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Diferencias entre glucosa y fructosa

En el mundo de los edulcorantes y endulzantes, nos encontramos con la glucosa y la fructosa. ¿En qué se diferencian ambos tipos de sustancia?

Ambos son azúcares simples. La diferencia entre glucosa y fructosa radica en los efectos que cada una tiene en el organismo. Es básicamente la manera en que impactan en los aparatos metabólico y cardiovascular. Estos isómeros tienen una misma fórmula química, pero distinta estructura molecular. El consumo de ambas sustancias es muy delicado para personas con diabetes mellitus, obesidad o sobrepeso. Están indicadas en casos específicos y con un consumo moderado, que conviene saber para evitar daños a nuestro cuerpo.

La glucosa y la fructosa son monosacáridos.  En la primera, el índice glucémico es muy alto, tanto que eleva la glucosa sanguínea apenas se absorbe. En cuanto a la segunda, la fructosa, tiene un índice glucémico bajo, pero como contraparte, tiene tanta fibra que su absorción se retrasa. Además, favorece la concentración de grasa en el organismo.

La glucosa, ¿Buena o mala?

La glucosa, o dextrosa, se mueve por nuestro organismo a través de varios transportadores, denominados GLUT2, 3 y 4. Esto la convierte en un combustible energético por naturaleza de las células, que es procesada a través del sistema digestivo.

La glucosa es un carbohidrato. Cuando se metaboliza produce dióxido de carbono, agua y compuestos de nitrógeno. En este proceso ella aporta energía a las células. Pero tiene un muy alto índice glucémico por lo puede incrementar la glucosa en sangre; solo se aconseja su consumo en períodos de ejercicio físico intenso.

Perjuicios de la fructosa

La fructosa, o levulosa, solo viaja a través del transportador GLUT5. Solo la utilizan las células corporales conocidas como adipocitos y hepatocitos, lo que propicia un aumento de la tendencia a acumular grasa corporal.  Uno de sus mayores perjuicios es que reduce la oxidación de ácidos grasos y aumenta la acumulación de grasa en el hígado.

La fructosa impide que la arteria aorta se relaje, lo que incrementa el riesgo cardiovascular. Se la vincula con resistencia a la insulina, perfil lipídico inadecuado. También está relacionada con el síndrome metabólico, que incluye exceso de grasa abdominal, diabetes mellitus, descenso del colesterol bueno, hipertrigliceridemia e hipertensión arterial.

Alimentos procesados

La fructosa se consigue en casi todos los alimentos procesados, lo que incrementa los daños que puede ocasionar en el organismo. Por esa razón se recomienda evitar el consumo de fructosa y por ende de alimentos procesados. Se trata, en la práctica, del azúcar que mejor toleran los pacientes diabéticos por el bajo índice glucémico que tiene. Además, no requiere de la presencia de insulina para que el cuerpo pueda utilizarla.

Aunque la glucosa es menos perjudicial que la fructosa, ambas deben consumirse con cuidado. Quizás la ingesta de la segunda deba moderarse más que la primera, pero la glucosa también puede ocasionar daños si se consume en exceso.

Ahora que conoces las diferencias entre glucosa y fructosa puedes tomar las decisiones de consumo más adecuadas para tu organismo. Cuídate de enfermedades como el hígado graso, la diabetes mellitus, la obesidad o el sobrepeso.