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Conflictos familiares por la economía doméstica

En tiempos de crisis sanitarias y económicas, afloran más los conflictos familiares por la economía doméstica. ¿Qué debes saber sobre ello?

La vida adulta nos enseña que no resulta nada sencillo preservar el equilibrio en la economía domestica. Si para una persona sola ya parece un desafío controlar los gastos y evitar acumular deudas, cuando se trata de un hogar compartido esta misión puede convertirse en la raíz de muchos conflictos. Principalmente cuando se acercan periodos de crisis y, como todo indica, viviremos un panorama complejo a nivel global en los próximos meses. Por ello, a continuación compartimos algunas ideas para evitar y gestionar de forma positiva los conflictos familiares relacionados con cuestiones económicas.

Involucra a todos los miembros de la familia en la economía doméstica

No siempre todos los integrantes de una familia serán económicamente activos. Pero ello no significa que no pueden involucrarse en la economía doméstica. Todo lo contrario: es fundamental que los niños y jóvenes aprendan sobre la importancia de una buena planificación financiera.

Adquirir estos conocimientos de forma natural, desde una edad temprana, evitará que tengan muchos problemas financieros en la edad adulta. Y seguramente, estarán más preparados para cuando deseen vivir solos y formar su propia familia.

Además, es importante que todos entiendan que el equilibrio en la economía doméstica depende del trabajo en equipo. Aunque son los adultos quienes trabajan y aportan ingresos, los jóvenes también participan del presupuesto familiar y necesitan tener consciencia de ello.

En este sentido, fomentar el consumo responsable es una tarea clave que deben asumir los padres (o responsables). Los niños deben percibir que también pueden aportar granito de arena para que toda la familia tenga una mejor calidad de vida. Y también para que los ecosistemas de nuestro planeta no sean devastados tan cruelmente.

Mantener el máximo de transparencia en la gestión de la economía domestica

Generalmente, los miembros de la familia económicamente activos no tienen remuneraciones iguales. En un mercado de trabajo con un machismo aún muy enraizado, es frecuente que las mujeres tengan ingresos menores que los hombres. Pero nada de ello debería ser un problema si la economía familiar es gestionada con transparencia.

Para empezar, dos personas que deciden compartir su hogar y formar una familia necesitan tener una buena comunicación. Sin dialogo, no hay confianza. Y si en una pareja, uno no confía en el otro, es solo cuestión de tiempo para que los conflictos relacionados al dinero aparezcan.

Aunque cada individuo deba preservar su libertad financiera, es importante ser consciente del compromiso común que ambos asumen con la familia. Cuando existen metas y responsabilidades en común, la habilidad de superar individualismos y llegar a acuerdos razonables es clave.

La economía domestica se trata precisamente de ello: de alcanzar metas comunes y garantizar el bienestar general de todos los miembros de la familia. Por ello, este debe ser el foco de la planificación del presupuesto familiar, por encima de designar porcentajes fijos.