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Cuerpo humano

¿Por qué se nos pone la piel de gallina?

La piel de gallina es un fenómeno también llamado pieloerección y se refiere al desarrollo de forma involuntaria de protuberancias en la piel, en la base del vello corporal, cuando nos exponemos a situaciones o a cambios bruscos de temperatura.

Este reflejo pilomotor ocurre en muchos mamíferos, además de los humanos, aunque la mayoría de las veces pensemos que solo nos afecta a nosotros.

En términos generales, esta piel aparece cuando los pequeños músculos en la base de cada pelo, conocidos como arrector pili, se contraen y tiran del cabello hacia arriba. Entonces vemos como la piel aparece con puntitos y los pelos se erizan. Este reflejo suele producirse por el sistema nervioso simpático en respuesta a diferentes estímulos o causas:

Cambios de temperatura

Cuando pasamos de repente del calor al frío, entonces aparece la pieloerección. Y como hemos especificado nos pasa a nosotros y también a algunos animales cubiertos de pelo o piel, pues en este caso los pelos erectos atrapan el aire para crear una capa de aislamiento.

Por miedo

Cuando nos asustamos también tenemos piel de gallina como respuesta o defensa ante algo que no nos gusta. Los gatos asustados presentan este fenómeno.

Por escalofríos

En los humanos, la piloerección se presenta como reacción ante algo que nos provoca escalofríos, como rascar las uñas en una pizarra, o escuchar sonidos algo parecidos.

Por emoción

Tanto si es por motivos alegres o tristes, la emoción es motivo para que la piel de gallina vuelva a salir. La excitación sexual también da lugar a que la piel se torne muy parecida a la de la gallina.

Por enfermedad

También puede aparecer por desarrollar algún problema, sea epilepsia del lóbulo temporal, tumores cerebrales y la hiperreflexia autonómica. Mientras que la piel que imita la piel de gallina aparece por queratosis pilaris.

Este fenómeno no va solo, pues muchas veces se acompaña de pulso acelerado, falta de respiración, sensación de mareo… ¿Dónde sale? Nos referimos casi siempre a los brazos y piernas. Pero también puede presentarse en el cuello o en la cabeza.