Cómo evitar recaídas en las lesiones
Para un deportista que practique una actividad con cierta intensidad resulta complicado mantenerse alejado de las lesiones. Por mucho cuidado que se tenga, siempre existe el riesgo de acabar con molestias. Aunque en la mayoría de las ocasiones se deban por percances accidentales, también se pueden prevenir, y más cuando se trata de recaídas, como vamos a tratar hoy en este artículo. Este tipo de lesiones exigen un mayor cuidado y en muchas ocasiones pueden agravar los problemas físicos sufridos en el pasado. Por eso a continuación te explicamos cómo evitar recaídas en las lesiones.
La gente que practica deporte con regularidad posiblemente haya sufrido alguna molestia física alguna vez, como puede ser un esguince de tobillo, dolores en las rodillas, pies o espalda. Durante un tiempo estos problemas pueden dejarnos en el dique seco, pero cuando empieza a mejorar la situación por si sola es cuando volvemos a la rutina deportiva, sin valorar si realmente lo estamos haciendo bien o no. En ocasiones se llega a acumular un esfuerzo innecesario que acabará pasando factura con el tiempo y que implique recaídas.
Para evitar las recaídas
En primer lugar hay que prestarle a la lesión la importancia que realmente tiene. Ignorándola no se va a conseguir nada, y mucho menos que desaparezca. Aunque los dolores hayan remitido, posiblemente no esté del todo curada. Si no la tratamos con profesionales es probable que una molestia sin importancia pueda agravarse de manera innecesaria.
Nada más sentir las molestias deberías acudir a la consulta de un profesional para que valorase tu estado. La mayoría de deportistas aficionados solemos alargar nuestra visita al médico lo máximo posible, hasta que casi no nos podemos mover. Trata de explicar al fisioterapeuta o doctor el origen del problema y cómo lo provocaste.
Un tratamiento precoz conseguirá que no se produzcan recaídas en el futuro, pero también hay una serie de aspectos que influyen sobre las molestias que se repiten una y otra vez sobre el cuerpo. Entre ellas se encuentran el entrenamiento muy intenso, emplear un material deportivo poco adecuado, realizar ejercicio sin una preparación previa, una mala técnica o un mal movimiento.
Cuando adquirimos el hábito de entrenar con regularidad cuesta mucho mantener alejado del deporte. El cuerpo y la mente nos piden el ejercicio a gritos. Sin embargo, existe la mala costumbre de abandonar los tratamientos o consejos que nos den los profesionales cuando ya no apreciamos ningún dolor. Eso en realidad no significa que estemos curados del todo.
Seguro que si alguna vez has sufrido alguna lesión y no te has curado del todo bien acabaste recayendo. Incluso los profesionales tienen este problema por forzar más de la cuenta en su intento por adelantar plazos.
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