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¿Por qué Barbacid alerta sobre las terapias alternativas contra el cáncer?: «Podrían ser un delito»

Almudena Timón: "Los científicos deben tener la responsabilidad y compromiso con la sociedad"

Ángel Losada: "Lo importante es la generación de conocimiento mediante la investigación, el apoyo a los pacientes y la prevención"

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

El bioquímico Mariano Barbacid ha cargado sobre el peligro que tienen las terapias alternativas contra el cáncer y ha asegurado que aconsejar a un paciente para que abandone un tratamiento pautado por un médico para seguir un tratamiento de este tipo: «podría considerarse incluso un hecho delictivo».

Pero, ¿en qué consisten este tipo de terapias alternativas para una enfermedad tan grave como el cáncer? Los términos medicina «alternativa», «complementaria» y «estilo de vida» se usan para describir muchos tipos de productos, prácticas y tratamientos que no forman parte de la medicina convencional o tradicional. Como afirma la Sociedad Americana Contra el Cáncer, algunas terapias alternativas o complementarias pueden ser peligrosas e incluso mortales. Algunas incluso pueden interferir con la manera en que funciona el tratamiento convencional.

Algunas de estas terapias prometen bienestar mediante un método que suena sencillo, saludable y sin efectos secundarios perjudiciales. Pero esto no siempre es verdad. Algunas preocupaciones incluyen:

En este sentido, Barbacid ha asegurado que, de vez en cuando, oye «con preocupación» que hay personas enfermas que abandonan su tratamiento para seguir otros que no se basan en la evidencia científica ni la práctica médica, algo que le «preocupa».

En este debate sobre las pseudociencias en la realidad de las enfermedades oncológicas, la profesora de la Universidad de Salamanca Ana Cuevas ha expuesto los resultados de un proyecto que ha estudiado la forma de discriminar entre expertos y no expertos. «Se trata de una cuestión muy actual debido a la proliferación de expertos y supuestos expertos que aparentan tener conocimiento acerca de cualquier tema, generando desconfianza entre la ciudadanía, ya que sus opiniones suelen estar infundadas», ha indicado Cuevas.

Miguel Marcos, especialista en medicina interna del Hospital Universitario de Salamanca e investigador del IBSAL (Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca), ha reflexionado sobre cómo es y cómo debería de ser la relación de la ciencia con la sociedad. «Por un lado, existe el miedo, por parte de los científicos, a la descontextualización, que conduce al error. De esos errores se aprovecha la desinformación, que nunca es bienintencionada y que suele apoyarse en un beneficio económico a quien las crea», ha indicado Marcos.

El presidente de la AECC en Salamanca, Ángel Losada, ha explicado cómo impacta la pseudociencia en las instituciones sociales de apoyo a la ciencia. «Lo importante es la generación de conocimiento mediante la investigación, el apoyo a los pacientes y la prevención. La ignorancia y la pseudociencia son enemigos del conocimiento y el conocimiento cura. Es necesario socializar el conocimiento, prestando atención a los amplificadores de las noticias falsas, aunque algunos lo hagan incluso de buena fe», ha manifestado.

La responsable de Comunicación y Marketing del CIC (Centro de Investigación del Cáncer-Universidad de Salamanca/CSIC), Almudena Timón, ha defendido que para combatir a la pseuciencia hay que hablar de ciencia: «Los científicos deben tener la responsabilidad y compromiso con la sociedad».

«Debe existir un equilibrio entre la ciencia, la noticia científica y la cultura científica. Para conseguirlo, los responsables de la divulgación científica debemos implicar a toda la sociedad, incluso desde edades muy tempranas. Es necesario que los científicos expliquen que la ciencia no busca la verdad, busca identificar el fallo, que impide el avance del conocimiento», concluye Timón.