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Nuevo estudio

Investigadores del CSIC encuentran la forma de inhibir la multiplicación de la hepatitis C

Las personas nacidas entre 1945 y 1965 son cinco veces más propensos a contraer la enfermedad que los nacidos en otros años

¿Cómo se contagia la Hepatitis C?

Aunque en la actualidad existen tratamientos con altas tasas de éxito, múltiples entidades científicas siguen investigando si existen más moléculas naturales decisivas, además de las existentes, para evitar que el virus de la hepatitis C (VHC) se siga reproduciendo en el huésped infectado. El virus de la hepatitis C (VHC) es una infección vírica que causa una inflamación del hígado, la cual puede ser crónica o aguda. Aunque aproximadamente el 30% de los casos no necesita tratamiento y los pacientes eliminan el virus en un plazo de seis meses sin conllevar riesgo mortal, en el 70% restante la infección se vuelve crónica.

En el pasado, los tratamientos frente a la hepatitis C eran drásticos y agresivos. El más común incluía la administración de interferón (sustancia de la respuesta inmune) en combinación con la ribavirina (droga antiviral), pero su eficacia era muy limitada (la tasa de éxito no pasaba del 50%).

Gracias a las distintas investigaciones de los últimos diez años, en la actualidad existen medicamentos seguros que cuentan con altas tasas de éxito. Sin embargo, uno de los principales problemas es que estos novedosos tratamientos no llegan a toda la población de manera equitativa, problema que se intensifica sobre todo en regiones de Asia y África.

La guanosina contra el VHC

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el mundo existen 58 millones de personas con infección crónica por VHC. Un equipo liderado por expertos e investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto un posible nuevo tratamiento contra el VHC.

Para entender de qué se trata, OKSalud entrevista a uno de los virólogos del CSIC y codirector del estudio, Esteban Domingo, quien explica que «la investigación no sólo se ha centrado en la búsqueda de nuevos tratamientos contra la hepatitis C sino también contra otros virus». Y prosigue: «En el caso del VHC, estamos buscando la manera de que el virus mute más de lo normal con el fin de que pierda su capacidad de multiplicación, lo que conocemos como mutagénesis letal, una estrategia clínica que se lleva estudiando varios años».

«El marco de estudio se ha centrado en la búsqueda de nuevas sustancias que puedan funcionar para detener la infección», relata el experto. Por eso, en el curso de la investigación, «se añadió guanosina en uno de los controles, una sustancia del metabolismo humano de los ácidos nucleicos», con el fin de estudiar el comportamiento del virus frente a distintas sustancias de este tipo. De esta forma, se descubrió qué ocurría cuando se combinaban ambos factores: «Observamos que la guanosina inhibía la producción del virus de la hepatitis C, es decir, este dejaba de multiplicarse en presencia de esa sustancia», detalla Domingo.

Hasta ahora no se conocía el poder de la guanosina frente a este tipo de infecciones. Sin embargo, este tratamiento todavía no se está aplicando debido a que «la observación es muy reciente» y se necesita seguir trabajando sobre ella. Asimismo, el virólogo del CSIC asegura que «en la actualidad existen tratamientos muy eficaces contra el VHC, como por ejemplo el Sofosbuvir, ampliamente utilizado y que, en combinación con algunos inhibidores de otras proteínas de la hepatitis C, está logrando tasas de curación de más del 95%».

Gracias a dicha observación y a través de los estudios venideros, «se espera que esta cifra aumente y, además, tenemos la esperanza de poder determinar si se puede añadir la guanosina a otros tratamientos para luchar contra distintas infecciones», concluye el virólogo.

Síntomas frecuentes

Las infecciones agudas de hepatitis C suelen ser asintomáticas y en general no conllevan riesgo mortal, asegura la OMS. Sin embargo, si se cronifica, el paciente corre el peligro de desarrollar cirrosis.

El VHC se propaga a través de la sangre contaminada, pero cerca de la mitad de las personas infectadas no saben que lo están debido a que no manifiestan síntomas, o estos aparecen décadas después, según aseguran desde la Clínica Mayo. El centro médico señala que el grupo de mayor riesgo incluye a las personas nacidas entre 1945 y 1965, una población cinco veces más propensa a contraer la infección que los nacidos en otros años.

Habitualmente la infección pasa de forma silenciosa durante años hasta que daña tanto el hígado que se comienzan a manifestar síntomas como estos:

– Aparición de hemorragias con facilidad
– Propensión a hematomas
– Fatiga
– Falta de apetito
– Coloración amarillenta de la piel y los ojos
– Orina de color oscuro
– Picor de piel
– Acumulación del líquido en el abdomen
– Hinchazón en las piernas
– Pérdida de peso
– Confusión, somnolencia y dificultad en el habla
– Vasos sanguíneos en forma de araña en la piel