OkSalud

¿Por qué las infecciones vaginales aumentan hasta un 50% en verano?

El exceso de sudor o la humedad en la ropa son factores que favorecen la aparición de hongos, bacterias o parásitos en la zona genital femenina

Las infecciones vaginales más recurrentes con la disminución de la presencia de Lactobacillus son: vaginosis bacteriana, candidiasis vulvovaginal y tricomoniasis

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

En verano aumentan las infecciones vaginales respecto a otros periodos estacionales, con un incremento del 50% más de casos, según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). De hecho, 7 de cada 10 mujeres sufrirán al menos una vez en la vida alteraciones en la zona vaginal. Por ello, de cara a este periodo de altas temperaturas, Schwabe Farma Ibérica recuerda a las mujeres cómo evitar estas afecciones y la importancia de mantener una microbiota vaginal sana para prevenirlas y cuidar el organismo.

Como punto de partida, «el exceso de sudor o la humedad en la ropa generan el ambiente perfecto para que los hongos y otros patógenos proliferen en el área genital», advierte Fernando Hidalgo Zarco, farmacéutico y colaborador de Schwabe Farma Ibérica. Además, añade, «este aumento de la humedad también puede conducir a un cambio en el pH y la mucosidad de la vagina, que condicionan el estado de la microbiota, es decir, de las bacterias que protegen la zona y actúan como escudo ante las infecciones». Esta suma de factores puede provocar que sea más sencilla la colonización por parte de diferentes microorganismos.

En concreto, es la reducción en la población de lactobacillus o lactobacilos, bacterias que predominan en la microbiota, lo que induce a una mayor exposición del organismo a estas infecciones vaginales. Así, pueden desarrollarse afecciones como la vaginosis bacteriana (bacteria), candidiasis vulvovaginal (hongo) y tricomoniasis (parásito), siendo estas las más recurrentes, y alterando la composición del entorno genital femenino. De esta forma, el cuidado de la microbiota vaginal y la reposición de la flora que se pueda perder es clave para enfrentar estos patógenos y prevenir estas infecciones en verano.

Claves para la prevención en verano

Mantener, en la medida de lo posible, la zona vaginal seca tras el baño es una de las principales recomendaciones de los expertos. El hecho de llevar un bañador mojado o húmedo durante muchas horas aumenta el crecimiento anormal de hongos, bacterias o parásitos en esta área. Por ello, es aconsejable llevar a cabo una higiene continua para eliminar los posibles excesos de cloro y suciedad.

«Estas indicaciones, junto con una dieta equilibrada rica alimentos antioxidantes y la complementación con probióticos como Pegaso Woman de Schwabe, que contiene biotina y selenio, contribuyen al mantenimiento de las mucosas en condiciones normales y al funcionamiento del sistema inmunitario, cuidando la salud íntima», explica Fernando Hidalgo. «A esto se suma que los probióticos son clave como coadyuvantes del tratamiento de infecciones vaginales, especialmente por su acción reconstituyente de la microbiota tras la afección».

Los efectos de la menopausia

A lo largo de la vida de la mujer, la microbiota que protege a la vagina evoluciona por los cambios hormonales, y la aparición de la menopausia es uno de estos momentos. Durante esta fase se produce la reducción de estrógenos, lo que puede ocasionar sequedad en la mucosa vaginal. Este trastorno hormonal provoca cambios en la microbiota debido a la disminución del lactobacillus, de 10 a 100 veces menos, en comparación con la etapa fértil de la mujer.

«Los lactobacilos permiten establecer un entorno ácido antimicrobiano, pero su reducción conlleva un aumento del pH. A medida que incrementa el pH la zona es menos ácida, por lo que reduce esa protección antimicrobiana. Esta modificación puede facilitar la colonización de microorganismos patógenos de forma más recurrente durante la menopausia», concluye Fernando Hidalgo.