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4 pautas a seguir para no entrenar lesionado

Las lesiones son el gran lastre que tienen que soportar los deportistas. Aunque seamos unos simples aficionados, siempre nos causará un incordio cualquier molestia, sobre todo si nos impide llevar una vida normal o acudir al gimnasio. La gente con una cierta experiencia en el mundo del ejercicio ya ha experimentado casi todo tipo de lesiones y lo que tienen claro es que nunca se debe entrenar con dolores ni lesionados. Pensamos que parar hará que frenemos nuestra progresión, pero no es del todo correcto. Sigue con atención las 4 pautas a seguir para no entrenar lesionado.

Ojo con los pequeños dolores

Siempre aparece en el momento menos inoportuno un pequeño dolor al que no le daremos ninguna importancia. Parece que el cuerpo se acostumbra a esas situaciones y lo pasaremos por alto. Lo que empieza como una ligera molestia en el gemelo, el hombro, espalda o cuádriceps puede llegar a convertirse en una lesión algo más seria. Nos echaremos las manos a la cabeza, sobre todo si nos tomamos esto del deporte con un poco de seriedad. Ese pequeño dolor no hará ni que paremos ni que tampoco visitemos a un especialista para que valore el alcance de la lesión. Seguiremos entrenando hasta que ya casi no nos podamos mover. Lo que pensamos que podía ser un pequeño pinzamiento o sobrecarga que se iba a marchar en cuestión de días puede convertirse en algo más preocupante que nos puede dejar en el dique seco unos cuantos meses.