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Focusing: la terapia que presta atención a los sentimientos

Focusing: la terapia que presta atención a los sentimientos
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Dentro de las diversas ciencias que estudia el ser humano, se adoptan conceptos que derivan del inglés y muchas veces pueden causar problemas para desarrollarlos en otros idiomas. Muchos se preguntan qué es el focusing y cómo interpretar esta idea en español, así que en las siguientes líneas vamos a abordar este término y las complicaciones que tiene en el ámbito del bienestar.

Pero antes, debemos ser conscientes de que existe una estrecha relación entre lo que el cerebro piensa y lo que el cuerpo siente. Esta asociación directa inevitable hace que cuando estamos incómodos en una situación, nuestro organismo lo exprese de ciertas formas que no pasan desapercibidas. Una de las más comunes es ese dolor de estómago o bloqueo en circunstancias angustiosas.

Controlar esa capacidad de conexión con lo interno. Eso es lo que se propone el focusing como herramienta. Pero, ¿de qué modo?

¿En qué consiste el focusing?

Ésta es una manera de estar pendiente de nuestras sensaciones y nuestros sentimientos, haciendo el camino inverso al comentado. Se basa en prestar atención al cuerpo para codificar los indicios y las señales que nos envía. Ocupados con la rutina, muchas veces acabamos desoyendo a nuestro metabolismo. Escucharlo es clave para conocerlo mejor y así poder proporcionarle la máxima salud.

Profesionales en la materia lo describen explicando que es tan simple como percibir lo que sientes y conversar contigo mismo sobre esos sentimientos. Se habla de la «sensación sentida». Es decir la consciencia de la sensación o sentimiento que suele despertarse como consecuencia de una charla con alguien más, de un evento puntual, o que en ocasiones ni siquiera posee causas aparentes.

Lo más interesante del método focusing es que en los últimos años está siendo contemplado en las terapias para adultos. Generalmente, los expertos se refieren a ello como «Psicoterapia Experiencial Focusing», como puntapié inicial para generar conductas y comportamientos favorables a fin de producir un cambio en la vinculación entre el sujeto y los sistemas corporales.

Origen de la teoría del focusing

El primero en acuñar esta concepción fue Eugene Gendlin, filósofo y psicólogo nacido en el año 1926 y, como tantos en aquella época, perseguido por el régimen nazi. Atraído por el estudio de las sensaciones del cuerpo a partir de una vivencia personal -cuentan que su padre rechazó ayuda para escapar de Austria por una corazonada y eso les salvó de un aliado de los nazis-, rápidamente se convirtió en una de las referencias internacionales en esta temática. Su historia le marcó para siempre.

Gendlin empezó interiorizándose en lo que él llamaba «intuición», y tras entender cómo funcionaba, comenzó a crear la técnica actual del focusing. De hecho, trabajó muchos años con Carl Rogers, padre de la Psicoterapia Humanista y creador de la Terapia Centrada en la Persona. Ambos comprendían la importancia de las sensaciones corporales, y animaban a llevarlas a hechos y acciones concretas porque creían que estos sentimientos no eran casuales. Así surgió la divulgación primigenia del focusing.

¿Cómo incorporarlo a tu día a día?

Si quieres aprovechar los beneficios de esta metodología, hay algunos pasos muy básicos que pueden ayudarte a incorporarla.

Despeja un espacio en casa o en el trabajo, donde nadie pueda interrumpirte mientras conversas con tu cuerpo y sus órganos. Asegura que haya silencio en la sala, y haz un esfuerzo por detectar esos mensajes que va dejando el cuerpo. Si puedes, anota cualquier detalle que salga de lo común. En el momento puede que olvides alguna sensación y no consigas recrearla en tu mente.

El siguiente paso sería buscar qué provoca esa sensación molesta. Pregúntate qué cosas pueden estar afectando tu tranquilidad. Seguramente las respuestas te sorprendan bastante y sean un aliciente para encarar esos asuntos que no te dejan vivir en paz.

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