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La contaminación acústica aumenta el riesgo de infarto

Expertos en cardiología han observado que la contaminación por ruido hace que aumente el riesgo cardiovascular en general, incluyendo las probabilidades de tener un infarto

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Dos estudios diferentes, que analizan la contaminación acústica en dos ciudades de Europa, destacan que el ruido tiene un impacto negativo nada desdeñable en la salud del corazón, según los resultados que se han presentado en el encuentro anual de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).

El primero de estos trabajos, que se conoce como estudio DECIBEL-MI, muestra que los pacientes jóvenes (de 50 años o menos) que han sufrido un infarto de miocardio (MI) han estado expuestos a niveles de ruido más elevados que los de la población general. En este análisis se ha visto que el ruido de la ciudad puede hacer que aumente de forma significativa el riesgo de padecer un infarto a una edad relativamente temprana, y en sujetos que tienen pocos factores de riesgo. Incluir la exposición al ruido en los modelos de predicción del riesgo podría ayudar a identificar mejor a las personas más vulnerables (y tratarlas a tiempo como estrategia preventiva), sugieren los investigadores.

Los expertos estudiaron a 430 pacientes residentes en la ciudad de Bremen (Alemania), de 50 años o menos, que habían sufrido un MI. Cuando calcularon los niveles de ruido a los que estaban expuestos los individuos, vieron que eran mayores que los registrados en la población general de la misma región.

Los pacientes con MI y una puntación baja en los factores de riesgo cardiovascular (LIFE-CVD de 2,5% o menos) sufrían más por exposición al ruido que otras personas con puntuaciones más altas. Se trata de una observación muy importante porque los modelos tradicionales para evaluar el riesgo podrían estar pasando por alto la situación de personas jóvenes que viven en entornos ruidosos y tienen poco riesgo según los estándares convencionales.

Los investigadores consideran que si se tuviera en cuenta el ruido, sería posible identificar con mayor precisión a las personas vulnerables frente al infarto de miocardio, y eso permitiría ser más eficaces en las medidas preventivas.

Otro estudio diferente, este firmado por expertos franceses, evaluó el impacto de la contaminación acústica en el pronóstico después del infarto. Se llama estudio ENVI-MI.

Peor pronóstico

Marianne Zeller, de la Universidad de Burgundy en Dijon, ha explicado que en el estudio se ha documentado «una estrecha relación entre la exposición al ruido, sobre todo nocturno, y un peor pronóstico un año después de haber sufrido un primer infarto».

En este caso los científicos recopilaron datos del observatorio RICO sobre 864 pacientes hospitalizados tras haber sufrido un infarto de miocardio y que habían sobrevivido como mínimo 28 días después del episodio. Después de un año de seguimiento, el 19% de ellos sufrió algún episodio cardiovascular (incluyendo muerte por causa cardiovascular, ingreso hospitalario por insuficiencia cardiaca, infarto de miocardio, revascularización de emergencia, ictus -infarto cerebral- o angina, una combinación que se conoce por las siglas MACE en la jerga médica).

Se midió la exposición al ruido de cada una de estas personas en su domicilio, midiendo los niveles en decibelios, durante todo el día y por la noche. Así comprobaron que el riesgo de MACE era un 25% mayor por cada 10 decibelios más de ruido nocturno. Ese aumento del riesgo era independiente de la contaminación atmosférica, los niveles socioeconómicos y otros factores de riesgo cardiovascular conocidos.