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Dr. Jaime Jesús: «El fenómeno antivacuna no es importante en España y salvan millones de vidas»

"Hay muchos miles de personas que trabajan/trabajamos para la seguridad de las vacunas y los bulos por desgracia pueden arruinar la credibilidad de las mismas en muy poco tiempo"

"Ahora queda trabajar por conseguir volver a la confianza en las vacunas que teníamos antes"

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

El doctor Jaime Jesús Pérez es especialista en medicina preventiva y salud pública, ha sido elegido nuevo presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), una de las sociedades científicas de referencia tanto para los profesionales como para los ciudadanos en materia de vacunaciones.

Esta importante asociación pretende consolidar y potenciar su presencia en grupos técnicos de asesoramiento en vacunas de la administración sanitaria, así como favorecer la actualización periódica de los documentos oficiales, solicitar la evaluación de los programas de vacunas y participar en proyectos de calidad asistencial relacionados con la vacunología. En OKSALUD, entrevistamos a su presidente para abordar por qué pese a la importancia de la vacunación, cada vez más, parecen resonar aquellos que niegan su utilidad pública.

Pregunta.- Como presidente de la Asociación Española de Vacunología, ¿por qué cree que el fenómeno antivacuna ha proliferado tanto en nuestra sociedad?

Respuesta.-Sinceramente creo que es un fenómeno no demasiado importante en España, aunque es cierto que ha crecido en los últimos años, según muestra un informe de UNICEF publicado este año. Tampoco es menos cierto que en el mismo informe, Portugal y España se identifican como los países con mayor confianza en la vacunación de Europa. A pesar de estos datos, es cierto que ha crecido, en parte puede ser por la presencia de las vacunas, a veces excesiva, durante los años 2020 y 2021. Habría que precisar que antes de la pandemia, las vacunas estaban ahí, todo el mundo sabía de ellas, pero no eran un punto fundamental de nuestras vidas; así, durante los años de la pandemia, se vieron como un elemento fundamental, en algo de lo que todo el mundo hablaba constantemente y eso también hace que determinada parte de la sociedad se posicione en contra, por temor.

La presencia en los medios de comunicación ha podido tener un doble papel. Por ello, cuestiones como la posible obligatoriedad han podido tener un cierto rechazo y, claro, no nos podemos olvidar de la primera sensación e información referente a la inmunidad de grupo. Cuestiones que finalmente nunca obtuvimos porque la vacuna del covid no es una vacuna que consiga una protección similar, por ejemplo, a la del sarampión. Es una vacuna que evita la enfermedad, enfermedad grave, hospitalizaciones y fallecimientos, pero no la elimina, por lo que, ha podido haber jugado en su contra.

Creo, pues, que aunque están ahí, no son tantos los antivacunas, y la experiencia con la inmunización frente al Virus Respiratorio Sincitial con más de un 90% de niños inmunizados en menos de 3 meses, demuestra que nuestra sociedad cree en las vacunas y tenemos que seguir trabajando porque siga siendo así.

P.- Las vacunas han salvado millones de vidas, hoy hay mayor información y, sin embargo, a pesar de los controles, se temen sus posibles efectos adversos…

R.-En primer lugar me gustaría distinguir entre efectos adversos, los leves-moderados, entre los que se encontraría la febrícula, el dolor en el lugar de la inyección o un cierto cansancio en las primeras 24 horas, y que rerpsentan una frecuencia variable pero relativamente alta, en función de qué vacunas, de entre el 10 y 20%. Estos efectos adversos leves-moderados los conocemos, sabemos que están ahí, que se pueden presentar, pero que remiten en las primeras 24-48 horas sin tratamiento; en ocasiones se pueden incluso combatir con la toma de un antitérmico-analgésico si procede. Son pues, en general, efectos adversos leves que son causados por la respuesta del sistema inmune a un antígeno (una vacuna no deja de ser un objeto ‘extraño’ al que nuestro organismo reacciona), en un proceso inflamatorio de duración corta. Es el ‘pago’ que hay que hacer para evitar una enfermedad que en muchas ocasiones puede ser muy grave. Esto es lo que denominamos como reactogenicidad de las vacunas.

Un segundo tipo de efectos adversos son los graves, éstos están descritos en las autorizaciones de las vacunas y son extraordinariamente poco frecuentes, en general cuando estos efectos adversos se producen (se pueden generar sólo en algunas de las vacunas usadas), se presentan con una frecuencia mil veces menor tras la vacunación que tras el padecimiento de la enfermedad, es decir, si un determinado efecto adverso se produce en uno de cada 100.000 vacunados, lo esperable es que se produzca en una de cada 100 personas que pasa la enfermedad. Por eso hay que recalcar que aunque estos efectos pueden producirse, las vacunas que están autorizadas lo están porque el balance riesgo/beneficio siempre es claro a favor de la vacunación. Sirva como ejemplo la pandemia en la que aunque estábamos en una situación crítica cuando aparecieron efectos adversos graves de alguna de las vacunas, o bien se restringió su uso, o directamente se dejó utilizar.

Además de esto hay que asegurar que las vacunas son seguras, la misma se mide como uno de los puntos fundamentales durante todos los ensayos clínicos, pero es que es el fármaco más seguro porque se administra a la población sana. La seguridad se evalúa de forma continuada también tras el uso de la vacunación, no sólo en España, sino en todos los países desarrollados y en vías de desarrollo; es decir, que es casi imposible que un efecto adverso se escape a los sistemas de farmacovigilancia porque son millones de personas las inmunizadas y además porque están interrelacionados los sistemas de salud.

No obstante, debemos comprender con todo lo dicho anteriormente que las vacunas están hechas, en general, para personas sanas, por lo que lógicamente, van a tener menos tolerancia a los efectos adversos, por lo que toda la seguridad está más garantizada aún. Además, como las vacunas son usadas por gran parte de la población, el fármaco está más expuesto a bulos y eso creo que es lo más interesante, la población lo primero que tiene que desconfiar es de las noticias ‘llamativas’ que se difunden por medios no controlados como wassup, redes sociales, y otros. Y, esto, es tal vez lo más importante, que desconfiemos de noticias llamativas que nos lleguen por medios no habituales, por medios de comunicación no desarrollados por profesionales. Hay muchos miles de personas que trabajan/trabajamos para la seguridad de las vacunas y los bulos por desgracia pueden arruinar la credibilidad de las mismas en muy poco tiempo.

P.-¿Hemos retrocedido en  cuanto a la confianza en la vacunación por culpa del covid teniendo en cuenta que hasta ahora ésta era muy alta, más del 95%, y ahora confinamos en 89%?

R.-Sí, es lo que hemos contado anteriormente tal vez la presencia excesiva y la información imprecisa en determinados momentos haya influido en esa perdida de confianza (aunque seguimos estando entre los dos países con mayor confianza de Europa). Ahora queda trabajar por conseguir volver a la confianza que teníamos antes.

P.- En un futuro próximo, ¿habrá sueros contra el dengue, zika o ébola?

R.-Afortunadamente, de forma reciente, se aprobó una vacuna frente al dengue en Europa (había una anterior aprobada para países endémicos) y otra más que viene en camino. Tenemos una vacuna para el ébola (su uso está limitado a determinadas poblaciones referente a brotes existentes) y nos falta la vacuna frente al zika, pero ya está en desarrollo. Además recientemente se aprobó (todavía no en nuestro país) una vacuna frente al chikungunya. El mundo de las vacunas afortunadamente un mundo en constante desarrollo en el que es muy fácil desactualizarse por la rapidez con la que transcurre; es, sin duda, algo apasionante y muy positivo.

P.-Y, si hablamos de vacunas contra el cáncer, ¿qué opina?

R.-Lo primero, muchos de los cánceres están causados por microorganismos (en general virus) y en ese sentido ya tenemos dos vacunas que previenen el cáncer como la vacuna de la hepatitis B frente al cáncer de hígado y la del virus del papiloma humano frente a un gran número de cánceres como el del cuello uterino, entre otros. Es probable que nos sigan llegando vacunas de este tipo como la vacuna frente al virus de Epstein-Bar. Es decir, son vacunas frente al cáncer porque previenen la aparición del mismo.

Pero en general cuando hablamos de vacunas frente al cáncer de forma general nos estamos refiriendo a vacunas terapéuticas, lo que también se denomina como inmunoterapia. Estas vacunas las llamamos así, pero no son propiamente ‘vacunas’, se trata de conseguir mediante la realización de un tratamiento personalizado, en el que se aíslan determinadas partes del tumor, conseguir que nuestro sistema inmune responda y ayude a combatir el cáncer junto con el resto de tratamientos utilizados. Son trabajos muy prometedores para determinados tipos de cánceres, pero es cierto que va a depender mucho del tipo de tumor, aunque es algo que vamos a sumar a nuestro ‘arsenal terapéutico’ frente al cáncer.

P.-Desde hace varios días, China ha vuelto a mostrar una importante debilidad sanitaria al constatarse miles de niños enfermos debido a una neumonía infantil ‘silenciosa’ que les ha desbordado. En nuestro país, ¿los menores están bien protegidos contra la mayoría de las enfermedades.

R.- Actualmente tenemos en calendario con coberturas vacunales muy altas, todas las vacunas existentes frente a enfermedades respiratorias, por lo que la protección se encuentra entre las mejores posibles, mejor incluso que muchos de los países de nuestro entorno. Lo que es cierto, y todos tenemos que ser conscientes, es que los años de pandemia impidieron que durante 2-3 años circularan los virus con normalidad, eso ha podido tener como consecuencia lo que se ha denominado como ‘deuda inmunitaria’, en países como China. Este sería prácticamente el primer año en el que los virus circulan con normalidad, en España afortunadamente, el pasado año fue normal en cuanto a las relaciones sociales por lo que esa ‘deuda inmunitaria’ que básicamente sería que las enfermedades que no hemos padecido durante estos años vuelven y se aumenta su incidencia, estaría parcialmente resuelta. No obstante habrá que esperar a este año y tal vez los siguientes para volver a una total normalidad.

P.-La pregunta a raíz de su respuesta es obligada, hay padres que sí quieren vacunar a sus hijos, pero para algunas patologías, la Seguridad Social no cubre su coste, y ello dificulta su inoculación, ¿qué se podría hacer en estos casos?

R.-El esfuerzo que se ha hecho durante los años 2022-23 es bastante alto, se han añadido al calendario vacunal las vacunas frente a la meningitis B, la gripe y el virus del papiloma humano en varones; es decir, ahora mismo sólo tendríamos fuera del calendario vacunal la vacuna frente al rotavirus que se encuentra en proceso de evaluación.

P.-En los próximos años, la evolución de las vacunas será incuestionable…

R.- Las vacunas son parte de la ciencia y como se dice en la Verbena de la Paloma ‘la ciencia avanza que es una barbaridad’. Si nuestros antepasados ya veían el siglo XIX como avanzaría la ciencia, lo cierto es que, las vacunas, como ciencia que son avanzan y avanzarán durante los próximos años a enorme velocidad para lo que tendremos que estar preparados.