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¿Deberíamos usar la inteligencia artificial en cuidados paliativos?

Una experta en bioética de la Universidad de Harvard ofrece sus reflexiones sobre esta tecnología en cuidados paliativos

Las nuevas tecnologías basadas en la inteligencia artificial (IA) son de gran utilidad para la interpretación de grandes cantidades de datos o de imágenes para el diagnóstico que los profesionales sanitarios necesitan en su trabajo.

Rebecca Weintraub Brendel, directora del Centro de Bioétia de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), ha ofrecido sus reflexiones sobre este asunto, recordando que «poder hacer algo no significa automáticamente que tengamos que hacerlo».

Entre sus opiniones, expresadas en la gaceta de la universidad, indica que no siempre es fácil para los pacientes expresar sus preferencias en los cuidados al final de la vida, y tampoco lo es para los profesionales tomar decisiones por ellos.

Por otra parte, es posible que las cosas que deseamos cambien en función de las circunstancias, o de si la condición que padecemos afecta más o menos a nuestra calidad de vida. Weintraub se refería, como ejemplo, a lesiones graves con las que los pacientes han informado de tener mejor calidad de vida de la que cabía esperar. «Nuestra capacidad de cambiar ha de tenerse en cuenta», indica.

En este contexto, considera que la capacidad de la IA para procesar información compleja, que no esté teñida por el miedo, la ansiedad o la responsabilidad, podría ofrecer una perspectiva útil.

Con una actitud de «humildad» que la experta considera muy importante, los profesionales deberían agradecer contar con más información. Por ejemplo, conocer el pronóstico (cómo va a evolucionar la enfermedad) puede ser una manera de apoyar las decisiones en pruebas científicas, y ahí es donde la IA puede ser de gran ayuda.

Informar sí, decidir… no

Con todo, matiza que es «menos optimista» en cuanto a si los modelos basados en inteligencia artificial serían capaces de reproducir las decisiones que preferirían los pacientes.

Como ejemplo, indica que si la IA indica que hay una probabilidad de supervivencia menor del 5%, eso no resuelve qué se debe hacer. El porcentaje puede no significar lo mismo para unos pacientes que para otros. Mientras una persona con una enfermedad crónica de años puede pensar que no desea pasar por todos los tratamientos de nuevo, otro paciente podría verlo de otro modo.

En el mundo del diagnóstico y del pronóstico, la experta considera que la IA ha empezado a superar a los médicos, pero «eso no da respuesta a la importante pregunta de cómo interpretar lo que se sabe».

Puede ayudar a que los profesionales sean más transparentes, respetuosos y responsables en la adopción de decisiones.

“No quiero subestimar el potencial de la IA, pero no podemos delegar nuestra responsabilidad de centrar nuestras decisiones en el factor humano, por mucho que las basemos en datos”, añade.

En el centro de bioética en el que desarrolla su trabajo, la utilidad de la IA para acercar la atención sanitaria a poblaciones o regiones que no cuentan con servicios sanitarios, la formación necesaria para hacerlo y las mejores estrategias para proteger valores como la justicia, el respeto y la humanidad en todo el proceso son las preguntas con las que se lidia todos los días, añadía.