Seis hábitos dañinos para personas con dermatitis
La dermatitis o eccema (también "eczema") es una enfermedad compleja que se caracteriza por enrojecimiento, picor, inflamación y sequedad de la piel
Algunas sustancias naturales empeoran la irritación y la limpieza debe ser suave
La dermatitis atópica, una patología que empeora con el frío
Según los datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), la dermatitis atópica afecta al 5-20% de la población general. Afecta sobre todo a niños y adolescentes (15-20%).
Los síntomas de la dermatitis pueden ser desde leves a severos, persistentes o en forma de brotes. Hay muchos factores que pueden contribuir a que se desarrolle la enfermedad (inmunológicos, ambientales y genéticos). Por eso a veces es difícil saber qué hábitos pueden ayudar a manejar la enfermedad y cuáles tienden a hacer que empeoren los síntomas. Al margen del tipo de dermatitis que uno sufra, hay seis cosas que deberían evitarse según Eve Casha, directora científica de la firma dermocosmética Dermoi.
Las duchas calientes
Mientras nos duchamos, la exposición al agua a temperatura elevada puede aumentar el daño a la barrera de la piel. Esto se debe a que la capa más externa está formada de células muertas (corneocitos o queratinocitos anucleados, por su nombre en jerga médica) rodeadas de una matriz de grasa. El agua caliente interfiere con esos lípidos y dificulta que cumpla esa función de barrera protectora. La consecuencia puede ser inflamación y pérdida de hidratación (sequedad) en la piel. Durante los brotes de dermatitis, la piel ya está en un estado «delicado», con afectación de la barrera de la epidermis, sequedad e inflamación. Intente reducir la temperatura del agua cuando se duche, se lave las manos o la cara para proteger la piel en la medida de lo posible.
Usar hidratantes a base de agua
La estructura de la piel está preparada para almacenar moléculas de agua. No obstante dependiendo de la salud del tejido, el agua se pierde con facilidad por la epidermis. Los ingredientes humectantes se unen a la humedad y la atraen hacia la piel. El ácido hialurónico, por ejemplo, es un componente de los cosméticos que puede acumular 1.000 veces su peso en agua. Otro humectante conocido es la glicerina. Cuando una persona tiene dermatitis, la pérdida de agua a través de la epidermis es intensa, por eso es mejor evitar la deshidratación adicional con hidratantes suaves elaborados a base de aceites (que contengan agentes oclusivos), lo cual beneficiará mucho a la piel.
Limpiar la piel con productos agresivos
La limpieza de la piel es esencial en cualquier rutina de cuidados. Elimina material no deseado como polvo, sudor y sebo presentes en la piel. Algunos productos para la limpieza contienen surfactantes que pueden dañar la barrera de la epidermis, sus elementos grasos y el pH de la piel.
Durante un brote de eccema, limpiar la piel en exceso o usar limpiadores agresivos se ha asociado con un empeoramiento de los síntomas. Evite los productos que dejen la piel tirante o con sensación de sequedad, o los que tengan mucha espuma. Reducir la frecuencia con la cual se limpia la piel y buscar productos emolientes basados en aceites, añadiendo después hidratación, es buena opción.
Productos naturales para el cuidado de la piel
Aunque tenemos la idea de que lo natural siempre es mejor o al menos inocuo, este no es el caso en lo relacionado con el cuidado de la piel. Muchos elementos naturales contienen ingredientes activos que pueden atravesar la barrera de la epidermis o acentuar la inflamación. Por ejemplo, hay productos de origen natural que contienen alergenos (sustancias que producen reacciones alérgicas en algunas personas) como aceites esenciales o enzimas y ácidos de frutas que actúan como exfoliantes y empeoran las lesiones de la dermatitis. Todos los productos para el cuidado de la piel, naturales o no, contienen sustancias que pueden afectar a su equilibrio. Busque las de composición sencilla y suave, al margen de que sean naturales o no.
Ignorar la importancia del estrés
Hay muchos factores que contribuyen al riesgo de desarrollar eccema, el estrés (físico y mental) es uno de ellos. Durante los periodos de estrés, la barrera de la epidermis está comprometida porque el estrés influye en el funcionamiento de las células, favorece la inflamación y las reacciones alérgicas. Algunos cambios de hábitos, como una dieta que promueva el bienestar, evitar el alcohol y el tabaco pueden ser estrategias útiles para contrarrestar los efectos del estrés en la piel.
Pasarse con los ingredientes activos
Incorporar un nuevo ingrediente a los cuidados de la piel lleva su tiempo. Ya sea un ingrediente contra el envejecimiento (como los retinoides), péptidos o factores de crecimiento, hay que dejar a la piel que se adapte a ellos. Usar demasiados ingredientes activos al tiempo no se recomienda en ningún caso, al margen de si la persona padece dermatitis o no, porque aumenta las probabilidades de que se produzca irritación. Una rutina sencilla, con limpieza suave adecuada, hidratación y protección solar, puede ser suficiente.
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