OkSalud
Catedrática de Epidemiología, Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Europea de Valencia

Patricia Guillem: «El consumo de fentanilo ha subido del 1,9% en 2018 al 14% el año pasado»

Una grave crisis de muertes por sobredosis de drogas asola EEUU, según el Centro para Control y Prevención de Enfermedades (CDC), se debe a la expansión de una droga llamada fentanilo. Se trata de un opioide sintético que puede ser mortal hasta en pequeñas dosis. Más de 150 personas mueren cada día en EEUU por sobredosis relacionadas con esta droga, según indican los expertos del CDD. 

Además, una de las características más alarmantes de la crisis creada por el fentanilo es su capacidad para atravesar fronteras nacionales y continentales con facilidad, tal y como indica el último informe de la Junta de Fiscalización Internacional de Estupefacientes (JIFE) de las Naciones Unidas. Los carteles de la droga y las redes criminales han encontrado en el fentanilo una fuente lucrativa de ingresos, exacerbando aún más el alcance de la crisis. Incluso las naciones que históricamente han lidiado con problemas de adicción están siendo impactadas de manera inusitada por la rapidez con que el fentanilo está propagándose por Asia y por supuesto, por Europa

Su bajo precio y la facilidad de adquirirlo lo convierten en una de las drogas más peligrosas actualmente en el mundo. A medida que los informes de sobredosis relacionadas con el fentanilo inundan los titulares, los sistemas de salud y las fuerzas del orden enfrentan desafíos sin precedentes. Los esfuerzos para contener la crisis incluyen la expansión de programas de tratamiento y rehabilitación, así como la adopción de enfoques más rigurosos para rastrear y detener la distribución ilegal de esta droga mortal.

Aunque los líderes gubernamentales, profesionales de la salud y expertos en políticas públicas unen sus fuerzas para combatir esta crisis global, queda claro que se necesita una respuesta coordinada a nivel internacional. La crisis del fentanilo trasciende las divisiones geopolíticas y exige una colaboración sin precedentes para salvar vidas y prevenir un mayor sufrimiento humano. En un mundo interconectado, la lucha contra el fentanilo se ha convertido en una batalla compartida que requiere urgente atención y acción concertada, como indican los expertos de la JIFE.

OKSALUD entrevista a la Dra. Patricia Guillem Saiz, Catedrática de Epidemiología, Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea de Valencia sobre esta nueva pandemia.

PREGUNTA.- ¿Qué es el fentanilo y cuál es su origen?

RESPUESTA.- El fentanilo fue sintetizado por primera vez en 1960. Es un fármaco opioide muy similar a la morfina. Su uso quedaba relegado a ser un potente analgésico para pacientes oncológicos y/o con postoperatorios quirúrgicos dolorosos, así como también se utilizaba en algunas combinaciones anestésicas.

P.- ¿Cuál es el papel del fentanilo en la actual crisis de opioides a nivel mundial? 

R.- Por desgracia, el consumo y abuso de esta droga sintética ha pasado a considerarse una pandemia y constituye un importante problema para la Salud Pública por el elevado número de muertes producidas y de personas drogodependientes «enganchadas».

P.- ¿Cómo ha evolucionado el consumo de fentanilo en España en los últimos años? 

R.- La última Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas realizada en España y denominada Edades 2022, muestra que la prevalencia del consumo de analgésicos opioides entre la población de 15 a 64 años ha experimentado un leve incremento, del 15,2% al 15,8% entre quienes los han tomado alguna vez en la vida, con o sin receta, y del 3,6% al 4% entre quienes lo han usado en los últimos 30 días. Sin embargo, en el caso del fentanilo el incremento ha sido muy evidente, ya que su consumo esporádico –alguna vez en la vida- ha subido del 1,9% en 2018 al 14% el año pasado, convirtiéndose en el tercer opioide más utilizado, por detrás de la codeína y el tramadol y por delante de la morfina, que ha bajado del 14,7% al 6,9%. Estos datos, sin embargo, distan de las cifras alarmantes de consumo que actualmente existen en EE.UU. Pero el potencial adictivo y problemas que ocasiona hace que tengamos que tenerlo en el punto de mira.

P.-¿Cuáles son los peligros más significativos relacionados con el consumo de fentanilo? 

R.- Cuando el fentanilo ingresa en el cuerpo (independientemente de la forma y/o vía de administración), rápidamente alcanza el torrente sanguíneo y alcanza el sistema nervioso central en busca de los receptores opiáceos, a los que se une, modelando su actividad y reduciendo la transmisión en la conducción del dolor. Entre los síntomas descritos, destacan la sensación de bienestar, euforia, aletargamiento, sedación. Pero siendo un fármaco cuyos efectos se consideran dosis-dependientes, ante un mayor incremento de la cantidad consumida y sin intervención sanitaria, se pueden experimentar complicaciones graves como depresión respiratoria, paro cardíaco y finalmente muerte por sobredosis.

P.- ¿Por qué el fentanilo es más potente que otros opioides como la morfina y la heroína? 

R.- Concretamente es 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más fuerte que la heroína, además de como ya he mencionado anteriormente es altamente adictivo y relativamente económico lo que la convierte en una droga muy peligrosa.

P.- ¿Cuáles son las razones detrás de la adicción al fentanilo y su rápida propagación? 

R.- La síntesis ilegal a través de laboratorios clandestinos y/o el uso fraudulento de las prescripciones médicas ha hecho que esta droga se propague en poco tiempo.

P.- ¿Qué riesgos conlleva la mezcla de fentanilo con otras sustancias, como alcohol o benzodiacepinas?

R.- En el mercado ilegal el fentanilo se puede consumir de muchas formas, entre ellas como líquido y como polvo. El fentanilo en polvo, es muy similar en apariencia a otras drogas y con frecuencia se mezcla con metanfetaminas, heroína u otras drogas. Por todos es conocido que las mezclas son capaces de exacerbar los efectos y potenciarlos o disminuir los efectos de cada uno de los componentes, lo cual para el consumidor supone un riesgo añadido.