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Congreso de la Asociación Americana de Hematología (ASH)

Desafío de expertos en EEUU: «Tratar menos puede ser mejor en el cáncer»

Nuevos estudios desafían el dogma de las terapias intensivas

Los expertos proponen “tratar menos” a algunos pacientes con cáncer de la sangre

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Varios equipos de expertos estadounidenses han desafiado la convención de tratar siempre de forma agresiva los casos de cáncer hematológico (los que afectan a la sangre) y sugieren regímenes terapéuticos más livianos, con la idea de que “menos es más”, también en el campo de la oncohematología. Sus propuestas acaban de darse a conocer en el congreso anual de la Asociación Americana de Hematología (ASH), en Nueva Orleans.

Mikkael Sekeres, del Centro Sylvester para el Tratamiento del Cáncer adscrito a la Universidad de Miami, ha explicado así los nuevos datos: “Como investigadores en el campo de la hematología, consideramos que es nuestra obligación cuestionarnos los abordajes estándar que usamos para tratar a los pacientes, incluso esos de los que estamos convencidos”. Estos estudios ponen en entredicho algunas de esas nociones y, de hecho, revelan que en muchos casos administrar menos terapia es mejor para los pacientes, y no peor, ha añadido.

Varios trabajos, agrupados por la organización del congreso y presentados a los medios en una sesión especial, sugieren que algunas terapias, procedimientos y protocolos podrían pasarse por alto en el tratamiento convencional de los cánceres que afectan a la sangre en casos determinados. Eso reduciría la carga que la enfermedad supone para los pacientes, pero sin alterar los resultados en salud.

El primero de ellos recomienda que se considere evitar los tratamientos con medicamentos esteroides que suelen emplearse después del tratamiento del cáncer. Esta estrategia podría ser válida en pacientes tratados con el nuevo estándar (metotrexato a dosis altas) en niños con leucemia linfoblástica aguda y linfoma linfoblástico. La leucemia linfoblástica aguda se caracteriza porque los leucocitos están alterados (se les llama ‘blastos’) y se multiplican de forma incontrolada. En el linfoma linfoblástico, las células alteradas se concentran en los ganglios y el timo, y pueden migrar a otras partes del organismo.

El segundo estudio muestra que los pacientes con leucemia mieloide aguda refractaria (con recaída) no se benefician de pasar por quimioterapia intensiva antes del trasplante de células madre. Muchos de ellos podrían ir directamente a ese procedimiento.

El tercer trabajo revela que una dieta restrictiva basada -exclusivamente- en alimentos muy cocinados, que se prescribe para evitar infecciones bacterianas, no reduce la tasa de infecciones en personas que van a someterse a trasplante de células madre.

En el cuarto se sugiere que para algunos pacientes con linfoma de células del manto es una opción evitar el trasplante cuando se emplea un fármaco llamado ibrutinib. Lo que se ha puesto de relieve en el encuentro es que, considerados en su conjunto, todos estos trabajos ofrecen oportunidades para aliviar la intensidad de las terapias, atenuar el dolor y los efectos secundarios del tratamiento para muchos pacientes.