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Médico especialista de Alergología del centro Hospital Universitario de Torrejón

Dra. Sandra Yago: «La falta de lluvia y el ambiente más seco hacen que el polen sea más virulento»

Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) las enfermedades alérgicas por pólenes afectan en nuestro país a más de ocho millones de personas, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas seguidos en orden decreciente por alergia al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria. La escasez de lluvia en un ambiente seco y con viento, la contaminación ambiental y los altos niveles de polen en el ambiente, hacen que los síntomas de esta alergia se agraven.

La alergia respiratoria es una enfermedad crónica muy frecuente, que puede empeorar con el tiempo, pero que tiene tratamiento que alivia los síntomas. Es también uno de los principales desencadenantes de asma, tal y como explican en la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias, (FENAER). Para explicarnos cómo afecta esta ola de calor a los pacientes que sufren este tipo de alergias y cómo pueden minimizar su impacto, OKSALUD entrevista a la doctora Sandra Yago, médico especialista de Alergología del centro Hospital Universitario de Torrejón.

PREGUNTA.- ¿Cómo influye la falta de lluvia en la concentración de polen en el ambiente y en su capacidad para desencadenar reacciones alérgicas?

RESPUESTA.- Existe una relación directa entre la lluvia, la sequía, los niveles de pólenes y la intensidad de la alergia. Hay que tener en cuenta el intervalo de tiempo entre la formación de la flor y la generación de polen. Si llegada la polinización, llueve, este polen queda aplacado en el suelo y, por tanto, disminuye la posibilidad de producir alergia en los pacientes. En caso de no llover, es más fácil que las partículas de polen estén en suspensión y por tanto que la contabilización del mismo sea mayor. Esta falta de lluvia y el ambiente más seco, hace que el polen sea más virulento sumando factores ambientales como el viento, la contaminación, desencadenando más síntomas en los pacientes alérgicos.

P.- ¿Cómo afecta la sequía a la producción y dispersión del polen de las plantas?

R.- Si la sequía llega cuando la planta se está preparando para la floración, se espera que haya menor cantidad de polen llegado el momento, pero si ha llovido en ese periodo y la sequía llega en la polinización, ahí es cuando el polen puede afectar más, siendo brusco el inicio de los síntomas. Estamos viendo que incluso se ha adelantado un poco el pico de polinización para algunas plantas como el olivo, en este periodo más seco.

P.- ¿Existen diferencias en la cantidad y tipo de polen producido durante períodos de sequía en comparación con períodos con lluvias abundantes?

R.- Como la relación es directa entre lluvia y polinización, a lo largo de los años vamos viendo cambios en cuanto a la cantidad de polen que se contabiliza. El tipo de polen no cambia porque no hay cambio en las plantas, pero sí cambian los periodos de polinización de estas plantas. Estamos viendo que los niveles de polen en lo que llevamos de año, se han adelantado y han sido mucho más altos que otros años.

P.- ¿Cómo se puede prevenir o reducir los síntomas de alergia al polen en condiciones de escasez de lluvia?

R.- Implementando todas las medidas para reducir contacto con el polen: reducir el tiempo al aire libre y si vamos a pasar mucho tiempo fuera, usar gafas de sol y mascarilla, no abrir las ventanas si estamos en casa o conduciendo y llevar casco integral en caso de ir en moto. Antes de salir de casa es recomendable consultar el pronóstico de polen local en la página de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica sobre niveles de pólenes.

P.- ¿Cuáles son los síntomas más comunes de alergia al polen y cómo se pueden distinguir de los síntomas de otras enfermedades respiratorias?

R.- Los síntomas más habituales que se presentan con la alergia al polen son los de nariz y ojos: con picor, estornudos frecuentes, secreción nasal acuosa, sensación de taponamiento nasal, lagrimeo y ojos rojos, entre otros, así como síntomas bronquiales destacando la falta de aire, tos seca, escucha de pitos en el pecho o sensación de opresión. Muchas veces es difícil diferenciar estos síntomas con los de un catarro común pero la diferencia es que con la alergia al polen los síntomas se producen más estando al aire libre y que no suele haber secreción nasal verdosa ni fiebre.

P.- ¿Cómo se pueden mitigar los síntomas de la alergia primaveral?

R.- Los síntomas de la alergia pueden ir cambiando con la edad, pero en el caso de la alergia al polen el único tratamiento que mejorar la alergia y el curso de la enfermedad es la inmunoterapia específica.

P.- ¿Qué medidas se pueden tomar para mejorar la calidad del aire en áreas afectadas por la alergia al polen durante períodos de sequía?

R.- A nivel ambiental esto es difícil, salvo que se pudiera aumentar la humedad ambiental con agua pulverizada, por ejemplo, pero esto va en contra del ahorro de agua. Es recomendable evitar la poda y segar en estos periodos y podemos mejorar la calidad de aire dentro de casa o en los lugares de trabajo: ventilando durante periodos cortos de tiempo y evitando las horas de mayor concentración de polen, usar aire acondicionado con el circuito cerrado o empleo de filtros purificadores de aire.