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Echarse crema está bien, pero todos los mayores de 65 olvidan este consejo para protegerse mejor del calor

  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

Protegerse adecuadamente del sol es muy importante. Para las personas mayores, esta necesidad se vuelve aún más urgente.

Aunque la mayoría tiene presente la importancia de utilizar protector solar, existe un error común que sigue repitiéndose: confiar únicamente en la crema y pasar por alto otras medidas esenciales que ayudan a evitar complicaciones de salud vinculadas a la exposición solar.

Protección solar en personas mayores: cómo cuidar la piel frente al sol

Con el paso del tiempo, la piel se vuelve más fina, pierde elasticidad y reduce su capacidad de regeneración. Esta transformación natural la hace más vulnerable a las agresiones externas, especialmente a los rayos ultravioleta.

En la tercera edad, una exposición prolongada sin protección adecuada puede derivar en quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel, y en casos más graves, en enfermedades como el cáncer de piel.

No basta con aplicar una crema solar cualquiera. Los dermatólogos recomiendan productos con un factor de Protección Solar (FPS) mínimo de 30, y preferiblemente resistentes al agua.

Además, su uso debe ser frecuente: cada dos horas o después de sudar o bañarse. La aplicación debe ser generosa y cubrir todas las zonas expuestas, incluyendo áreas comúnmente olvidadas como las orejas, el cuello, los labios y la parte posterior de las extremidades. Para estas zonas, se aconsejan bálsamos con FPS y gafas con filtro UV.

Según la Residencia Geriátrica La Zarzuela, el personal especializado puede jugar un papel clave asistiendo en la correcta aplicación del protector en los residentes, garantizando así una cobertura uniforme y efectiva.

Consejos para evitar la exposición solar en personas mayores

Uno de los consejos que suelen pasar desapercibidos (y que marca una gran diferencia) es evitar salir durante las horas en las que el sol está en su punto más alto: entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. Este simple hábito puede reducir de forma significativa el riesgo de insolación o deshidratación.

Asimismo, la ropa se convierte en una primera barrera eficaz. Las prendas de manga larga, los tejidos ligeros y transpirables, y los sombreros de ala ancha ayudan a reducir la exposición directa. No se trata de evitar por completo las actividades al aire libre, sino de adaptarlas al entorno y al momento del día más seguro.

Buscar sombra, ya sea bajo árboles, toldos o estructuras cubiertas, también es una estrategia inteligente para disfrutar del exterior sin comprometer la salud. Por último, una correcta hidratación es muy importante.

Importancia de la vitamina D y el sol en la salud de los mayores de 65 años

La luz solar no sólo representa un riesgo: también es una fuente natural de vitamina D, clave en la absorción del calcio y en el fortalecimiento de los huesos. En personas mayores, mantener niveles adecuados de esta vitamina es esencial para prevenir la osteoporosis y reducir el riesgo de fracturas.

No obstante, la producción de vitamina D no requiere una exposición prolongada. Bastan unos minutos diarios, en horarios seguros y con las zonas adecuadas expuestas, para estimular su síntesis.

En caso de duda, lo recomendable es consultar con un profesional de la salud que pueda indicar si es necesario un suplemento o ajustar la rutina diaria.