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Pediatría

Dr. Remesal: «Secar bien los oídos después del baño evita la mayoría de las otitis estivales»

"Las alergias estacionales (esas que provocan estornudos, mocos o picores en los ojos por el polen) son propias de la primavera, no del verano"

Para conocer mejor cómo prevenir y abordar estas situaciones, hablamos en OKSALUD con el Dr. Agustín Remesal, referente nacional en Pediatría y uno de los mayores expertos en Reumatología Pediátrica en España, quien además dirige el Servicio de Reumatología pediátrica del Hospital Universitario La Paz de Madrid y es Director médico de la clínica MontePediatras. Aprovechamos la ocasión para conocer también los últimos avances y retos en el abordaje de las enfermedades reumáticas en niños.

De esta forma, con la llegada del verano, las consultas pediátricas se llenan de motivos clásicos de la época: otitis tras un día de piscina, intoxicaciones alimentarias por comidas mal conservadas o alergias cutáneas tras el contacto con ciertos productos. Aunque muchas de estas situaciones no revisten gravedad, sí pueden arruinar unos días de vacaciones si no se actúa a tiempo. En esta entrevista, repasamos con un especialista los problemas más comunes del verano en los niños, cómo prevenirlos y cuándo conviene acudir al médico.

Además, se abordará un tema menos conocido pero igualmente importante: las enfermedades reumatológicas en la infancia. A menudo asociadas solo a personas mayores, lo cierto es que también afectan a niños, y su diagnóstico precoz puede marcar la diferencia. Desde cuadros leves como la sinovitis transitoria hasta patologías crónicas como la Artritis Idiopática Juvenil, conocer sus señales de alerta es clave para garantizar una buena evolución.

Pregunta.- ¿Por qué aparecen tantas otitis en verano?

Respuesta.- Las otitis externas, conocidas como la otitis del nadador, son muy típicas en esta época del año. Nada que ver con la otitis media del invierno, que suele ir asociada a catarros. Aquí hablamos de una infección que afecta al canal externo del oído y que aparece cuando entra agua y no sale del todo, algo muy común tras un chapuzón.

Esa agua retenida deja el oído húmedo y crea el ambiente perfecto para que crezcan bacterias u hongos. Si encima el agua no está bien tratada —piscinas públicas, mares contaminados o ríos poco renovados—, el riesgo aumenta bastante.

Suele empezar con picor, molestias al tocar la oreja, sensación de taponamiento… y a veces incluso supura. Aunque en la mayoría de los casos no es grave, sí puede ser muy molesto. Y lo peor: arruina varios días de vacaciones.

P.-¿Cómo se puede prevenir?

R.- Lo más importante es secar bien los oídos tras el baño. No hace falta obsesionarse, pero sí evitar que queden húmedos. También hay que evitar introducir bastoncillos o cualquier objeto en el oído. Y si el niño es propenso, podemos usar tapones especiales para el agua —pero que estén bien adaptados, porque si no, hacen más daño que beneficio.

Yo siempre digo que la otitis externa es muy fácil de evitar… y muy fastidiosa si no lo hacemos.

P.- ¿Cuándo hay que ir al médico?

R.- Si el dolor va a más, si el niño empieza a tener secreción, o si le duele incluso sin tocar… es mejor que lo vea un pediatra. No hay que esperar a que sea un problema mayor. Más vale perder media hora de vacaciones que varios días por no actuar a tiempo.

P.- ¿Y las intoxicaciones alimentarias?

R.- También muy comunes en verano. Con el calor, los alimentos se estropean antes, sobre todo si no están bien refrigerados. Y claro, los niños son más vulnerables.

Los síntomas aparecen en pocas horas: vómitos, diarrea, dolor de tripa. Lo habitual es que sean leves y se resuelvan con reposo, líquidos y una dieta suave. Pero hay situaciones que deben alertar a las familias: fiebre alta, vómitos continuos que impiden hidratarse, diarrea con sangre, signos de deshidratación (boca seca, ojos hundidos, menos pis), o si el niño está muy decaído, confuso o con dolor intenso de barriga.

Y mucho ojo con los bebés: en ellos, todo puede evolucionar más rápido. Si hay dudas, lo mejor es consultar sin esperar.

P.- ¿Y las alergias veraniegas?

R.- Aquí conviene matizar. Las alergias estacionales (esas que provocan estornudos, mocos o picores en los ojos por el polen) son propias de la primavera, no del verano. En esta época lo que sí puede aparecer, si acaso, son reacciones por contacto o por alimentos, pero esas pueden pasar en cualquier momento del año, no más en verano que en invierno. Lo importante es no confundir términos.

Enfermedades reumatológicas en niños: lo que no se suele contar
En el día a día de la consulta, veo muchos padres sorprendidos cuando les digo que su hijo tiene un problema reumatológico. Parece que “reumatología” es cosa de adultos, de personas mayores… pero nada más lejos de la realidad. Los niños también pueden desarrollar este tipo de enfermedades, y algunas son más comunes de lo que pensamos.

P.- ¿Cuáles son las más frecuentes?

R.- Tenemos cuadros leves y muy frecuentes, como la sinovitis transitoria de cadera —una cojera con dolor en la ingle que aparece en niños de entre 3 y 9 años y suele durar solo unos días— o los famosos dolores de crecimiento, que ocurren por la noche, en las piernas, y que mejoran con un simple masaje.

Pero también existen enfermedades crónicas, como la Artritis Idiopática Juvenil. Esta aparece antes de los 16 años, muchas veces en niñas pequeñas, y puede empezar con una cojera o una articulación inflamada, típicamente una rodilla. Lo característico es que la cojera aparece por las mañanas, al levantarse, cuando el niño “está frío”. Es como si necesitara calentar para empezar a caminar bien.

P.- ¿Qué signos deben hacernos sospechar?

R.- Siempre que haya una cojera persistente, especialmente después del reposo, es buena idea consultar. No digo que todas las cojeras sean preocupantes, pero si persisten o aparecen tras dormir o estar sentado un rato, hay que valorarlo. A veces es la primera pista de algo más complejo, y detectarlo a tiempo es clave.

P.- ¿Han mejorado los tratamientos?

R.- Muchísimo. En los últimos 25 años, los fármacos biológicos han supuesto un antes y un después en el tratamiento de estas enfermedades. Antes, muchos niños acababan con secuelas articulares. Hoy, con el tratamiento adecuado, pueden hacer vida completamente normal.

Además, ahora tenemos versiones en jarabe o comprimidos, mucho más cómodas para los peques, frente a las opciones intravenosas o subcutáneas de antes.

P.-¿Por qué es tan importante el diagnóstico precoz?

R.-Porque cuanto antes se actúe, mejor es la evolución. Pero claro, estas enfermedades no siempre son fáciles de identificar, y no todos los pediatras están familiarizados con ellas. Por eso es tan importante que existan centros de referencia y que los niños con sospecha reumatológica sean derivados a especialistas con experiencia en este campo.