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Éstos son los consejos que debes seguir en verano si eres mujer

Las infecciones urinarias son más frecuentes en la mujer

En verano aumenta la fertilidad, pero también las infecciones urinarias y los sofocos

Las cifras que marcan los termómetros estos días empiezan a ser agobiantes y presentan desafíos específicos para la salud femenina, desde la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional ofrecen algunas de las claves y consejos que debemos tener en cuenta para tener un verano saludable para las mujeres y no sufrir las posibles consecuencias que puede conllevar el calor de verano.

  1. Salud íntima: para prevenir infecciones como la cistitis, es recomendable usar ropa interior de algodón, evitar prendas ajustadas y no permanecer con el bañador mojado. Las infecciones urinarias son más frecuentes en la mujer (10-20% de las mujeres las presentan alguna vez en su vida, casi la mitad de todas las mujeres tienen una infección urinaria en la edad media de la vida y un 20% presentan infecciones de repetición), debido fundamentalmente a factores hormonales, embarazos y la constitución anatómica, tal y como explican en la Sociedad Española de Familia y Comunitaria (SEMFYC). 

La uretra femenina es más corta que la de los hombres. Por esta menor longitud de la uretra facilita la penetración en su interior de las bacterias situadas en la piel alrededor de la zona genital que ascienden con más facilidad hacia la vejiga y facilita la aparición de las cistitis más a menudo, sobre todo en verano, cuando nos dejamos el traje de baño húmedo.

2. Hidratación adecuada: en verano, es fundamental mantener un nivel de hidratación óptimo. Se recomienda beber al menos 2-2.5 litros de agua al día. Consumir infusiones frías y frutas con alto contenido de agua, como melón, sandía y pepino, puede ayudar a mantenerse hidratado. 

Una buena hidratación es fundamental para el correcto funcionamiento del organismo y, por el contrario, una mala hidratación puede afectar también al proceso digestivo, a la circulación de nutrientes o provocar que el corazón trabaje a una mayor intensidad, generando sobre él un gran esfuerzo.

Es crucial entender que las mujeres embarazadas y en período de lactancia tienen un mayor riesgo de deshidratación. Por ello, es especialmente importante tomar precauciones adicionales y asegurarse de mantenerse bien hidratadas durante esta época. De hecho, una hidratación inadecuada puede afectar no solo a la mujer embarazada, sino también al feto. Durante el embarazo, la falta de hidratación puede reflejarse en forma de calambres e, incluso, contracciones debido a la irritabilidad del útero por la falta de líquido, por eso es tan importante que las mujeres gestantes consuman agua y bebidas saludables durante las horas de más calor.

3. Dieta adaptada al verano:  con el calor hay que incrementar el consumo de alimentos antioxidantes y ricos en agua. Las mujeres en menopausia deben priorizar alimentos ricos en calcio y vitamina D, como lácteos, pescados grasos y vegetales de hojas verdes, para mejorar la salud ósea. No es el momento de hacer dietas «milagrosas». La famosa operación bikini lleva a muchas personas a adoptar dietas extremas que prometen resultados rápidos. Sin embargo, el peso perdido con estos regímenes se recupera igual de rápido, perjudicando nuestra salud, tal y como constatan en la Clínica Ruber.

Hay que aprovechar el verano para incorporar alimentos con alto contenido de agua en nuestra dieta. El consumo de frutas y verduras aumentará, ya que los platos frescos como cremas frías, ensaladas y gazpachos se vuelven especialmente apetecibles.

Ingerir verduras crudas y frutas con piel proporciona una mayor cantidad de fibra a nuestro organismo. Estos alimentos también son antioxidantes, ayudando a proteger nuestra piel durante la temporada estival.

Para las mujeres embarazadas, es esencial tomar precauciones adicionales en verano para evitar infecciones como la salmonelosis o la listeria, que son más comunes con las altas temperaturas. Por ello, es importante ser especialmente cuidadosa con el consumo de pescado, huevos, helados caseros (que pueden contener huevo poco cocinado) y productos elaborados con leche cruda.

4. Protegerse del sol y el calor: proteger nuestra piel del sol es esencial durante todo el año, pero en verano se vuelve imprescindible. Para mantener una piel saludable, asegúrate de limpiarla bien por la mañana y por la noche, ya que el sudor y el contacto frecuente pueden ensuciarla más. La hidratación es clave, tanto bebiendo suficiente agua como aplicando cremas hidratantes, agua micelar y jabones adecuados.

Usa protección solar regularmente, reaplicándola cada dos horas. Además, una dieta rica en minerales, vitaminas y antioxidantes contribuirá a la salud de tu piel. Si estás embarazada, los cambios hormonales pueden aumentar el riesgo de manchas, por lo que es aún más importante usar protector solar y cubrir tu cabeza. Siguiendo estos consejos, podrás disfrutar del verano mientras cuidas tu piel de manera efectiva. 

Las altas temperaturas también pueden provocar golpes de calor o malestar. Vestir ropa ligera y de colores claros, y permanecer en espacios frescos son prácticas esenciales para evitar el sobrecalentamiento y los sofocos, especialmente en mujeres en etapa menopáusica. Además, los sofocos que provoca la menopausia se acentúan por las altas temperaturas de las noches. Desde la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia recomiendan evitar las cenas copiosas antes de dormir, las bebidas excitantes y el alcohol. Y si los sofocos se vuelven insoportables o conllevan insomnio grave, aconsejan acudir al especialista para iniciar un tratamiento adecuado.

5. Fertilidad: el periodo de vacaciones puede convertirse en una oportunidad invaluable para las mujeres que desean ser madres. Este tiempo de calma y descanso permite planificar la natalidad y dedicar tiempo exclusivamente a este objetivo. Incluir actividades y destinos que brinden tranquilidad puede ser sumamente beneficioso para el bienestar emocional y para reducir los niveles de estrés que pueden afectar la fertilidad. Además, planificar el tratamiento durante el verano permite alejarse del estrés relacionado con el trabajo y otras responsabilidades cotidianas. Con cargas laborales más livianas y la oportunidad de desconectar y cuidar de uno mismo, se minimizan las tensiones externas, permitiendo concentrarse en el bienestar mental y físico, y brindando al cuerpo las mejores condiciones para el éxito del tratamiento.

En caso de querer someterse a un tratamiento in vitro (FIV), las vacaciones del verano son un buen momento para ello, tal y como explican en el Instituto Madrileño de Fertilidad porque se requiere una agenda flexible y tiempo de calidad, libre de preocupaciones, algo que se produce en esta época.  El tiempo libre adicional que permite asistir a citas médicas, exámenes y procedimientos sin la presión del trabajo u otras responsabilidades. Además, el verano brinda la oportunidad de relajarse y concentrarse en el bienestar emocional y físico mientras se sigue el plan de tratamiento establecido. Aprovechar los días soleados para relajarse al aire libre, conectar con la naturaleza y descansar en un entorno agradable, rodeado de seres queridos, puede influir positivamente en la respuesta al tratamiento y crear un ambiente favorable para el éxito del proceso de fertilidad.

6. Actividad física: realizar ejercicio de manera regular ayuda a controlar el peso, mejora el estado de ánimo y fortalece los huesos. Caminar, nadar o practicar yoga son actividades ideales para el verano pero hay que hacerlas de forma moderada, evitando las horas centrales del día, manteniendo una buena hidratación y con la ropa adecuada.

Para las mujeres embarazadas es recomendable la práctica de actividades como el yoga, el pilates, la natación, caminar… Y si se sufre hinchazón en pies o piernas, los expertos de la Clínica Ruber recomiendan aplicar duchas frías empezando por los pies, poner las piernas en alto y realizar masajes para bajar la inflamación.