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Gripe porcina: Origen y los síntomas de la gripe N1H1

La gripe porcina es un virus muy contagioso que se puede transmitir de persona a persona.

La gripe porcina es una enfermedad infecciosa causada por un virus. Toma este nombre porque se trata de un virus que contraen los cerdos. Aunque por lo general las personas no contraen este tipo de gripe, pueden darse infecciones. Fue en el año 2009 cuando una cepa de gripe porcina denominada H1N1 infectó a un gran número de personas en todo el mundo.

Se trata de un virus muy contagioso que se puede transmitir de persona a persona. Es importante señalar que el virus de la gripe porcina no se transmite por consumir carne de cerdo, ni productos derivados de este animal. No obstante, sí se transmite por contacto directo con cerdos.

Pandemia de gripe HI1N1

La gripe A (H1N1) fue una pandemia originada por el virus H1N1 entre los años 2009 y 2010. El origen de la infección fue una variante de la cepa H1N1, con material genético que provenía de una cepa aviaria, dos cepas porcinas y una humana, la cual sufrió una mutación y dio un salto entre diferentes especies.

A mediados del año 2009, la Organización Mundial de la Salud la clasificó como pandemia en curso, que tuvo una duración de 14 meses. Durante ese tiempo se cobró la vida de casi 19.000 personas, sobre todo en América del Norte y Europa.

Síntomas de la gripe porcina

Los síntomas de la gripe porcina son muy similares a los de una gripe común. Prácticamente todos los paciente tienen fiebre; en algunos casos la temperatura corporal puede superar los 39ºC. Además, tienen tos, dolor de garganta, fatiga, migraña, escalofríos y dolor muscular.

Los síntomas en animales afectan mayoritariamente a su sistema respiratorio. Presentan tos, temperatura rectal elevada, dificultad para respirar y falta de apetito.

¿Cómo evitar la gripe porcina?

Hay una serie de principios básicos que merece la pena recordar para evitar en la medida de lo posible contagiarse por este virus. Lo más importante es lavarse las manos con frecuencia utilizando agua y jabón PH neutro, sobre todo después de estornudar y comer.

Además, es esencial evitar tocarse los ojos, la nariz o la boca para no diseminar los gérmenes. También es recomendable no tener contacto con personas enfermas.

Por el momento no existen vacunas para el virus. No obstante, la OMS valora el tamiflú, el fármaco utilizado en la gripe aviar.