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Dieta del guerrero: bases, alimentos y tradición

Si estás intentando bajar de peso, y has estado buscando información acerca de regímenes y dietas que pudieran ayudarte de cara a este objetivo, es muy probable que te hayas topado con muchas alternativas. Y, entre ellas, la dieta del guerrero.

Por supuesto, todos hemos escuchado hablar sobre los guerreros de la Antigua Roma, Grecia, etc. Podemos suponer que estas personas no sólo vivían de una forma muy diferente, sino que además se alimentaban de un modo distinto al que lo hacemos hoy en día, y eso tiene mucho sentido.

A partir de tales conceptos básicos es que aparece “The Warrior Diet”, propuesta de Ori Hofmekler, una dieta que ha ganado bastante popularidad en los últimos tiempos, sobre todo a partir de que este israelita de las fuerzas especiales la difundiera en todos los medios por sus resultados “mágicos”.

¿En qué consiste la dieta del guerrero?

En líneas muy generales, la dieta del guerrero consiste en alimentarse como esos antiguos soldados. Esto quiere decir que tendremos una gran comida al día, por la tarde/noche, terminadas las tareas. Así se hacía en la antigüedad: se comía al caer la noche, cuando ya no se podía trabajar más.

Es decir, el día se dividiría entonces en dos períodos, uno de infra-alimentación, de unas 20 horas, que incluye las entre 6 y 8 diarias en las que dormimos, además de uno de sobre-alimentación. Durante ese espacio más corto, de 4 horas, se deben ingerir todas las comidas de la jornada.

Se trata de una dieta no muy alejada de la que los primeros habitantes nómades del planeta tenían, centrándose en comer fuerte antes de ir a la cama, y llevando a cabo todas sus obligaciones mientras durara la luz del día, cuando ésta les permitía saber qué estaban haciendo, y guiarse.

Dieta del guerrero vs ayuno intermitente

En ciertos aspectos, hay coincidencias entre la dieta del guerrero y el famoso ayuno intermitente. Pero no son regímenes iguales, sino que la dieta del guerrero permite consumir alimentos durante la infra-alimentación, aunque sólo se aceptan alimentos naturales, en pequeñas porciones.

En esos momentos, se pueden consumir infusiones sin azúcar, como el té y el café, frutas y verduras como hortalizas, frutos secos, ensaladas, caldos y snacks proteicos. De nuevo, en pequeñas dosis. Esto, a fin de evitar una gran digestión que ralentice el cuerpo y lo vuelva demasiado lento.