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Neurociencias

¿Ha llegado el final del alcoholismo? Prueban un compuesto que ayuda a controlar el impulso

Los resultados son muy prometedores, pero aún preliminares; queda un largo camino por recorrer

Investigadores de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche han desarrollado un nuevo compuesto, MCH11, que ha mostrado efectos prometedores para reducir el consumo y la motivación por el alcohol en estudios preclínicos realizados en ratones. Los experimentos han revelado diferencias según el sexo de los animales: los machos respondieron a dosis más bajas que las hembras para alcanzar la misma eficacia.

El estudio, publicado en la revista Biomedicine & Pharmacotherapy, ha sido realizado durante cuatro años por el laboratorio de neuropsicofarmacología traslacional de enfermedades neurológicas y psiquiátricas dirigido por Jorge Manzanares en el Instituto de Neurociencias (UMH-CSIC). El equipo también pertenece al Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante (Isabial) y a la Red de Investigación en Atención Primaria de Adicciones (Riapad).

Según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el trastorno por uso de alcohol es una de las adicciones más prevalentes a nivel mundial, provocando alrededor de 2,6 millones de muertes anuales. Las terapias actuales presentan limitaciones significativas: hasta un 70 % de los pacientes reanudan el consumo de alcohol en el primer año de tratamiento, según Abraham Torregrosa, primer autor del estudio.

Para desarrollar un tratamiento más eficaz, los investigadores centraron su atención en el sistema endocannabinoide, una red de señalización que conecta el cerebro con el resto del organismo y regula el placer, la motivación y la respuesta al estrés, todos ellos procesos clave en la adicción. En personas con trastorno por uso de alcohol, los niveles del endocannabinoide 2-araquidonilglicerol (2-AG) se reducen, afectando la sensación de bienestar y el control del impulso de consumo.

El compuesto MCH11 actúa inhibiendo la enzima monoacilglicerol lipasa, responsable de metabolizar el 2-AG. Al bloquear esta enzima, aumenta la cantidad disponible de 2-AG en el cerebro, lo que disminuye significativamente la motivación de beber alcohol. Manzanares explica que el compuesto controla el impulso de consumo sin generar efectos secundarios indeseados, al menos en ratones y a las dosis estudiadas, y destaca la relevancia del hallazgo para tratar comportamientos impulsivos vinculados al alcoholismo.

El tratamiento demostró ser eficaz y selectivo, mostrando propiedades ansiolíticas y antidepresivas sin afectar la función motora ni cognitiva. Las hembras, sin embargo, necesitaron dosis más altas que los machos para lograr resultados similares. Los investigadores confirmaron, mediante análisis genéticos, que MCH11 también corrige alteraciones genéticas asociadas al trastorno por uso de alcohol.

Medicamento clínico

Además, el equipo probó la combinación de MCH11 con topiramato, un medicamento ya utilizado clínicamente, y observó que el efecto combinado es más potente, apuntando hacia terapias personalizadas y adaptadas a diferencias biológicas entre hombres y mujeres.

Aunque los resultados son prometedores, Manzanares advierte que todavía queda un largo camino entre los hallazgos en modelos animales y la aplicación clínica en humanos. La investigación ha contado con financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Agencia Estatal de Investigación, el programa Severo Ochoa y la RIAPAd, entre otros.