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Escalera de la Vida

¿Cuánta felicidad necesitas para estar más sano? La ciencia ya tiene la respuesta

El equipo analizó datos procedentes de 123 países, recopilados entre 2006 y 2021

Un nuevo estudio de la Universidad de Alba Iulia (Rumanía), publicado en Frontiers in Medicine, ha explorado la relación entre la felicidad y la salud con el objetivo de determinar si ser más feliz siempre implica estar más sano, y si los beneficios de la felicidad para la salud siguen un patrón lineal o uno específico.

«La felicidad, o bienestar subjetivo, parece actuar como un activo para la salud de la población sólo cuando supera un umbral mínimo de aproximadamente 2,7 en la escala de la Escalera de la Vida», explica la profesora Iulia Iuga, primera autora del estudio e investigadora de la Universidad de Alba Iulia.

Según la autora, «por encima de este punto crítico, una mayor felicidad se asocia con una menor mortalidad por enfermedades no transmisibles (ENT)». La Escalera de la Vida se representa como una escala de felicidad del 0 al 10, donde 0 corresponde a la peor vida posible y 10 a la mejor. «Las personas imaginan en qué peldaño de esa escalera se encuentran actualmente», añade Iuga.

Estudio entre 2006 y 2021

El equipo analizó datos procedentes de 123 países, recopilados entre 2006 y 2021, combinando información de organizaciones de salud, estadísticas de desarrollo global y encuestas de opinión pública.

Una puntuación de 2,7 se sitúa en la parte baja de la escala: quienes se encuentran en ese nivel suelen describirse como infelices o con dificultades. «Un término que podría definir este grupo es apenas sobrellevando», comenta Iuga. No obstante, incluso desde ese punto, los incrementos en felicidad comienzan a traducirse en beneficios medibles para la salud.

Una vez superado el umbral de 2,7, el estudio halló que cada aumento del 1 % en el bienestar subjetivo se asocia con una reducción estimada del 0,43 % en la tasa de mortalidad por ENT entre los 30 y 70 años de edad. Esta tasa representa el porcentaje de muertes por ENT en ese rango etario.

Felicidad excesiva

«Dentro del rango observado, no encontramos evidencia de efectos negativos derivados de una felicidad excesiva», añade Iuga. Sin embargo, por debajo del umbral, pequeñas mejoras —por ejemplo, de una puntuación de 2 a 2,2— no se traducen en reducciones significativas de la mortalidad. Antes de lograr impactos medibles, es necesario abordar primero los niveles muy bajos de bienestar, sugiere el estudio.

Los países que superan el umbral de 2,7 suelen caracterizarse por mayor gasto sanitario per cápita, redes de protección social más sólidas y una gobernanza más estable, en comparación con los que quedan por debajo. Durante el período analizado, la puntuación media global fue de 5,45, con valores mínimos de 2,18 y máximos de 7,97.

El estudio propone varias estrategias para ayudar a los gobiernos a elevar el bienestar de sus poblaciones por encima del umbral crítico: promover estilos de vida saludables mediante la prevención de la obesidad y el control del consumo de alcohol, mejorar la calidad ambiental con normas más estrictas sobre el aire, y aumentar la inversión en salud pública. Según los autores, estos hallazgos pueden servir de guía para integrar el bienestar como objetivo central en las políticas sanitarias y sociales nacionales.

Indicadores adicionales

No obstante, los investigadores advierten que las puntuaciones utilizadas en la escala de vida son autoinformadas, lo que podría introducir errores de medición, sesgos culturales o de respuesta. Además, las diferencias dentro de los países pueden no haber quedado reflejadas adecuadamente. Para futuras investigaciones, el equipo recomienda incluir indicadores adicionales —como los años vividos con discapacidad o los ingresos hospitalarios—, ampliar el análisis con microdatos subnacionales y considerar países de bajos ingresos o en conflicto, posiblemente subrepresentados en los datos actuales.

Pese a estas limitaciones, los autores subrayan que comprender los efectos protectores de la felicidad podría ser clave para mejorar la salud pública. «Identificar este punto de inflexión proporciona una base más sólida para diseñar políticas de salud efectivas», concluye Iuga. «La felicidad no es solo un sentimiento personal, sino también un recurso medible para la salud de las poblaciones».