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«En plena ‘temporada de mosquitos’ hay que vigilar para evitar el contacto con virus antes desconocidos»

La Dra. Eliana Cortés es especialista en Medicina Interna y responsable de la Consulta del Viajero de Juaneda Hospitales

Explica que el aumento del número de días cálidos por el cambio climático ha traído especies de mosquitos que eran ajenas a las Islas y virus que hacen posible el contagio de enfermedades no detectadas

El aumento de las temperaturas y del número de días cálidos del año han tenido como consecuencia para Europa y otras partes del mundo en general, y para Baleares en particular, la colonización progresiva de mosquitos invasores, como el mosquito tigre (Aedes albopictus), que hasta hace unos años era impropio de estas latitudes, aumentando así el riesgo de transmisión autóctona de enfermedades por vectores, como sería el cado del dengue, el zika y el chikungunya.

La Dra. Eliana Cortés, médico internista y responsable de la Consulta del Viajero de Juaneda Hospitales, señala que «por otro lado, el aumento de la proliferación del tradicional mosquito común (Culex pipiens) también puede ser un problema en el caso de introducción del virus del Nilo occidental por reservorios como las aves migratorias de África, suponiendo también un riesgo para brotes epidémicos».

El mosquito tigre se detectó por primera vez en España en 2004, concretamente en Cataluña y hoy «ya se ha extendido por todo el Mediterráneo, donde vive de forma continua, especialmente en las épocas de más calor, de mayo a noviembre», explica la Dra. Cortés. También se ha detectado el mosquito tigre en invierno, «consecuencia de las temperaturas cada vez más suaves que tenemos durante ese periodo del año».

«No hay constancia de la presencia del Aedes aegypti, aunque se ha detectado ya en Chipre y en Madeira, por lo que existe el temor de que suceda lo mismo que con el Aedes albopictus», añade la Dra. Cortés. Por otra parte, «sí que tenemos los flebótomos, capaces de transmitir la leishmaniasis, que en Baleares es endémica, y ciertos Anopheles están presentes en España, sin embargo el riesgo de transmisión autóctona de malaria es bajo.

Respecto a la transmisión de leishmaniasis por los mosquitos flebótomos, la Dra. Eliana Cortés explica que quien sea infectado «puede desarrollar una lesión cutánea o subcutánea que no cura» y «dependiendo del estado inmunológico de la persona, puede desarrollarse una leishmaniasis visceral, que podría afectar al bazo o la médula ósea, produciendo anemia, linfocitos bajos, fiebres de larga duración y/o pérdida de peso».

Una imagen del mosquito tigre.

«En el caso de que la leishmaniasis produzca solamente lesiones en la piel, se realiza tratamiento local con ayuda de un médico dermatólogo. Para los casos de las afectaciones viscerales o mucocutáneas más complicadas se indica una medicación sistémica por vía intravenosa, intramuscular u oral», añade a este respecto la Dra. Cortés, especialista en Medicina Interna de Juaneda Hospitales.

«En 2020 —recuerda la Dra. Cortés— hubo un brote de fiebre del Nilo en Andalucía Occidental» y aunque «no quiere decir que todos los mosquitos lleven esa enfermedad, puede ser que si algún ave migratoria trae el virus, se mantenga el ciclo de transmisión entre aves con el mosquito común, y éstos mosquitos infectados pueden infectar accidentalmente al ser humano, y se pueda dar lugar a brotes de la enfermedad, lo que hace necesaria una vigilancia especial».

En lo que respecta a la fiebre del Nilo Occidental, explica la Dra. Cortés, «normalmente el 80% de los casos son asintomáticos y solo un pequeño porcentaje (< 1%) de los afectados llega a desarrollar enfermedad grave neuroinvasiva como meningitis y encefalitis. El riesgo es que si hay un brote con muchos afectados habrá casos graves».

El mosquito tigre «ya ha sido vector de transmisión en Europa de enfermedades como el dengue, el zika y el chikungunya. De hecho, «se han comprobado casos de transmisión autóctona en Europa, a través de este mosquito, de estas tres enfermedades. Concretamente, «en 2022 se reportaron seis casos de dengue adquiridos en España, alguno de ellos en Ibiza, de entre los 75 casos autóctonos detectados en toda Europa ese año», explica la Dra. Cortés.

Mosquiteras y mallas antimosquitos

«El dengue —añade la médico internista— requiere un tratamiento sintomático y de mantenimiento, ya que no existe un antiviral específico. La mayor parte de los pacientes no presentarán una forma grave, pero es necesario hacer una vigilancia de las plaquetas, para evitar complicaciones hemorrágicas. Afecta más a personas más vulnerables, como son las mujeres embarazadas, los ancianos y los pacientes inmunocomprometidos». Y hay que tener en cuenta —añade— que hay que vigilar especialmente a quienes ya han pasado el dengue, porque si recaen tienen la posibilidad de desarrollar un caso grave». El dengue es una enfermedad a tener en cuenta «porque no estamos acostumbrados a pensar en esta patología en nuestro entorno, pero hay posibilidades de que pueda darse, especialmente en los meses más calurosos del año».

No existen, explica la Dra. Cortés, medicamentos o alimentos que eviten que los mosquitos piquen, de modo que las mejores opciones para protegerse es colocar mosquiteras y mallas antimosquitos en las ventanas. Curiosamente, «los sistemas de aire acondicionado en las casas se lo ponen más difícil a los mosquitos» y siempre quedará la opción «de los repelentes (siempre homologados) y de usar ropa larga y de colores claros».

Por otra parte, «es importante —añade la Dra. Cortés— ser muy activos en las acciones para evitar la proliferación de los mosquitos» ya que «se estima que casi el 70% de los mosquitos tigre se reproducen en entornos privados, como las aguas de las macetas, las piscinas mal cuidadas, los floreros, los neumáticos abandonados…», ya que «todo lo que pueda acumular agua estancada es un criadero de mosquitos en potencia».

Además, «hay que tener en cuenta que algunos mosquitos dejan los huevos desecados en los recipientes que pueden durar meses a la espera de eclosionar en cuanto hay lluvias y continuar su ciclo de reproducción durante el año, por tanto es recomendable dejar estos recipientes boca abajo», añade la médico internista de Juaneda Hospitales. La Dra. Cortés aconseja ser activos en la evitación de estos riesgos, «tanto para la protección de nuestra propia salud como la de nuestros vecinos».

Las más altas temperaturas, la globalización, el aumento de los viajes internacionales y otros factores adicionales —además de la variación de los flujos migratorios de aves— juegan a favor en el cambio de distribución geográfica de los vectores, su proliferación, supervivencia y capacidad de transmitir virus hasta ahora no prevalentes.

Concluye la Dra. Cortés que «por todo ello es importante vigilar dónde puedan proliferar los mosquitos, contribuir en evitar su proliferación, cuidarnos de picaduras, proteger también nuestras mascotas de mosquitos y desde luego mejorar nuestra huella de carbono», algo que es más aconsejable que nunca en estos momentos históricos por ser más numerosos los días cálidos que se registran a lo largo del año.