potenciales riesgos de su ingreso en el organismo humano, un equipo de científicos ha elegido un adenovirus para modificar su genoma con el objetivo de que sea capaz tanto de identificar como de actuar únicamente sobre los tejidos afectados.
¿Qué es la viroterapia?
La viroterapia es una rama de la inmunoterapia que abre una nueva perspectiva, tanto de médicos como de pacientes en la lucha contra el cáncer. En la naturaleza se encuentran una gran selección de virus anticancerígenos, los cuales atacan de forma específica los tumores, evitando las células sanas que se encuentran a su alrededor. Así, los científicos tratan de encontrar el mejor método para potenciar la efectividad mediante la modificación genética.
La relevancia del virus del Valle de Seneca se encuentra en su capacidad para hacer frente al 66% de los cánceres que existen en las personas. Investigaciones reciente han demostrado su capacidad para luchar contra el cáncer. Se han realizado ensayos clínicos de tumores malignos pediátricos en fase I y ensayos de fase II en cánceres de pulmón de células pequeñas. No obstante, presenta un inconveniente. El cuerpo humano acumula inmunidad contra el virus durante las tres semanas posteriores, eliminando el error antes de que finalice de cumplir sus funciones.
Los investigadores explican que al observar la estructura pueden comprender cuál es la zona del virus necesaria para unirse al receptor. Así, si pretenden que el virus sea mejor y más efectivo, pueden tratar de modificar aquellas zonas que no sean esenciales para así evitar la acción del sistema inmune, dejando con ello la parte que resulta esencial, intacta y sin daños.
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